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Había olores y sonidos mezclados.

La sangre, el alcohol, el singular olor de un hospital y el sonido de dolor por parte de la chica quien sentía como la aguja pasaba por su piel, el sonido oculto en el fondo de la garganta del joven que soportaba como su mano era apretada y masacrada por cada punto.

La sensación era horrible, una aguja entró por tu cuerpo seguido de un hilo que solo aumentaba el dolor.

Sentía que la mejilla le ardía, y trataba de no gritar de dolor por cada nueva pensaba.

__ Listo —Aquella palabra resultó ser la alegría de dos personas una a la que cosían y otra a la que le estaban preparando para perder una mano.

__ Gracias — Exclamó la chica con una amabilidad casi que inunda. Lo que el doctor no pudo evitar sonreír.

Al salir la joven fulminó al chico.

__ Mira mi rostro. — Se quejó— ¿Tienes idea de lo que esto me cuesta?

__ Un par de chicos atractivos me imagino — Bromeo mientras daba leves masajes a su mano.

__... Me vas a tener que pagar esto.

El joven no respondió, le miro a los ojos con informalidad y espero pacientemente hasta que la chica le dijera cuál sería su paga.

__ Cuidaras a Boten — Susurro con desconfianza. Las calles no eran los mejores lugares para mencionar aquella pandilla.

Pero claro, no hubo respuesta más bien solo un desconcierto inhumano.

El joven estuvo a nada de decir que no una vez más.

Pero solo el verle una vez más la mejilla para asentir con la cabeza con clara derrota.

__ Perfecto.

El día había sido un completo fastidio, más por la herida dolorosa, por los medicamentos y por supuesto por el fuerte dolor.

Un dolor agudo que atacaba desde ya hace más de tres horas, un dolor de cabeza insoportable resultaba ser la mierda más cansadora desde hace demasiado tiempo.

El dolor era incapaz de cesar como si fuera un montón de puntillas siendo clavadas con brusquedad

La chica murmuraba maldiciones mientras pasaba por los pasillos, con la mano en la cabeza apretando con fuerza su cabello en un intento de que el dolor se disipara.

Creía que un dolor se iba con otro, pero esto era diferente.

_ Señorita, ¿Sería bueno que se fueran a dormirlos pacientes?

__¡Te callas! —Grita con un pequeño gruñido.

Aprieta los dientes y se apoya suavemente en la pared, varios pacientes la ven desconcertados.

Aquel día resultó ser el peor de su vida, o bueno, más bien el peor del año.

Con los ojos clavados en el suelo y con la cabeza a mil por hora.

El dolor la mataba, se sentía como si la cabeza daba vueltas, como poco a poco el dolor aumentaba hizo un movimiento demasiado brusco al tratar de detener el dolor.

Lo que ocasionó que el dolor de la mejilla tomará protagonismo.

Dejó escapar un chillido doloroso cerró los ojos y se recostó en la pared, apoyó su cabeza en la pared y apretó los puños con demasiada fuerza hasta enterrarse las uñas y que un nuevo dolor apareciera.

__¡Joder! — grito a viva voz, los guardias comprendieron entonces lo que sucedía.

Estaba teniendo uno de sus ataques, pues en ocasiones sufría de dolores de cabeza que solo lograban volverla demasiado brusca, mucho más de lo que debería.

Cerraduras  |BotenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora