Nuestro Camino al Cielo

EL MUNDO GIRA

            Siendo el novio de esa joven tan maravillosa, surgió esa curiosidad por hacer que las letras narrarán historias, pero nunca lo puse en práctica, a pesar de la felicidad que me daba verla como mi musa, solo que no lo entendía. Fiorella me enseñó el valor de ser apreciado en una familia que no es la tuya, al igual que, el vencer mis miedos y demostrarle al mundo que tengo una persona maravillosa a mi lado. Nuestra historia tuvo el mejor inicio, con mucho por decir, pero no la capacidad para hacerlo. Tengo un buen recuerdo de uno de nuestros acostumbrados viajes a la ciudad, los cuales nos servían para escaparnos del mundo y ser nosotros mismos, poder verla luciendo de la manera más hermosa, sin nada de maquillaje, sin tacones, sin accesorios caros, solo su sonrisa, cabello despeinado y ojos indescifrables. Ella debía comprar algunas cosas para su abuela, pero no sabía dónde las conseguiría, así que recorrimos cada centro comercial que pensamos, hasta llegar al cansancio. Al regresar a ese apartamento que se volvía nuestro hogar, estábamos tan cansados que luego de una ducha, nos acostamos un instante para charlar, y en solo minutos, nos rendimos ante el cansancio. Desperté, ella estaba abrazada a mí, en su cara se notaba el cansancio, pero se le notaba feliz. Acaricie su cabello un poco, lo que me permitía el espacio. Miré el techo un instante. No me sentía nostálgico, no me sentía triste, pero algunas lágrimas se hicieron presente en mí. Cuando Fiorella despertó, vio tal acontecimiento y se preocupó, pensando lo peor. Yo solo le sonreí y prometí que un día iba a escribir ese momento para que todos lo entendieran, pero solo ella se acordase. Sonriéndome, respondió:

             | Que sea algo lindo, y me vea como lo que realmente soy, no lo que los demás ven.

Un beso fue el sello de esa promesa, y hoy, luego de mucho tiempo, lo cumplo...

"No te imaginas lo confuso que es sentarme a escribir sobre ti, la primera persona que amé de verdad. Pueden pasar los días, pero será imposible olvidar esos momentos donde me sentí el ser menos importante y tú me enseñaste el valor de llegar a la cima de tu mundo. Entendí muchas cosas gracias a ti; entendí el significado de un hogar cada vez que llegué agotado por el mundo, y me apoyé en tu pecho para escuchar tu corazón latiendo. Entendí que mientras ese corazón latiera, yo estaría bien. Entendí lo que es olvidarse del mundo cuando teniéndote en frente, luciendo tan hermosamente fascinante, detuviste el tiempo; podía pasar días enteros mirando tus ojos, más cuando pasaban las horas sin darme cuenta, y al reaccionar, te tenía todavía frente a mí, pero sin nada que ocultar, sin temor, pues nunca podría juzgar semejante obra de arte. Entendí el llegar a la cima del mundo cuando al besar tus labios, entré a la vida efímera de esos instantes donde no entendía qué decías, pero no quería que te callaras. Entendí el sentido del amor cuando desperté y te tenía a mi lado, dispuesta a enfrentar mil batallas, dispuesta a caminar a mi lado hasta el fin del mundo. No lo dudo ni un segundo, tú eres el inicio de mi vida, ese motor que dio fuerza a mis malos días. Finalmente, quiero resaltar una vez más la obra de arte que eres, yo que tengo esa potestad de decirlo, que te conocí en todo momento, por eso, hago de ti, una musa para este libro..."

         Una promesa, es una promesa.

          Fiorella tenía muchas cosas por hacer, tantos sueños en su mente fascinante, que pocos llegué a entender. Con el paso de los días, me centré en terminar al menos esa etapa de preparatoria, teniéndola a ella cerca en cada momento. Nuestro plan era terminar esa etapa e irnos un poco lejos, en ese lugar podríamos estudiar, ella continuaba sus estudios y yo alcanzaba una etapa más. Me sentí realmente pleno, me sentí vivo. Estos planes se hicieron un poco borrosos cuando los días se fueron acercando, ya que no había nada más que planeado, nada estructurado, todo se quedaba en palabras. Almas pequeñas en un planeta gigante, donde tratamos de vencer. El día de mi graduación, Fiorella estuvo ahí, pero en cada felicitación suya pude ver sus ojos, los cuales parecían un poco diferentes. Se lo pregunté, pero solo me respondía: