Sus pies arden por el frío o la distancia que ha recorrido desde el bar hasta los suburbios de Hawkins, ya no lo sabe, ya no está seguro de nada, el sudor se siente tibio en su frente y sus brazos se sienten rígidos aunque su velocidad sigue siendo la misma; rápida y continua, como los latidos de su corazón cuando escuchó la plática entre Kat y Steve.
Kat, Kat, Kat.
¿Cómo se descuidó tanto? La obviedad en los nervios de Steve al hablar con ella y haberle pasado su número ¿Cómo no lo notó antes? ¿Fue demasiado confiado? ¿Chrissy se equivocó también?
Sin aliento dobla a la esquina, tropieza un poco antes de recuperar el ritmo, la camisa se le pega a la espalda y su respiración se ve como una nube de humo saliendo de su boca. La humedad no ayuda al calor que emana de su cuerpo.
Vamos, Eddie. Se da ánimos sintiendo escozor en sus ojos.
Pensó en esperar, Chrissy le dijo que lo mejor era hablar por la mañana, cuando tuviera la cabeza fría y no se sintiera tan asustadizo, pero si recapitulaba y trataba de dormir después de ver la imagen de Harrington con Katherine... ¿Cómo demonios iba a poder siquiera pegar el ojo? ¿Cómo sabiendo que Kat estaba mucho más cerca de lo que jamás estaría él?
Lo único que lo consolaba era la idea de arrancarlo de raíz o seguir. Y mucho antes, mejor.
Por favor, que sea seguir adelante.
Su entrada al vecindario no es como la imaginó, sus pisadas en el asfalto dominan el silencio y se obliga a bajar la velocidad, aunque no quiere hacerlo, teme que detenerse lo haga pensar en cosas absurdas y termine regresando al bar.
Con las pantorrillas temblando por el esfuerzo se acerca a su destino, con la respiración irregular y los latidos casi a mil por minuto, ordena la telaraña en su cabeza para poner en palabras lo que dirá, porque ¿qué demonios va decirle? ¿lo celoso que está? Ver a Katherine tan confiada y segura de sí lo descolocó un montón. Podía culparse un poco por no ser claro cuando hablaba de Steve, parecía estarlo promocionando cuando en realidad presumía su suerte por tener la oportunidad de estar con él.
Sigue estampando las botas a cada paso, más temeroso que al inicio de su maratón, cómo si su valentía se hubiese evaporado junto al resto de su resistencia, pues el dolor en su costado se intensifica pero no se deja vencer.
¿Podría comenzar con un "creí que estábamos en la misma página" o "en el mismo barco"? No podía ser que Steve fuese así de oportuno con todo el mundo. ¿Metía la cara por cualquiera? ¿Se saltaba detención con quien fuera? ¿Paseaba en su bonito carro a extraños solo porque sí? ¿Le sostenía la mirada por el retrovisor por simple accidente ? ¿Se dejaba ganar en los bolos solo para ser amable? ¿Brillaban sus ojos con todos? ¿Rozaba su mano intencionalmente con quien estuviera?
¿Steve era así con todo el mundo?
Se detuvo frente a la casa. Su pecho subiendo y bajando rítmicamente, tratando de recuperar el aliento y peleando con las lágrimas que amenazaban con salir, ¿qué tal y todo lo imaginó? ¿Steve tendría la gentileza de rechazarlo amablemente o...?
Frente a la puerta dudó en tocar. Cierra los ojos tratando de acallar las dudas.
—A la mierda.— Dice tocando el timbre.
Sus pies se clavan en la tierra como raíces, una parte de él espera que Steve no atienda; que este tan dormido que lo ignore todo el tiempo que esté afuera, pero otra ruega que abra la puerta para poder sentirse libre de la horrenda sensación de celos y molestía que le corroe, sus hombros se sienten tensos y pesados. Lo odia.
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No mucho.
FanfictionSteve quiere creer que no le gusta, pero si estuviera en lo correcto no tendría el ojo morado, los nudillos heridos y el corazón acelerado. Historia corta. 11 capítulos + extra