Warren no pudo evitar llorar al ver a sus amados abuelos, se acercó a ellos para extenderles un abrazo, a pesar de que sus cuerpos eran incorpóreos. Ellos le devolvían miradas indiferentes.
—Vinimos porque lo deseaste dijo su abuelo. —Demostrando un poco más de calidez en su rostro.
—Necesitaba tu ayuda, para pagar deudas de la granja.
—Puedes llevarte lo que quieras de la casa, a nosotros ya no nos sirven.
Aunque sonaban bastante alejados, se podían escuchar los golpes, detrás de la puerta de metal.
—Deberíamos irnos. —Dijo Delphiane.
—No se preocupen, nosotros vamos a ayudarlos.
—Vengan con nosotros.
—Lo siento, pero creo que es peligroso que volvamos a la cueva.
Las caras de los fantasmas, pusieron una expresión de desprecio, una que Warren nunca los había visto hacer cuando los iba a visitar. Ellos expresaban ese odio hacia Delphiane.
—Intentas separarnos de nuestro nieto.
El abuelo se puso severo y avanzó de forma agresiva contra la joven.
—No, abuelo, no le hagas nada, vivimos cosas traumáticas, es necesario que la entiendas, no quiso ofenderlos, es normal que no quiera volver a entrar.
—No pueden irse sin recuperar mi cuerpo. Quiero que lo saquen de aquí y se lo den a tu madre. Para que luego nos den la sepultura adecuada.
Ellos cedieron y volvieron al interior de la cueva. Los fantasmas se adelantaron y les mostraron una esquina con una escalera que iba hacia abajo.
—¿A dónde vamos?
—Te dije, vamos a recuperar mi cuerpo.
—¿Cómo moriste?
—No, lo sé, simplemente desperté y estaba así.
—¿Cómo murió usted, señora?
El fantasma de la abuela se quedó en silencio, elevándose con indiferencia.
Delphiane, sentía que había algo raro en la forma en la que se expresaban los fantasmas.
—Creo que puede ser una trampa.
—No te preocupes, mi abuelo actúa normal.
—¿Para qué consiguió órganos?
—Para un pequeño experimento.
—¿Qué experimento?
—No me acuerdo, tal vez si encuentro mi cuerpo, pueda obtener respuestas.
Cuando ya habían bajado unos cuantos metros, pudieron escuchar cómo la puerta era derribada y la horda empezaba a acercarse a la salida de la cueva. Delphiane, sacó sus ultimas botellas por precaución , estaban acorralados, la única salida que tenían era seguir a los fantasmas.
—Hay algo raro.
—Dejá de desconfiar, vamos a llegar al fondo de todo esto.
Ella se sentía estresada, mientras se metían por un pasadizo subterráneo hacia una bóveda en ruinas.
—Entren, van a obtener todas sus respuestas.
Los zombis y esqueletos, pasaron por el pasillo, ignorando por completo las escaleras . Las hordas vieron la salida de la cueva y llevaron toda su rabia en dirección a la villa.
Delphiane se quedó apartada ,analizando los distintos rincones del lugar donde habían ingresado. En el lugar había inscripciones antiguas y estatuas en ruinas, ella se dio cuenta que eran iguales a las que había visto en el libro. El lugar conservaba las maravillas naturales de la cueva y pudieron ver una plataforma elevada, donde había algo que parecía un cristal de color celeste, en ese momento no pudieron darse cuenta si había alguien más. Pero ella sentía malas energías a su alrededor.
El fantasma del abuelo, estiró su cuerpo en dirección al cristal y luego miró a Warren.
—Parece que mi cuerpo está por allí.
Warren, miró a Delphiane. —Ayúdame a sacar el cuerpo.
—No tan rápido.
El fantasma volvió a cambiar de forma, junto al de la abuela, perdiendo la apariencia humana, para volverse figuras energéticas y sin forma definida.
—¿Qué hicieron con sus abuelos?
Los fantasmas empezaron a reír de manera siniestra, vocalizando como si fueran un solo ser.
—A tu abuela, la apuñalaste, aunque era solo su cuerpo. Tu abuelo está arriba, pero no su alma.
Delphiane les apuntó con su báculo, pero los fantasmas no se inmutaron.
—Creo que es hora de que pruebes nuestro plan de escape.
Delphiane, se desesperó, hurgando en su bolso, para sacar el objeto que los iba a sacar de ahí, cuando repentinamente palpó el libro que había encontrado en el estudio del abuelo.
Los fantasmas observaron con atención el libro, mostrando una expresión de temor. Ella se puso a pasar innumerables hojas, a pesar de que no entendía bien el significado de todas las palabras, poniendo una actitud desafiante y empezando a recitar las palabras de un apartado de conjuros. Al principio no sucedió nada, pero ella volvió a concentrarse y a dirigir su intención hacia los fantasmas. Al principio no sucedió nada, pero mientras su concentración e intención aumentaban, el libro empezaba a brillar.
Warren observaba con una sonrisa, sintiendo que el corazón se le aceleraba de emoción, ante las capacidades de su compañera.
Pero la sonrisa de su rostro, se le borró, cuando vio unas manos fantasmales, que salían del tomo, pero en vez de atacar a los impostores, se le volvían en contra a Delphiane. Sin poder resistir como la atrapaban, ella cayó inconsciente.
Los fantasmas rieron de forma burlona.
—Chica tonta, debería aprender a no jugar con las fuerzas arcanas.
—No, es tonta, es fabulosa, la mejor amiga que tuve en años, ayúdenla.
—¿Qué estarías dispuesto a darnos?
—Lo que sea.
La tierra empezó a temblar y de una de las paredes, apareció la rata gigante.
—Ahora estamos todos.
Warren, pudo ver como el terrorífico animal, llevaba colgando a un ensangrentado Bian, al borde de la muerte.
—Por favor, sálvenlos a los dos.
—Podemos salvar a uno solo, si queres a tu amigo, vas a tener que luchar y matar a la rata, si la queres a ella, vas a tener que darle de beber un poco de sangre.
Warren, desenfundó su daga, la encrucijada era grande, pero haría lo imposible, para que los tres salieran con vida de la cueva.
Se quitó una de las vendas de uno de sus brazos y clavo su puñal en la herida, gritando de dolor. Derramando su sangre en el rostro de Delphiane.
Ella seguía sin reaccionar, eso hizo que Warren se llenara de ira y saliera corriendo en dirección a la rata, empezando a atacar al monstruoso roedor, desesperadamente.
La rata apenas sentía los ataques de Warren, contratacando con su cola, como si fuera un látigo.
Pensando en que luchaba por sus compañeros y por su madre, el joven empezó a moverse al límite de sus capacidades físicas, esquivando la cola y las garras del animal, dándose cuenta que, en ningún momento, la rata usaba su boca.
En ese instante de distracción, un zarpazo certero le rasgo los músculos del pecho. El roedor miró a al joven, haciendo un gesto burlón, con una expresión demasiado humana.
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El extraño pasatiempo del abuelo
ParanormalHistoria escrita para el ONC 2023. Un joven campesino, apabullado por los tributos que le exigen los enviados del reino, decide ir a buscar ayuda a lo de sus abuelos. Pero allí lo espera un secreto aterrador.