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Y ahí estaba ella en su oficina con sus brazos cruzados alrededor de sus piernas y sus lágrimas, y miraba sus manos, y pensaba una vez más.

No soy suficiente.

Y sentía sus lágrimas y decía.

__ Soy débil.

Y se miraba ella misma y decía.

_ Todavía no encajo.

Miro el techo y pregunto el por qué, porque el Karma era tan cruel, por que no podía llamar su atención, por que no podía encajar, por que no podía ser el centro de sus ojos por unos segundos. Por qué no la podían perdonar si ya había pagado su pegado, de manera tan dolorosa.

Y miraba a su alrededor, y miraba el espejo y se sentía sucia, se sentía vulnerable y miraba la puerta, y tenía ganas de salir y pedir perdón una y mil veces.

Pero las palabras nunca salieron, y ella no salió de esa oficina, no hasta la noche, se fue a su casa, se miró en el espejo se quitó la ropa y se metió a bañar.

__Me siento sucia - Exclamó una vez más.

Se abrazo ella misma, y trato de olvidar como aquella vez después de traicionar recibió su merecido, y su karma llego, por medio de una violación.

Y ella pensó, ella creyó que era su Karma y dijo "Ya lo pague" pero no, no era así y sus ojos lloraron y se culpó a sí misma y creyó que todo estaría bien, que solo tenía que sacarlos...

Que el resto ya no importaba.

Pero claro, todos piensan.

Todo estará bien, o no saben lo equivocados que están. Porque el karma hace de las suyas y sea como sea, el no deja que nadie descanse.

No perdono, el simplemente hace si trabajo duela o no es su deber y eso nunca acabará.

Cuando el sol sale apagando la oscuridad es cuando ella abre los ojos.

Se levanta, se mira al espejo y suspira.

__ Okey, solo debo... Solucionarlo.

Exclama con la voz temblorosa tratando de parecer sincera, aunque está claro que en su interior está temblando de miedo.

Agarra la perrilla y sale, sus pasos parecían decididos pero cuando estaba a dos cuadras de su destino sus pies le traicionaron y le obligaron a dar media vuelta.

Suspiro y entendió que por ahora lo único que podía era sacarlos.

Aunque con desgracia su As bajo la manga se metió solito a la boca del lobo y no había manera de sacarlo por lo que lo único que le quedaba era utilizar su mejor arma.

Su belleza.

Entró a un casino, nada particular. Las personas solían mirarle de vez en cuando, era temprano en la mañana, por lo que el casino no tardaría en cerrar.

__ Desea algo.

Preguntó uno de los hombres del lugar.

__ Quiero hablar con Draken.

Las personas del lugar se miraron entre sí uno a uno, algunos o tres se acercaron a ella y la miraron con desconfianza, tal vez se iniciaría una pelea.

__ Díganle que tengo información que podría gustarle.

Agarró una Copa de merlot y se la tomó en cuestión de segundos.

__ Qué quieres de mí — Preguntó una voz masculina, la chica alzó la vista y vio al mayor.

Se paró recta con la cabeza en alto demostrando seguridad.

Cerraduras  |BotenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora