MUCHO MÁS ALLÁ DEL MAR

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            No es nada fácil vivir en los problemas de la mente, en esa cárcel portátil. Pasé tanto tiempo cargando ese peso que se me olvidó lo que era sentirse libre. Tirado en la cama comprendí que estuve preso en mí mismo, y aunque pensé que daba lo mejor de mí, solo era lo que creía que podía dar. Nuevamente me encontré en esa situación, nuevamente haciéndome preguntas...

"Me pregunto qué estaba haciendo durante todo ese tiempo que pensé me estaba salvando de lo peor, cuando en realidad lo peor era yo. ¿Qué se suponía que esperaba lograr? Solo me estaba hundiendo más y más, todos querían salvarme, muchos fueron ese salvavidas que podía mantenerme a flote, pero cuando la mente no está bien, nada a tu alrededor lo está. No quiero decir lo típico, no quiero vender la falsa historia de que fue un proceso para construirme, yo sentía que estaba en lo correcto, sentía que ese era mi destino. Andaba muerto en vida, daba lo que se supone era lo mejor de mí, pensaba que todo estaba perdido, que la mayoría de personas que han perdido a alguien terminaban en ese agujero, rodeados de sus recuerdos y esperando cada día que la muerte se apoderara de sus cuerpos para liberar de esa cárcel al alma. Me refugié bajo la lluvia para ocultar mis lágrimas, pensando que solo podía querer a una, y viví diciéndoselo a todos, sin darme cuenta que a muchos no les importaba, muchas personas dieron la espalda. Yo, ni siquiera me daba cuenta, solo estaba centrado en no olvidar el color de sus ojos. Incluso, no sé si ya he hablado de ese momento en que me olvidé de su perfume... qué difícil momento, sentí que estaba fallando, hasta que regresé a casa, abrí nuestro closet y su aroma llegó a mí... Qué extraño me volví, qué extraño tanto, qué temía... Ahora, luego de un beso fijo en mi cabeza, me siento confundido, pero libre..."

Quizás tras leer esto no entiendas muy bien lo que quería explicar, yo tampoco logré entenderme.

          Sí algo me ha enseñado el tiempo, es que no se detendrá en ningún momento. Mientras encontraba una respuesta a mis preguntas, me sentí libre con una nueva mirada hacia el mundo. Ella estuvo ahí como mi 6to sentido, sin saberlo, ella era la respuesta todas mis preguntas. Cuando le conté a mis amigos lo vivido, ellos sonreían, creo que mi logro fue aún más grande para ellos. Seguí con mi trabajo, comencé a planear más salidas, cada vez los mensajes eran más seguidos, cada vez la sentía más cerca. Solo pararon un par de días para volver a verla. No lo planee, simplemente coincidimos una vez más en un mismo lugar. Yo iba a tomar un café, ella estaba ahí comiendo un trozo de pastel con sus amigas. Fue inevitable sonreír al verla, más cuando ella hizo lo mismo. Me acerqué a su mesa, la saludé con un beso en la mejilla, a pesar de que sus ojos me gritaban que la besara como lo habíamos hecho ya. Sus amigas me miraban algo extrañadas, era obvio que ya sabían de mí, pero no esperaban conocerme de esa manera. A mí en realidad no me importaba conocerlas, me alegraba inmensamente poder ver esos ojos nuevamente, era recargar energía, así fue como una taza de café se convirtió en su mayor imagen, ahora, cada taza de café tiene su aroma... No quise interrumpir su momento, así que me senté algo alejado, quise darle la espalda, pero fue imposible. Diría que también contó como cita, pues su mirada lo comunicaba todo, a pesar de esa corta distancia entre mesas. Así de mágica se empezó a tornar nuestra historia.

           Esa casualidad fue el empujón que necesitábamos para la próxima cita; hablando de todo lo que pensábamos en esa media cita, llegamos a la conclusión que lo mejor era completar la cita, podíamos vernos en ese lugar, solo que las cosas serían diferentes. Amé ese momento, no era necesario esperar una semana, pues fue un día después de hablarlo. En mi corazón no dejó de existir esa emoción por ver su sonrisa una vez más, y con ayuda de esa emoción, las horas pasaron rápido. Me preguntaba cómo era posible que una persona con solo pensarla, pudiera hacer que los días grises tomaran color. Volví a entrar a ese lugar, me senté en esa mesa donde la contemplé. Notaba la diferencia de ver el mismo lugar con otros ojos; tantas cosas resaltaban, tantas que no noté gracias a su belleza iluminando el lugar. Mientras miraba la lampara, vi que la puerta del café se abría. Mi corazón supo que era ella, se aceleró a la frecuencia de sus pasos acercándose. En sus manos traía un par de libros, sus ojos brillaban, su sonrisa daba brillo a todo. Me levanté para saludarla, sintiendo el calor de sus labios y la esquina de los libros en mi pecho. Admiro la capacidad de esos besos de poner todo en calma, como si estuviéramos solos en el mundo, centrado en nosotros para nosotros. Tomando asiento le pregunté de dónde venía, de qué trataban esos libros. Me comentó que era parte de su trabajo, generalmente cargaba esos libros, atendía llamadas, hacía de todo un poco. Me parecía una excelente perspectiva del mundo la suya, abarcando todo lo que su mente quisiera abarcar. Hablamos de ese encuentro imprevisto, le pregunté qué pensaba del destino, le pregunté qué pensaba del movimiento del planeta que nos hacía encontrarnos. Ella tenía muy buenas respuestas a todo, con una sonrisa algo nerviosa y su mirada mirando la mesa daba su opinión de todo. En cada una de sus respuestas pensaba "¿Por qué está nerviosa? Obvio nunca se lo pregunté, no quería hacerla sentir mal, y tengo ese don de hacer comentarios que hieren los sentimientos, sin siquiera ser mi intención. Solo me quedé contemplando su belleza, podía pasar toda la tarde mirando sus ojos, para mi ella era realmente arte, pues inspiraba tantas cosas que no podía saber por cual empezar, quedándome estático, perdido en su mirada.

Nuestro Camino al CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora