El aroma a podredumbre invadía por completo el interior de la cabina. Los tres apretaban los dientes, respirando con dificultad y con ojos cerrados. Deseando que la estatua se detuviera . Tenían la sensación de estar moviéndose a paso de hombre, sintiendo que el tiempo no avanzaba mientras las nauseas aumentaban. Cuando por fin se detuvieron, las puertas se abrieron con lentitud, mientras que una canción fúnebre se oía en el interior de la cabina.
Los jóvenes, bajaron apresuradamente, respirando aliviados, notando un lujoso pasillo, iluminado antorchas, el aroma era como a tierra y flores marchitas, por allí corría una pequeña corriente de aire.
El primer portón que atravesaron, los llevó a una pequeña galería, y mientras avanzaban, se les fue helando la piel, al observar que en algunos huecos rotos y cubiertos de telarañas, podían verse ataúdes desgastados. Detrás de esa pared se oían ratas y notaron algunos huesos humanos.
Avanzaron y llegaron a un patio interno, observando que había lapidas y esculturas mortuorias. En el centro del lugar, vieron algo que les resultó repugnante, había un pedazo de hierro, atravesando una cabeza, de aspecto momificado.
—Cuidado, no incomodes a los difuntos.
Nato ignoró la advertencia de Delphiane y extendió su mano, para tocar e intentar quitar la cabeza del metal. Mientras lo hacia, los ojos de la cabeza se abrieron y sus dedos fueron mordisqueados.
—Intrusos, esta va a ser su última morada.
Los ojos de la cabeza tenían un brillo azulado como el orbe que habían visto antes. sintieron que todo empezaba a volverse gélido, mientras que una niebla, espesa, empezó a formarse en todo el campo santo. Y repentinamente empezaron a oírse sonidos de dientes castañeando en todas las direcciones.
—Intrusos, no pueden escapar, solo acompañarnos por la eternidad.
La cabeza se puso a reír con una frenética carcajada, los ojos se encendieron con más brilló y la cabeza empezó a desintegrarse, convirtiéndose en polvo.
Los tres se pusieron en guardia y miraron a su alrededor, notando que los rodeaba un ejército de esqueletos y algunos cadáveres momificados.
Warren miró a Delphiane, mientras que Nato desenfundaba su arma.
—No podemos pelear, huyamos. —dijo ella.
—¿Cómo vamos a hacerlo? —Preguntó Warren.
—Con inteligencia
Ella sacó dos botellas de su bolso y les quitó las tapas. Luego mezclo los líquidos en una sola, notando como se desencadenaba un efecto efervescente y se formaba una pequeña humareda de color rosado.
—Tráguense el poder de la ciencia.
Ella lanzó la botella y una explosión con destellos rosados impactaron contra una de las filas de enemigos. Dándoles tiempo de empezar a correr. Las otras hordas, se retrasaron un poco por ese escandalo, esas criaturas no sentían nada y daba igual el tipo de daño que recibieran.
Mientras huían, unas manos podridas, salieron de abajo de la tierra y agarraron uno de los pies de Warren, haciéndolo tropezar. El campesino desenfundó su daga y apuñaló las manos, mientras pateaba para poder liberarse.
La temperatura, retornaba de a poco a la normalidad. Warren empezó a sentir un intenso ardor en las heridas que le había hecho su abuela y se mordió los labios para tratar de no alertar a sus compañeros.
Llegaron a un terreno de criptas y se ocultaron, detrás de una de ellas. Nato estaba en silencio, observando la estructura. Luego sacó una cuerda con un gancho y la lanzó para escalar sobre el techo de la edificación , sacó un catalejo y se puso a analizar la situación.
Pudo ver una puerta de salida, pero no se podía llegar a ella sin enfrentarse a una horda.
—Necesitamos más fuego. —Dijo Warren. —La primera vez que vi a mi abuela, parecía haberse asustado por mi lámpara.
—No tengo suficientes botellas, pero podemos intentarlo, aunque estos parecen ser indiferentes.
—El único camino es separarse. —dijo Nato, pensativo. —Ustedes vayan juntos, yo los cubro.
Delphiane y Warren, avanzaron de forma zigzagueante, entre las tumbas, la desesperación los ayudaba a avanzar con más velocidad, seguían de pie, gracias a una férrea voluntad de vivir.
Delphiane, usaba su bastón, para golpear las manos y los cuerpos de los que intentaban emerger.
Warren miraba su daga, dubitativo. —¿Podes volver mi arma más grande?
Su compañera solo se echó a reír. —No es lugar para bromas, no puedo, lo siento.
Nato había sacado otra antorcha de su mochila, aunque no estaba encendida. Se movía con pies ligeros y golpeaba a dos manos, su espada solo era efectiva contra los que tenían carne para cortar, se enfocaba en retrasarlos, aunque cuando podía los decapitaba. La antorcha la usaba como garrote, para golpear esqueletos.
Warren seguía decepcionado por no poder ayudar a su compañera.
—¿No tendrás otra arma en el bolso?
—Concéntrate.
Warren empezaba a sentirse cansado, pero pudo ver que estaban a pocos metros del portón de salida y suspiró, para intentar mantener su compostura.
Nato estaba más lejos, sus movimientos buscaban dispersar a la horda, pero estaba perdiendo energía, ya que usar sus dos brazos era algo que demandaba más esfuerzo.
Su espada, quedó trabada en uno de los cuerpos y no pudo recuperarla. encorvaba su cuerpo para esquivar ataques y seguir avanzando, aferrándose con sus dos manos a la antorcha.
Mientras seguía adelante, tuvo que ir desprendiéndose de peso, perdiendo la enorme y cargada mochila, para ganar velocidad y recuperar movilidad. En sus bolsillos tenía la yesca y la chasqueo, con desesperación, hasta que pudo encender la antorcha. Pudo ver que sus compañeros estaban a pocos metros de la meta. Pero una de las hordas se agrupaba para cortarle el paso. El fuego lo ayudo a dispersar un poco a los momificados, pero la mayoría eran esqueletos, que se mostraban indiferentes ante el fuego.
—Nato, está en problemas. —dijo Warren.
Ella volteo y pudo ver como su compañero quedaba rodeado y apenas podía defenderse. Sacó nuevamente las botellas y preparó su mezcla explosiva.
El humo fue purpura esta vez y sirvió para hacer que rompieran filas, dividiéndola en otras más pequeñas.
—Ahora solo nos queda ir por la ultima.
Nato dio un poderoso salto y aprovechó la brecha para ir lo más cerca que pudo de sus amigos. Acercándose jadeando y desanimado.
—No puedo seguir.
—No digas eso, los tres vinimos a encontrar a mi abuelo.
—Seamos realistas, tu abuelo seguramente murió.
—No digas eso, debe estar en algún lugar.
—Tenes pensamientos muy inocentes, esto es el mismísimo infierno, soy un criminal, nunca podre ser un héroe, lo menos que puedo hacer es ayudarlos a salir. —lanzando la antorcha a los pies de Warren.
—Dejen de hablar estupideces, estamos a nada, estamos cerca de salir de este cementerio, vamos a escapar.
—Háganlo ustedes, tienen familia por la cual vivir.
Delphiane, se sintió mal al oír las palabras de su compañero.
—Por cierto, mi verdadero nombre es Bian, recuérdenlo.
Bian, acumulo todas sus energías y corrió en dirección contraria, metiéndose frente a la horda que los perseguía y extendiendo sus brazos para tratar de impedir que se acercaran a sus compañeros.
Warren tomó la antorcha del suelo —Tenemos que hacer algo.
—Él es dueño de su destino, no nos perdonaría, está muy decidido.
Delphiane, abofeteo a Warren, porque no paraba de mirar, como las criaturas rodeaban al joven delincuente.
—Hay que mirar hacia adelante. — dijo empujando el portón de salida, ellos cruzaron , mientras escuchaban los desoladores gritos de Bian.
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El extraño pasatiempo del abuelo
ParanormalHistoria escrita para el ONC 2023. Un joven campesino, apabullado por los tributos que le exigen los enviados del reino, decide ir a buscar ayuda a lo de sus abuelos. Pero allí lo espera un secreto aterrador.