Se dice que cada día traerá consigo una historia diferente, por eso trato de vivir cada día en este lugar donde me han atrapado los últimos días de noviembre. En estos días parece que se caerán todas las hojas, no solo de los árboles, sino de mis libros, esparcidos por toda la casa para ver si estos me pueden dar ese inicio a lo que tanto soñé, pero nunca esperé conseguir. Tantos días en los que pensé en un mejor destino, pero en ese camino tan recto, no miré a los lados, pues no esperas que el camino sea la meta en sí. Ahora sigo en este limbo, donde escribo un libro entero para verla, donde me encierro en mi oficina, cierro la ventana, pero con la puerta abierta, sigue entrando ese frio a mi corazón ansioso de regresar a ese momento donde fui tan feliz.
Quiero recuperar la confianza que me he perdido, quiero entender este lugar tan poco conocido, perdido entre montañas, donde siempre está el frio presente y pareciera que todos están encaminados a lo mismo. Me sentí atrapado en esas redes de ser un narcisista, sin poder ver la realidad por no aprender a amar como debo. Aunque no quise, tuve que vivir lo no querido, subiendo en cada escalón donde el mayor acto de valentía era ser sincero con nosotros mismos, por eso yo era un cobarde. En todo esto, aprendí que el aprender es el verdadero crecer, y ¿Cómo no elegir eso que te salva? Por eso trato de centrar tantas ideas para no marchar a tiempo, pero que tampoco el tiempo se me marche. Todo se me hizo un enredo, como quien quiere soltar las luces de navidad para decorar ese árbol que está ahí cada año, pero no tiene la paciencia suficiente y termina dañando todo. Yo, en esto de las decoraciones he sido un caos, si en mi poder estuviera, yo dejaría todo en sus cajas, no le veo sentido sacar las cosas para luego guardarlas, es como tratar de entender ese idioma del silencio, donde nos olvidamos hablar con nosotros y luego pagamos con los otros.
Estos textos son un poco complicados de entenderlos, pero así era todo antes de que ella llegara. Me creí un joven comiéndose el mundo, tenía todo lo que quería, a pesar de esa primera historia donde mi corazón se rompió en mil pedazos, incluso, tengo en mi mente las palabras de esa chica ojos verdes que, con su singularidad, me hizo sentir detestable:
"Merezco más de lo que puedes ofrecerme. No puedo estar pasando mis mejores días con alguien que no tiene nunca siquiera para invitarme a salir"
Por supuesto, esto dolió, pero lo evadí haciéndome el ser más respetable, el más codiciado, o eso creía yo. Seguí siendo el mismo jovencito sin terminar sus estudios, pero el ego de un neuropsicólogo ganando el premio nobel; una basura todo, siempre tratando de resaltar, aun sin nada en mis bolsillos para invitar a salir a alguien, pero las salidas nunca me faltaron, al igual que las personas a mi lado.
En esos golpes que recibes no queda mucho que hacer, es solo cambiar; cambié, no como esperaba, pero lo hice. No dejé que nadie más me hiciera daño, no dejé que nadie se acercara a mi parte débil, solo necesitaba muchas risas para ocultar todo lo que en mi corazón se alojaba. Con el tiempo corriendo, pude toparme con las personas correctas para ese momento, resaltando la que más me marcó en esa etapa donde me desconocía mientras se iba rompiendo cada esquina de mi ser. Ella le hacía honor a su nombre; parecía como una flor pequeña, delicada y muy hermosa. El color de sus ojos resaltaba siempre, al igual que sus atributos dando color al aire. La conocí de la manera menos esperada. Estaba en el último año de preparatoria, cercano a la entrada principal, con más ganas de salir corriendo que de estudiar. De la nada, unos pasos resonaron, e hizo presencia ante mis ojos logrando desviar toda mi atención hacia ella y su mirada que se comunicó inmediatamente con la mía. Se acercó a mí, para luego mirar a alguien más. Me sirvió de mucho, ya que escuché:
"Hola, Fiorella. Por favor, dile a mamá que llegaré tarde hoy"
Ya sabía su nombre. Miré a esa persona que le habló, se trataba de su hermana, aunque lo desconocía para ese momento, pero no me frenó en abordarla para preguntarle sobre esa chica tan fascinante. Esta se reía afirmando que su hermana era muy diferente a lo acostumbrado, ella tenía cientos de personas tras sus pasos, pero ninguno estaba a su altura... Era todo un reto, y para mí, ese jovencito con todo lo que se requería para triunfar, era el reto perfecto.
Gracias a esta era digital, fue sencillo encontrarla, ni siquiera me esforcé, coloqué su nombre y en la lista de personas cercanas, ella ocupaba el 3er puesto. Miré sus fotos, quedando bastante admirado con su belleza. En las interacciones se podía notar lo deseada y halagada que era, pero ninguna persona lograba hacer que sus ojos se enfocaran hacia ellos. Desde ese instante, comenzó la tarea de descubrir qué había más allá de las apariencias. Pasaron un par de días hasta que pude recibir un mensaje suyo, ya para mí era un gran paso que supiera de mi existencia. Sin dejar pasar mucho el tiempo, conseguí entablar una conversación. Dediqué cada espacio de mis días a responderle y averiguar más su vida. Era fascinante de muchas maneras, lograba dejarte perplejo con su singularidad, más al contarme el motivo de su desprecio hacia los demás. Todo comenzó cuando teniendo mi edad, una persona se burló de su buena voluntad, solo quería cuidar su corazón de más daño, y compartiendo mi experiencia, logré entrar más allá de lo que cualquier persona había logrado en ese tiempo.
Fiorella tenía esa singularidad de que no importaba el lugar, ella siempre se llevaba las miradas, desde su forma de vestir tan radiante, hasta palabras que llamaban la atención. Esto lo fui confirmando a medida que, en cada salida de clases iba a visitarla, no importaba que tuviera que caminar durante 2 horas para ahorrar dinero, todo por ver esos ojos brillar, que lentamente se volvieron mi mundo. Sus ojos han sido indescifrables, diría que son de un tono verde, pero se hace marrón con la luz hacia mí, porque cuando el sol se posiciona en ellos, su color se hace como la verde pradera donde la vida parece ser más fácil. Cada día a su lado me parecía el más bello amanecer, más al saber que para ambos era nuevo ese sentir luego de tanto odio reprimido en maneras de pensar.
Con Fiorella en mi vida las cosas parecieron mejorar, incluso las clases eran más divertidas gracias a la admiración que muchos sentían por ver lo lejos que había llegado, a ese punto donde nadie había llegado y me prometía a mí mismo quedarme ahí. De ella aprendí tantas cosas, desde cómo besar, hasta cómo actuar cuando el mundo se me venía abajo. ¿Cómo supe lo que era estar abajo? Fácil, lo aprendí el día que vi a mi mejor amigo marcharse para siempre. Ella estuvo en todo momento, fue mi apoyo, fue todo eso que necesitaba. En sus pechos encontré la calma cuando incliné mi cabeza hasta estos y su calor me hizo sentir en casa. Cada instante fue un arma de doble filo, algunos miraban feo el que un chico que ni siquiera había salido de la preparatoria, anduviera con una chica como ella, tan reconocida, mayor y con un prestigio que mantener. Por supuesto, la más afectada era ella, ya que, en esa tierra tan única, el machismo abundaba y su libertinaje hacía que el viento arrastrara los cuentos mágicos de nuestros encuentros.
Con el paso de los días, la herida de esa pérdida fue sanando, y con esto, la madurez fue llegando a mi mente, la cual me pedía estabilidad. Fiorella me ayudó con esto, al presentarme a sus padres de la manera menos esperada. Era una visita más a su casa, la cual estaba bastante lejos, pero nos ideábamos para vernos. Bastante fácil, ya que su familia con buen nivel económico ponía a su disposición el carro que deseara. Bajamos de ese carro luego de unos minutos de viaje que parecieron segundos al mirarla un día más a mi lado. Todo parecía normal; casa sola, carros estacionados, perros jugando, pero no, al abrir la puerta pude presentir algo malo. Su padre se acercó y tendiendo su mano, me ofreció entrar. No era necesario presentarme, desde pequeño me conocían, yo era el hijo de ese matrimonio casi perfecto, que no se alejaba de sus niveles, pero nunca resaltaba por la poco asertiva comunicación con la sociedad. Sentado en esos muebles que pocas veces usamos para charlar, vi como su señora madre se acercaba para posicionarse al lado de su esposo. Fiorella me dio valentía al acompañarme en ese incomodo sofá. En solo segundos estábamos charlando, estaba siendo presentado como el hombre de su vida, ese que la había ayudado a crecer y quería mantener en su día a día. Fue sencillo, solo un par de palabras y pasé de ser un joven común, a ser el novio de Fiorella, aceptado por sus padres y envidiados por muchos.
Recapacitando un poco, yo nunca le pedí a Fiorella que fuera mi novia, simplemente lo entendimos, creo que esa es la mejor conexión que puede existir; sin palabras, solo hechos...
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Nuestro Camino al Cielo
Romance"Nuestro Camino al Cielo" es una historia diferente a las plasmadas; va mucho más allá de lo soñado, tanto que llega ser una realidad en cada día a día. Tantos días atrás de un mismo objetivo "Ser feliz" son miles de preguntas que llegan ¿Será posib...