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Había sido posiblemente el día más largo que nunca había tenido.

Posiblemente destaca que se moría, porque ya no aguantaba tanta acción.

Estaba fuera de su alcance.

Estaba segura, de que ese día no tenía fin.

—Solo tengo que pagar —Exclamó con voz baja mirando la persona enfrente de ella —. Puede salir bien, ¿Verdad?

—Señorita, no es sólo cuestión de pagar. Es cuestión de que puede ser un total fracaso.

Bajo la mirada, estaba consciente de eso, pero también sabía que sin importar que no se rendiría.

Emma Sano, era la chica más fuerte y capaz que ella jamás logró conocer.

Aldo la barbilla mostrando su seguridad y le dio la tarjeta al doctor.

—Confío en usted —Exclamó, miró por última vez a Emma quien estaba en cama y se fue.

Ella sabía que la operación podía salir y Emma recobrará la conciencia, pero también sabía que había riesgos.

Y que si Emma no era capaz de resistir las controversias moriría..

Aun así, se aferraba a la idea de que saldría bien. Y de este modo, todo terminaría bien.

Necesitaba a Emma sana y salva, incluso cuando sabía que las posibilidades eran demasiado pequeñas.

No dejaría de insistir y ayudaría todo lo que fuera posible.

Al menos eso era lo que ella deseaba.

Vio cómo debía llevarla en la camilla de una vez y como la metían al quirófano.

Cerró los ojos rogando porque todo fuera bien, porque esa chica era su única esperanza.

—Por favor, Emma por favor, necesito tu ayuda.

Y mientras aquella chica se moría de nervios sentada no muy lejos del quirófano.

Mientras mis pensamientos se cruzaban por su cabeza, mientras por dentro moría de ansiedad.

En el manicomio había otros problemas.

—¿Qué es esto? —Pregunto Sanzu con los ojos abiertos incrédulo.

—Droga — Respondió Kakucho con una sonrisa ladeada —. Lo poco que logre meter.

Todos se miraron entre sí, luego miraron como el mayor empezaba a separar el polvo en líneas rectas encima de la mesa.

Luego de un rato, el mismo chico sacó un papel y lo enrollo para poder consumir todo más rápido.

El que no dudó ni dos segundos en domar el dichoso papel y empezar con su encantadora fiesta interna fue Sanzu.

La sensación de como los polvos pasaban por su nariz y entraban a su cuerpo después de tanto tiempo fue algo que amo.

Dejó escapar un suspiro de satisfacción por las sensaciones tan mezcladas, y por lo bueno del producto.

Por que sin duda alguna, aquello había válido completamente la pena.

El siguiente fue Ran quien al igual que el anterior quedó extasiado. Le picada la nariz porque desde hace ya más de seis años que no consume.

Pero estaba claro que la sensación seguía siendo una jodida maravilla.

Unos pasos se acercaron a la habitación en donde se encontraban los chicos y rápidamente todos guardaron lo que se encontraba.

Cerraduras  |BotenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora