Le dolía la cabeza. Más de lo común.
Sentía como los nudillos le ardían y como la boca tenía un leve sabor a metal.
Claro, no sabía con esa actitud quien había iniciado la pelea pero si sabia que ella había sido la vencedora y que lo único que le quedaba era rezar por que nadie más se le viniera encima.
O en su defecto, que los puntos de su mejilla no se abrieran, no soportaría más puntos en la mejilla y mucho menos sin anestesia.
-Detente - Pidió. Aunque trató de decirlo con correción para que los demás no se sintieran amenazados o con ganas de tirarse encima de ella su voz sonó como una amenaza silenciosa.
El contrario chasqueó el lenguaje y cuando parecía que se iba a rendir clavó un golpe en el estómago de la chica generando una pérdida de aire considerable.
Sintió como los pulmones trabajaron con rapidez para recuperar el aire perdido y como la garganta parecía estar picando.
Sintió un leve ardor en el estómago y el sabor a metal en los labios. El sentimiento de pérdida le invadió las piernas.
Su cuerpo pronto fue recibido por el suelo por la conmoción del golpe y aunque intentó levantarse el nuevo golpe en blanco cara le dejó una vez más en el suelo.
Lanzó una patada al aire en busca de defensa, se logró levantar con matricula y aún teniendo en cuenta el dolor en sus piernas siguió con otra patada en la cara.
Una vez más sintió como perdía el equilibrio pero no cayó, más bien se sostuvo agarrándose del cabello de su contrincante.
Pronto la batalla terminó para ella y sintió cómo podía descansar. No había nadie que estuviera en estabilidad de enfrentarla una vez más.
No sabía por que se había metido en ese problema, no sabía por qué el mundo era tan repugnante con ella, o por que nunca podía usar una falda con tranquilidad.
Pero si entendía el por qué tenía que sufrir tantas cosas, y aunque fueran mínimas sabía que eran parte de un karma que no sabía que estaba pagando.
Sus pasos eran cada vez más lentos y tambaleantes, y lograba ver cómo otros la miraban en la calle mientras ella pasaba por sus lados.
Había momentos en los que perdía el equilibrio de forma casi que inminente y estaba a momentos de caer pero lograba sostenerse de la pared.
Aun así, en una de esas malas pasadas, sus manos no llegaron a tocar la pared por lo que cerró los ojos esperando el impacto.
Unas manos le tomaron los hombros y la cintura para evitar el impacto, abrió los ojos y logró ver a un chico de sonrisa inquebrantable con el pelo liso naranja.
-Nagoya - Susurro la chica al reconocer al mayor que estaba amortiguando sus pasos y disminuyendo su peso.
-Tiempo sin vernos, Jaley. Oh bueno, supongo que no es tu nombre real ¿Verdad?
La chica no pudo evitar poner una mala cara al recordar el pasado de su persona, tal vez nunca nadie le perdonaría haberlos engañado de tal forma, tal vez, ese era su mayor karma.
-july - Respondió en un susurro intentando que su voz no le traicionara como solía hacerlo últimamente.
-Julie, hermoso -Exclamó el mayor dando unos pasos hacia adelante -. Draken me dijo que lo visitaste. Ni siquiera mitsuya o bajo lograron reconocerte.
-Nadie me reconoce, ni siquiera yo misma - Confesó.
Su cuerpo se fue hacia adelante por el dolor en las piernas y el mal manejo de su propio peso. Sintió como si el mundo estuviera cayendo de a poco.
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Cerraduras |Boten
FanfictionCuando amas a alguien, eres capaz de incontables cosas. Una de las primeras, amar a el karma y aceptarlo. Incluso si el dolor mata, o si el castigo tortura. Solo quien sabe amar, es aquel que sabe aceptar.