Con la mirada fija en el techo permaneció en silencio, justo como llevaba haciendo hacía más de dos horas, malhumorado dejó salir un suspiro, entonces dejó la pregunta que le rondaba por la cabeza al aire:¿Por qué Eddie?
A lo mejor solo tengo una fijación en él como con Tom Cruise, pensó sintiéndose miserable, quizá quiero ser como Munson.
¿Un antisocial que pasa los fines de semana jugando calabozos y dragones? Se burla la vocecilla en su mente, dijiste que te gusta Eddie.
Ni siquiera le gustaban los juegos de mesa en las fiestas, ¿De verdad estaba...?
Jala la almohada a su lado para echarla sobre su rostro, presionando con fuerza para que sus pensamientos se aclaren o terminen por ahogarse (cómo él)
A lo mejor quiero tener más amigos piensa abrazando la almohada.
¿Eddie Munson cuántos amigos tiene? ¿Tres? Contesta la condenada conciencia.
Antes del puñetazo todo era mucho más simple, tenía la tarea de buscar a Eddie por los rincones de la escuela y prestar solo la atención necesaria para seguir con su día como si nada. Estaba teniendo la plática mental que había estado posponiendo hace más de dos meses y lo peor de todo era que ni siquiera sabía a qué estaba llegando, las cosas estaban más desordenadas.
Puede ser que sea solo curiosidad, comienza sintiéndose repentinamente incómodo.
¿Curiosidad por qué? ríe su sensato ser (y lo ignora de nuevo) Frunce el ceño y entrelaza las manos, de pronto la idea era razonable, dejó las citas en pausa luego de darse cuenta de que, no importaba cómo, todas debían compararse con Nancy, hace más de medio año no estaba en la contienda por el sexo opuesto.
Quizá de eso se trataba, su pobre y desesperado yo se encontraba en crisis, una tan grave que ahora veía como posibilidad abrirse a nuevos horizontes.
Se sentó como un rayo.
Ya no sonaba tan imposible si lo veía de esa forma. Además, Eddie Munson era el único que conocía que le rozaba la edad. Tal vez, solo tal vez, aquello no era más que un impulso derivado de su pobre vida amorosa.
A lo mejor todo termina si lo pruebo y ya, piensa viendo a Tom Cruise en poster sonriéndole en jeans desde la puerta.
Edward Munson no es como los sabores de nieve refunfuña su conciencia volviendo al rincón de siempre, no se reduce a eso nada más.
¿Cómo puedo decir que me gusta solo así?
¿Solo así? Sigue la voz en su cabeza.
Se deja caer de nuevo sobre la cama. No quiere darle más vueltas, pero teme que al estar posponiendo lo inevitable se vea acorralado justo como en detención, por más que lo niega, sabe perfectamente que no le gusta solo porque sí.
Todo volvía y se reducía a la fiesta de Dustin. Era el origen de todo, pero se niega a revivirlo o siquiera revisarlo, así que se da la vuelta y cierra los ojos, listo para dormir.
Pero la primera hora pasa eterna cuando siente como se le oprime el pecho y le palpita el corazón como si quisiera salirse de su cuerpo, tuvo que quedarse boca arriba con los ojos cerrados, su ser no cooperó ni un segundo, así que la segunda hora pensó un solo escenario ¿qué pasaría si solo se acerca y se lo dice? "Hey, Munson, me gustas" en el peor de los casos, el pelinegro lo rechazaba y se burlaba de él lo que restaba de curso, bueno no solo él, todo el instituto (en realidad aún peor, llegó a creer que todo Hawkins lo usaría de tapete) así que de inmediato descartó hacerlo siquiera por error.
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No mucho.
FanfictionSteve quiere creer que no le gusta, pero si estuviera en lo correcto no tendría el ojo morado, los nudillos heridos y el corazón acelerado. Historia corta. 11 capítulos + extra