Nuestro Camino al Cielo

AFIRMANDO TU VERDAD

            Desde la psicología hasta los aspectos más íntimamente religiosos, se habla de un tema muy importante para el crecimiento humando "La motivación". Se dice que cada ser humano necesita de una motivación para cada día ir superándose, luchar por sus intereses y tener valentía para luchar en esos momentos tan difíciles. Es una realidad, pocas veces hacemos las cosas por metas lejanas, puede ser el objetivo, pero en ese camino debe haber una motivación. Yo tuve la suerte que ella fuera mi motivación en todo sentido, esas manos que me mantenían a flote durante esos días que las cosas se complican, esos días donde me dije "Tranquilo, tú puedes, hazlo por esos ojos que brillan al verte" Esa motivación me mantuvo en esos días que realmente no fueron tan complicados, pero al recordarlos siento miedo de volver a eso. Tenia un plan en mente, debido a esos "Problemas" tuve que irlo posponiendo, pero el tiempo de Dios es perfecto, y lo supe cuando todo recobró la calma.

          En uno de esos desayunos mágicos, le pude hacer mi invitación a algo diferente. Se trató de un viaje a un sitio no muy lejano, entre las montañas; un lugar alejado del ruido de la ciudad y todos los murmullos que pueden arruinar un momento. Maria Elisa estaba encantada, sería un fin de semana algo diferente. Decir que los días pasaron en calma sería mentirles, fueron días bastante tensos, el trabajo se complicaba, teníamos nuevas restricciones, la audiencia bajaba, todo nos llevaba a momentos donde continuar se hacia cuesta arriba; por otro lado, estaban mis nervios de no estar haciendo lo suficientemente correcto para ganarme aún más su corazón y me viera de la misma manera que yo la veía a ella. Gracias a esos días estresantes el tiempo corrió hasta llevarnos a ese momento soñado y temido.

         El sol entrante por la ventana me despertó, ese brillo en mis ojos hizo que recordara lo que me esperaba, ese saltar o dejar todo estático. Me levanté, preparé café y asegurarme que todo estuviera bien. Me gustaría decir que estuve haciendo muchas cosas esa mañana, pero no es así, solo estuve repasando en mi mente todas esas posibles escenas; pensar demasiado mata, lo descubrí ese día... Luego de la tormenta llega la calma, ya estaba sobre esas horas que tanto soñé. Salí de casa caminando hacia esa dirección una vez más, esperando un taxi, anhelando que el clima se pusiera mi favor. Caminé con esa esperanza de aquel que no espera nada y todo le llega, subí al taxi, me miré en el reflejo del retrovisor, algo me decía que todo saldría excelente. Una vez más frente a esa casa, una vez más marcándole a su celular para informarle que estaba ahí. Otros largos minutos, otros suspiros al cielo, y ahí estaba, dándole color al mundo. Mi corazón se aceleraba, mis manos temblaban. Admiro su poder, no dejaré decirlo, ella es magia, sus besos logran poner todo en calma. Ahí estábamos, empezando una nueva aventura junto al brillo de sus ojos. Nos comenzamos a alejar, podíamos ver la ciudad quedándose a nuestra espalda. Tomé su mano, su mirada lo comunicaba todo...

         Tras unos minutos más de viaje llegamos al lugar; una cabaña pequeña nos esperaba, lo primero que noté fue las flores, se veían hermosa, era como un lugar salido de la tv. Maria Elisa estaba encantada, yo solo podía pensar que era el inicio a algo mejor. Entramos, al lado de la puerta estaba una mesita con una sexta la cual tenía 2 margaritas y una nota. Ella la tomó y leyó en voz alta:

"Bienvenida a un día diferente, alejados de la rutina que nos atormenta. Recorreremos varios lugares, en cada uno de estos quiero que sepas que eres lo más lindo de este lugar..."

Maria Elisa me miró y sonrió. Sabía muy bien cuando mentía, y en ese momento no estaba mintiendo, su felicidad era verdadera.

          Recorrimos la cabaña. Bastante acogedora, un verdadero lugar para escapar de los miedos. En la habitación estaba esa segunda nota, específicamente a un lado de la cama, junto a 2 margaritas más...