Fairy Tale - Omegaverse

4. Aceptación

Una semana más paso, el joven Chigiri había caído en una fuerte depresión, no deseaba aceptar al cachorro que llevaba en su vientre. Muchas noches no dormía si no que estaba despierto según el estudiando o haciendo trabajos, más solo buscaba la manera de como sacarlo de su interior, la manera de como abortar sin que los que sabían de su embarazo se enteraran, no quería que nadie viera que el era un Omega marcado y alejado de su alfa, alfa el cual ni siquiera aceptaba.

Ahí estaba, otra noche en la que no podía dormir, eran aproximadamente las doce estaba sentado frente a su laptop buscando clínicas de aborto los cuales no cobrarán muy caro para pedir una cita y por fin sacar a aquella cosa producto de aquella experiencia no tan grata para el Omega. No deseaba el cachorro, más su Omega interior estaba ansiosa por tener a su cachorro en los brazos, deseaba verlo, mimarlo y bañarlo en su aroma, que todos supieran que ese era su cría, su bebé, su hijo y eso le provocaba cansancio al peli rosa, su loba estaba inquieta y feliz, más el cada vez sentía que podía hundirse más. Llevaba ya un buen tiempo buscando en aquella plataforma lugares donde abortar que sean confiables y económicos más escuchó la puerta abrirse, su primera impresión fue cerrar todas las páginas, más su laptop se bloqueó dejando aquellas páginas a la vista de cualquiera, volteo su rostro a ver quién había entrado a su habitación y ahí vio a su amigo Reo, este estaba pasmado mirando la pantalla de la laptop.

-Chigiri... ¿Que estás haciendo?- El mas alto puso ver cómo los ojos del peli rosa se encharcaban y las gotas saladas de lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos -Chigiri¿Que crees que estás haciendo?- volvió a preguntar el peli morado viendo como su amigo se rompía otra vez, no lo había visto así después de la violación así que corrió y abrazo a su amigo.

-No lo quiero, Reo estoy embarazado, pero no lo quiero, es hijo de ese bastardo que me violó... No quiero un hijo de el.- Por fin fue capaz de sacar aquello frente a alguien. Si mejor amigo dijo que si no quería al bebé que el lo cuidaba, pero que lo tuviera ya que el pequeño cachorro no tenía la culpa de lo que hizo su padre alfa le hizo, y el sabía, más eso no le impedía tener cierto desprecio y rechazo al no nato.

-¿Que quieres hacer Chigiri?- El peli morado sabía lo que quería su amigo, más si el no decía nada el no movería un solo dedo.

-Quiero abortar.- Aquellas palabras erizaron la piel del millonario, el cual apretó a su amigo aún más, un suspiro pesado salió de sus labios.

-Mañana a primera hora iremos, a mi Omega no le gusta en lo que te estoy apoyando, pero es tu cuerpo y tu decisión, el médico va por mi cuenta. Ahora duerme un poco.- el más alto iba a salir de la habitación, más el pequeño lo sujeto del brazo.

-¿Puedes quedarte conmigo? Solo por esta noche Reo.- Soltó un suspiro y sin pensarlo se acostó en la cama junto a su amigo, lo abrazo y dejo que el otro se pegará a su pecho y llorara, últimamente Chigiri solo era un mar de lágrimas y lo entendía, si a él le hubieran hecho algo así también estuviera tan mal.

La mañana llegó rápidamente, era sábado y había logrado contactarse con un médico amigo de sus padres que hacía abortos los cuales parecían espontáneos, había llamado también a su asistente para que los llevará, oculto el rostro de ambos ya que el era famoso sin querer serlo y no deseaba exponer a su amigo, y menos en una de las protestas que se hacían frente a aquella clínica por practicar aquello.

Entraron rápidamente y así mismo llamaron al peli rosa, entro a aquella sala totalmente solo, con los nervios al mil, el doctor, un omega, le sonrió al notar que era un Omega bastante joven, así la confianza llegó al menor.

-Bienvenido, ten, ponte está bata, necesito que te quites toda la ropa, solo te necesito con la bata, y por cierto, nada de metales, así que aretes, collares, pulceras todo fuera.- hablo con tranquilidad para entregarle una bata, sin esperar mucho fue a cambiarse volviendo con aquella bata que dejaba toda su espalda y trasero afuera. -Acuestate aquí y levanta tus piernas en estos soportes- el Omega obedecía, más se sentía inquieto, no quería que nadie lo viera, ni siquiera otro Omega, pero aún así ahí estaba, obedeciendo al doctor.