Vámonos a Venecia a planear entronaciones.

392 44 6
                                    

La luz tenue del amanecer se filtraba por las cortinas de la habitación, iluminando apenas el rostro de Ayse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La luz tenue del amanecer se filtraba por las cortinas de la habitación, iluminando apenas el rostro de Ayse. Se levantó con cuidado, asegurándose de no perturbar el sueño de Murad. El peso de la venganza y el deseo de un futuro mejor para el imperio otomano la impulsaron a dar un paso audaz.

Después de un suspiro profundo, Ayse salió de la habitación y se encaminó hacia la sala donde la Sultana Hurrem y sus tías disfrutaban de un momento de tranquilidad.

── Buenos días, abuela, tías. ── Saludó Ayse con determinación en su voz.

Las mujeres la recibieron con una mezcla de cariño y preocupación en sus miradas.

── Anoche, mientras reflexionaba, llegué a una conclusión. ── Comenzó Ayse, su mirada reflejando una resolución inquebrantable. ── No podemos quedarnos aquí. Mi abuelo nos persigue, nos considera culpables de la rebelión y de poner en peligro su trono. Pero más que huir por miedo, propongo que busquemos refugio en Venecia.

Las expresiones en la sala cambiaron de la sorpresa inicial a una seria consideración. Ayse continuó explicando su plan.

Nurbanu parpadeo sorprendida cuando escucho eso, hacia mucho que ella no pisaba su lugar de origen natal, por lo que se decidió seguir escuchando a su sobrina.

── Venecia nos ofrecerá la seguridad que necesitamos. Podremos reagruparnos y encontrar una nueva oportunidad para vivir lejos de las amenazas. Sabemos que no podemos regresar ahora; la ira de mi abuelo es feroz. Pero en Venecia, podremos trazar nuestro camino sin la amenaza constante.

La sala quedó en silencio mientras absorbían las palabras de Ayse. La Sultana Hurrem, aunque preocupada, entendía la urgencia de la situación.

── Ayse, comprendo tu deseo de buscar un nuevo comienzo. ── Hurrem habló con voz serena. ── Si Venecia nos brinda la seguridad necesaria, estaremos contigo. Pero debemos planificar con cuidado. No podemos subestimar las dificultades de partir hacia un destino desconocido.

Ayse asintió, agradeciendo la comprensión de su abuela y tías.

── Entonces, ¿Qué opinan, tías? ¿Nos aventuramos a Venecia en busca de una nueva oportunidad de vida? ── Preguntó Ayse, esperando el acuerdo unánime.

Las Sultanas, después de un breve intercambio de miradas, asintieron en silencioso consenso. Su destino ahora se dirigía hacia Venecia, donde la esperanza de un nuevo comienzo guiaba sus pasos.


 Su destino ahora se dirigía hacia Venecia, donde la esperanza de un nuevo comienzo guiaba sus pasos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝕷𝖆 𝕾𝖚𝖑𝖙𝖆𝖓𝖆 𝕯𝖊 𝕸𝖊𝖙𝖆𝖑|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora