Curse or blessing (Fred Weasley) (Harry Potter & Percy Jackson)

Chapter 17

Recargo flechas una tras otra, lanzándolas a diestras y siniestras siempre con los mismos objetivos, tratando de que la oscuridad que esos seres desprenden no opaque toda la felicidad que he tenido la suerte de tener durante toda mi vida. Podría lanzar un Especto Patronum, sin embargo, a mi parecer, las armas de bronce celestial resultan mucho más eficaces.

Mi mirada se centra en los dementores que se acercan a Harry y Sirius, tratando de que no se les acerquen más de lo debido. En el lugar solo se escuchan las respiraciones de los presentes, y las flechas cortando el aire al ser disparadas hacia los dementores, pero unos pasos pesados rompen el silencio acompañado de varios gruñidos que logro reconocer en ese mismo momento.

Agacho la mirada por un momento, observando como la tobillera que decoraba mi pie y que me protegía de los monstruos ha desaparecido. Maldigo para mis adentros justo cuando noto como al llevar mi mano hacia el carcaj ya no quedan flechas, decidida a proteger a las personas que se encuentran a mi lado hago aparecer a Eilikríneia. Observo mi alrededor hasta logro percibir el brillo dorado que desprende la pierna de las mujeres, si se puede llamar así, que se muestran ante mí.

Me dedican una sonrisa ladina de superioridad, mientras que yo me mantengo en mi posición a la espera de que algo ocurra. Es en un parpadeo cuando las mujeres con una pata de metal y otra de burro se lanzan contra mí, con sus garras extendidas y sus mandíbulas abiertas, dispuestas a despedazar cada extremidad de mi cuerpo que les sea posible.

Trato de esquivar todos los ataques, sin embargo, son cuatro contra uno por lo que me es imposible el poder evitarlos todos. Gruño cuando siento los afilados dientes de una de mis contrincantes hincándose en la piel del brazo que maneja la espada, trato de no soltarla y con habilidad arqueo mi extremidad clavándole el cuchillo el pecho.

- Una menos – Suspiro con cansancio mientras doy dos pasos atrás manteniendo la distancia suficiente.

No parece que quieran hablar lo que me resulta completamente extraño, trato de localizar a las tres que faltan, sin embargo, frente a mí solo se encuentran dos. Justo cuando voy a darme la vuelta, la Empusa que falta me ataca por la espalda, saltando sobre esta y tratando de mantenerme inmóvil.

- Si atacáis por la espalda no tenéis honor – Reclamo con la voz dura por el enfado, a la vez que me dejo caer de espaldas al suelo aplastando con mi cuerpo a la mujer.

El que haya realizado ese movimiento la ha tomado por sorpresa por lo que suelta mis brazos, permitiéndome rodar hacia la derecha y clavarle la espada en la garganta. Suspiro con una sonrisa mientras me enfrento a las dos que quedan frente a mí, sin embargo, se me nubla la vista y pierdo el equilibrio por un momento causando una sonrisa en sus rostros.

- Parece que la hija de Poseidón está perdiendo las fuerzas – Comenta una a la otra.

- Es nuestra oportunidad, hermana – Contesta la otra, causando que mi sangre hierva por el enfado.

- No tenéis vergüenza – Reclamo enfrentándolas con una mirada asesina.

El enfado que recorre mis venas parece darme la fuerza suficiente como para atacar a ambas y deshacerme de una de ellas, pero antes de poder incorporarme un cuerpo me tumba contra el pasto. Gruño ante el golpe que da mi espalda contra el suelo, y llevo mis manos a mi rostro cuando siento como la bestia sobre mi comienza a lanzar arañazos contra esta. Sin embargo, la mujer que se encuentra sobre mí para de repente, su mirada ya no se encuentra sobre mí, sino que ahora está al frente, observando la misteriosa luz que ha iluminado el claro del bosque. Aprovechando el descuido de esta, entierro la daga en su pecho, para acto seguido sentir el polvo cayendo sobre mí.

Suspiro con cansancio, dejando salir junto a este la adrenalina que corre por mis venas. Alzo la mirada al cielo, observando como los dementores son dispersados por esa luz, y es con esa bella imagen con la que dejo que la oscuridad me reciba con un abrazo.