Capitulo 33

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"Él estaba teniendo sexo el día que fui en su búsqueda"

Esas habían sido las palabras que su madre utilizo con él una semana atrás, y estas aún le perseguían.

La señora Lee y él habían discutido, su madre estaba harta de ver a su hijo volverse una marioneta, vacía y sin sentimientos.

Ya no mostraba ninguna reacción, las sonrisas eran escasas y casi imperceptibles.

Y eso destrozaba a su madre, que quería a su dulce hijo de vuelta, y en una forma para que saliera de ese trance donde se encontraba desde que aquel muchacho desagradecido había desaparecido del país.

Porque desde el día que Jisung se marchó fue como si se hubiese llevado el corazón de Minho con él, porque lo que sentía latir en su pecho era una máquina, vieja y sin aceite con la única función de mantenerlo con "vida".

Si a esto podía llamarse vida.

Minho decidió ir a su antiguo apartamento, después de haber tenido una reunión fuera de la empresa. Paso a su apartamento a cambiarse y partió.

Tenía varios meses de no ir y quedarse, y sí, la razón era porque cada espacio le recordaba lo que antes logró tener y que ahora solo parecía un vago recuerdo.

Su hogar con Jisung.

Pero ya era hora de irse acostumbrando al vacío. Además estaba planeando venderlo, quería deshacerse de él y tenía que empezar a guardar las pertenencias que ahí tenía, quería hacerlo de forma tranquila.

Seguramente estaría un poco lleno de polvo, así que paso al supermercado por algunos artículos de limpieza, unas latas de cerveza.

Pediría comida a domicilio. De vez en cuando un buen pollo frito acompañado de un par de cervezas no caía mal.

Se sentía de buen ánimo para comenzar a ordenar ese desastre.

Introdujo la clave y una vez más sonrió con amargura 1409 la fecha del cumpleaños de Jisung.

No podía ser más ridículo- pensó.

Al entrar retiró sus zapatos y encendió la luz de la cocina, dejo las bolsas sobre la mesa.

Se percató que una pequeña luz salía de la habitación principal.

¿Había dejado la lámpara de noche encendida? Siempre había sido cuidadoso.

Empujó la puerta que estaba semicerrada, su corazón dio un vuelco al verlo ahí. 

No podía ser. Se estaba volviendo loco.

Giro sobre sus propios pies en busca de un lugar donde sentarse y calmarse. La sala aún a oscuras fue testigo de como Minho se sentó en el sofá con las manos en la cabeza.

Loco. Esa era la única explicación. 

¿Esquizofrenia? tal vez.

Alguna vez años atrás, leyó sobre la esquizofrenia paranoide, un trastorno mental donde las personas ven y escucha cosas dentro de su cabeza.

Su madre tenía razón. No era el mismo, necesitaba ayuda.

Jisung lo había traumado, era la única respuesta.

Escucho pasos acercarse.

-¿M-minho?- un hilo de voz.

Reunió el valor suficiente para elevar su rostro, y en definitiva, su cabeza le estaba jugando una fea pasada.

Jisung estaba frente a él. 

Minho río con tristeza.

Jisung sintió su pecho arder al ver la imagen tan lamentable que mostraba el ser que más amaba en el mundo.

Estaba hermoso, su cabello más largo de lo habitual, de forma un poco ondulada caía sobre su hermoso y fino rostro.

Pero sus ojos, esos ojos ya no eran los mismos.

No había luz en ellos, solo tristeza.

- Definitivamente estoy empezando a volverme loco- se puso en pie, fue a la cocina y destapó una cerveza.

Se dirigió nuevamente hacia la sala, donde su visión lo esperaba sentado en el mismo sofá, con las piernas sobre este, topadas al pecho.

- ¿Haz venido a atormentarme?- dijo con falsa gracia- A recordarme lo feliz que era con él, lo mucho que lo amé- vio hacia arriba, hacia el techo totalmente blanco de la casa, con la mirada pérdida.

-Amé, tiempo pasado- pensó Jisung-.

El menor no aguanto y comenzó a sollozar, todo lo que sentía se desbordó. Los sentimientos lo sobrepasaron por completo.

Mientras que las lágrimas también deslizaban en el rostro de Minho.

Los minutos pasaron y los sollozos por parte de Jisung eran incontenibles, hasta el punto que le costaba respirar.

Minho quien se encontraba en un momento de disociación por la intensidad del momento, pareció volver y lo miró, ahí, hecho bolita sobre su sofá, aferrándose a sus propias piernas en modo de protección, estaba su amor.

- ¿J-jisung?- había salido del shock finalmente.

El hoy de cabello rubio elevó su rostro mostrando sus mejillas rojas y llenas de lágrimas. Se limpio con el dorso de la mano y las mangas de su suéter los rastros de gotas saladas.

- M-minho, por favor- dijo entre hipidos- lo siento.

Minho se acercó a grandes zancadas, dejó la cerveza que sostenía en la mano en la mesa ratona central,  colocó su mano derecha sobre el respaldar del sofá, aún de pie, inclinando su rostro a centímetros del contrario, sus alientos mezclándose.

Sus labios casi se tocaron.

-Minho, por favor- repitió- perdóname ¿si?- nunca más volveré a dudar de ti-

- ¿Lo amas?- preguntó serio.

- ¿Qué?

- ¿Amas a tu novio?- tenía que sacarse esa duda, no podría seguir insistiendo si Jisung amaba a ese tal Hyunjin.

- ¿Novio? ¿Qué novio Minho?

- ¿Hyunjin?

- ¿QUÉ? No, él no es mi novio, él...él solo fingió serlo el día que llegaste porque pensó que era lo mejor.

- P-pero tuviste sexo con él- dijo dolido.

- Iug noooo, jamás he tenido ni tendré jamás sexo con Jinnie.

- ¿Jinnie?

- Es novio de Jeongin, Minho.

Todo pareció caer como un puzzle perfecto en la mente de Minho. Todo tenía sentido, él confiaba en la palabra de Jisung.

- Bien.- Sus ojos no se quitaba de los labios contrarios.

- Bien.- Jisung sentía sus respiraciones más pesadas con el pasar de los segundos.

Había mucho que aclarar, sin embargo la necesidad de tocar y besar fue más fuerte.

Minho se lanzó a deborar los labios contrarios, lamia y succionaba a su gusto en un beso para nada suave, era un beso demandante, fuerte que transmitía necesidad.

Ambos se necesitaban.

BDSM ¿Quieres ser mi Sumiso? | MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora