UNA VIDA QUE CONTAR

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            No sé qué desvela más ¿El dolor o el amor? Considero que ambas son un arma de doble filo que pueden hacerte daño sin siquiera darte cuenta. Con esa mentalidad comencé mi día, con ganas de dormir un poco más, pero necesitaba darle la cara a la realidad. Me miré en el espejo, tenía un rostro cansado. No me molestaba, estaba en el camino de mis sueños. Me di un baño y sin desayunar salí hasta donde vivía Ibrahim para mostrarle la magnitud de los daños. Era más que obvio que no estaría nada feliz, así que prefiero ignorar un poco su molestia, algo que en realidad hice, pues solo podía pensar en el momento donde debía llamar a Nieves y decirle que nos viéramos una vez más. Ibrahim me arrebató las llaves de las manos, se subió y me dijo que subiera, iríamos hasta el taller para mandarlo a repararlo, ahí debía hacer esa llamada. En el camino no cruzamos ninguna palabra, solo llegamos al taller y él tomó las riendas de todo. Mientras en mi mano sostenía mi teléfono, pensando en qué decirle, en qué preguntarle. Ibrahim me hizo esperar en una pequeña sala de espera, donde me encerré en mi mente pensando en ella.

            Cada momento llega cuando debe llegar, no cuando queramos que llegue; eso lo entendí cuando mientras mis manos sostenían el teléfono, entró una llamada de Nieves y ni siquiera sabía cómo responder. Lo único que escuché tras cruzar a ese puente donde nos unimos con su voz, fue:

"Hola. Te he estado llamando para saber cómo está todo. ¿Puedes hablar?"

Estaba bastante nervioso, le dije que no había problema. Y ella decidió dar toda una introducción de su día. No tuve ningún problema con escucharla, sus palabras eran para mí como una canción de esas que te hacen sentir relajado y derraman sobre ti un sinfín de ideas. Quería seguir escuchándola, pero sus preguntas llegaron, preguntando qué estaba pasando, cómo iba todo. Así se rompió mi burbuja. Ella no me estaba hablando porque sí, sino por ese incidente que nos unía. Le indiqué que esperaba el presupuesto y palabras de Ibrahim. Estaba ya resignado a dejar la conversación ahí, pero ella exclamó:

               | Cuéntame qué hiciste ayer al llegar. ¿Te gustó la salida? ¿Fui muy intensa?

Maravillosas palabras que revivían esa llama en mi corazón.

           Llegué a la conclusión de que así era ella, tan perfectamente preparada para hacerme perder toda esperanza y con solo una palabra hacer que la llama de mis días se encendiera y al mismo tiempo el cielo se apagara para apoderarse de la oscuridad de mis noches. Le conté más de lo vivido, incluso agregué sentimientos a su singular aparición. Todo con mi manera de ser tan enredada, así ella podría tener mil ideas en su mente, solo si lo quisiera. La conversación se entabló tan bien que olvidé el porqué estaba en ese lugar, hasta que Ibrahim hizo presencia y sin decir nada, me entregó la factura. Era bastante costoso, pero en mi negativa mente pensé que era peor. De inmediato le informé a Nieves que se mantenía a mi lado, desde la distancia. Ella le parecía una exageración, pero solo necesitaba un par de días para conseguir el dinero. Ahí fue donde mi emocionado corazón exageró las posibilidades de mi mente e indiqué que solo necesitábamos la mitad del dinero, la otra mitad la colocaría yo. Nieves insistió, pero yo estaba cerrado en mi idea. No tuvo más opción que aceptar, y tras esto, decidió dar fin a la llamada, dejando en mi mente mucha información que asimilar.

             Lo primero fue ver a Ibrahim con cara de desaprobación. Estaba totalmente en desacuerdo con eso, pero en el fondo solo le interesaba pagar el arreglo de su camioneta. En ese mismo lugar abrí mi cuenta para darme un golpe con la realidad de que mis ahorros solo cubrían un poco más de la mitad de esa mitad que me tocaba pagar. Ibrahim debía pagar al menos el 70% para que comenzara el trabajo. No tenía la más mínima idea de qué iba a hacer. Transferí lo que tenía a la cuenta de Ibrahim, y pedí un poco de paciencia para pagar lo faltante. Él, con su manera tan única de ser, me respondió:

Nuestro Camino al CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora