BDSM ¿Quieres ser mi Sumiso? | MINSUNG

Capitulo 14

Las semanas comenzaron a pasar y con eso muchas más sesiones.

Sesiones donde habían ido Rotando entre ser Dominante/Sumiso. Ambos comenzaron a conocer cada centimetro de la piel contraria y cada rincón que los hacia soltar suspiros.

Descubrieron juntos que Jisung era muy sensible al escuchar la voz de Minho, eso lo hacía excitarse y llegar a niveles de placer que jamás supo que existían, y descubrio su fascinacion por ser un buen sumiso.

Llamándolo Sr.Lee.

Pero no por el hecho de serlo, sino mas bien por el Dominante que tenia enfrente, porque Minho sabia como tocar, besar, lamer, los momentos exactos cuando seguir o detenerse...

Por su parte Minho era más visual, solo ver los ojos de cachorrito, expresiones de placer en Jisung lo llenaban completamente, y recién estaba descubriendo el gusto a sentirse dominado por aquel chico de cintura delgada.

Ambos se compenetraban de forma perfecta, todo era natural, nada era forzado y la confianza que habían adquirido el uno en el otro los hacia sentir tocar el mismísimo cielo.

Pero esto también traía consigo un problema, sobretodo para Jisung.
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Jisung se vio sintiendo mariposas revolotear cada vez que se encontraba con Minho.

Horas antes sentía esos nervios apretujar su estómago como cuando era adolescente y veía a su bias en televisión. Aunque si confesaba, aún tenía muchos bias en la actualidad.

Como sea, sentía que estaba confundiendo todo y no podía permitirlo, tenía que dejar de pensar en Minho y lo que este provocaba en él. 

Porque su relación era como el título del libro de Gabriel Garcia Marquez "Crónicas de una muerte anunciada".

Porque no era una relación real, eran solo sesiones y Minho como había sido muy claro "sin sentimientos".

Pero traten de explicarle eso a su estúpido corazón que corría desenfrenado cada vez que le llegaba un mensaje del mayor para confirmar una cita.

Es solo sexo, se repitió por novena vez en el día.

Dejó de pensar en Minho y se centro en ir a buscar a la persona encargada en su edificio, tenía que renovar el contrato ese mismo mes y necesitaba una respuesta.
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Mal todo mal.

Si la mala suerte en el amor no fuera suficiente Jisung ese día se vio en la necesidad de tener que buscar un lugar donde quedarse. Resulta que no querían renovar su contrato de arrendamiento por razones que no entendió muy bien, así que prácticamente tenía solo 3 semanas para empacar sus cosas, buscar un nuevo hogar y largarse.

-genial- pensó. 

Comenzó a buscar en Internet pero todo era de muy elevado costo.

No podía darse el lujo de pagar un apartamento donde pedían casi $500.000 wones de depósito.

Problema número uno de los Coreanos: Costos de Vivienda.

Y si por suerte veía un buen precio el lugar era un chiquero.

-Estoy perdido-

Habia metido solicitud para vivir en el complejo habitacional, pero estaba lleno, y solo podría mudarse si otro estudiante dejaba un cupo libre.

Con eso en mente se fue hacia su recién adquirido trabajo de medio tiempo. Trabajaba en una cafetería muy cerca de la universidad, la paga no era muy buena, pero tenía café, panecillos, sandwich totalmente gratis.

Decidió buscar este trabajo porque sus ahorros se iban acabando. Ahorros gracias a una herencia que le dejó su abuela, la única persona que para él lo amaba de verdad.

Jisung venía de una familia conservadora y sus padres al darse cuenta de su orientación sexual, lo echaron de casa a los 14 años, todavía era un niño. Su abuela fue la única que lo apoyó y el día de su muerte también murió una parte de Jisung.

Le dejo la cuenta con los ahorros de toda su vida, junto con el ingreso del alquiler de la casa donde vivía la cual actualmente estaba en alquiler.

Jisung se vio con esos ahorros desde que tenía 17 años, ingreso a la universidad con una beca y eso le ayudaba a ahorrar mucho. Sino fuese por esa beca ganada ni en sueño podría permitirse ir a la universidad.

Y eso era todo, a los casi 18 años se mudo a Seúl desde la ciudad de  Inchon por el estudio, y vive ahí hasta el día de hoy.

No mantenía contacto con sus padres , decidió cortar lazos por su salud mental. Solo recordaba con amor a su querida abuela, porque el árbol genealógico también podía podarse, y él pasado enterrarse, aunque a veces se empeñe en volver.