Capitulo 10

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Delphiane, sintió  un millón de imágenes golpeando su cabeza, lentamente recuperó la consciencia, pero no reconocía nada del lugar en donde se encontraba. Lo primero que vio fue un lugar blanco, con un camino de piedras. Confundida no tuvo otra opción más que empezar a  seguirlo a pasos lentos.

Poco a pco, empezó a recordar el viaje junto a sus compañeros y al ver las inscripciones, se dio cuenta que eran iguales a las del libro y las ruinas que estaban visitando.

Pequeños flashbacks de los fantasmas le asaltaban los pensamientos , no se dio cuenta que había una roca en desnivel y eso la hizo tropezar. Pero antes de caerse sintió que una mano invisible la ayudaba a acomodarse.

—Con cuidado.

La voz sonaba dulce y angelical.

—¿Quién anda ahí?

—Soy una entidad protectora, me encargo de juzgar a quienes hacen el mal y ayudar a quienes tienen un corazón puro.

—Muéstrate, no quiero más trucos.

La entidad asumió una forma visible, mostrando una silueta de luz, con una túnica, pero sin rasgos definidos, en una de sus manos tenía un bastón de pastoreo, su altura era mucho más grande que una persona normal. La figura acercó su bastón a Delphiane , haciéndole sentir una cálida luz.

—Veo que tus intenciones no son malas, aunque no sabes cómo conjurar correctamente y se activó el seguro.

—¿Cuál seguro?

—El que puse, para que nadie haga mal uso del libro.

La entidad aliada, transformo el ambiente, para convertirlo en un lugar mucho más acogedor, con una larga mesa, un cómodo asiento y una fiesta de té.

—Ponte cómoda, te contare toda la historia.

—Ese libro se lo conoce como el libro del guardián.

—Ví que tenía un falso fondo, pero estaba vacío, también había una imagen de una criatura, luchando contra algo.

La entidad, se quedó en silencio, demostrando incomodidad, antes de volver a hablar.

—Esas son malas noticias.

—¿Qué quieres decir?

—Este libro tenía como función, guardar un objeto personal, del ser que estaba ilustrado.

—Entiendo, ¿Pero qué peligros trae ese ser?

—Otra vez, va a querer ser el gobernante supremo y traer una época de oscuridad.

—¿No puedes detenerlo?

—Mis poderes son limitados, en este plano, solo tengo un cuarto del mismo, solo puedo cumplir las funciones para las cuales me programaron.

—¿Qué podemos hacer para evitarlo?

—Interrumpir el ritual, separar la piedra y el libro de conjuros e iniciar nuevamente el ritual de destierro.

Delphiane estaba confundida por esas palabras, sus conocimientos limitados no le permitían entender del todo las palabras de la entidad.

—Te mostrare toda la historia.

La entidad, le mostró a Delphiane, tiempos antiguos y sin registros precisos en los libros de historia de la época. Estaba en un lugar nublado y azotado por una tormenta eléctrica. Había dos ejércitos, uno parecía tener caballeros bien entrenados, mientras que otro tenía una enorme cantidad de muertos vivientes. Los ejércitos, luchaban sin descanso, la única forma en la que les permitían retirarse a los humanos era con sus muertes.

Al principio, ellos creían que tenían la ventaja, por vestir armaduras y espadas forjadas especialmente para lidiar contra esa horda.

Se confiaron, y fueron cayendo uno a uno. El general, fue el último, lucho con gran valentía, pero no podía ganar. El líder no muerto, se mostró piadoso, esperando que su rival pereciera por las heridas de combate y llevándose el nuevo ejército que había capturado.

El tiempo pasó y el general sobrevivió, gracias a que un pastor lo encontró. Luego se lo llevó a su vivienda y le trató sus heridas.

El sobreviviente cambio su vida, oculto en las montañas, apenas se enteraba de los horrores que sucedían en los lugares que el ejército de no muertos pisaba, pero, aunque se había entregado a ayudar al pastor y su familia, jamás se olvidó de su fe y de su enemigo. Todos los días, se tomaba un momento para pulir sus habilidades, orando para obtener respuestas. En esas meditaciones, fue conectándose con un plano divino y aprendiendo algunos de sus secretos.  Pasaron diez largos años hasta que estuvo listo para volver a enfrentarse a su enemigo.

Mientras lo buscaba, pudo atestiguar todo el terror que habían causado durante ese tiempo, sometiendo todo a su paso.

El antiguo general, retó a su enemigo a un duelo. El no muerto aceptó, al principio no lo reconoció, pero al ver su espada, se sintió confiado en que ganaría fácilmente ese combate, jurando que esta vez le daría una muerte segura.

Pero no sabía del poder divino que el general había obtenido. Con su espada ungida por la luz, pudo dañar el libro de conjuros de su enemigo, quitándole una piedra de color rojo, ubicada en el centro del tomo.

—¿Esa es una piedra filosofal?

—No sé qué es eso, la piedra es la filacteria, ahí es donde el Liche guarda su poder.

Delphiane, pudo ver como el general conjuraba unas palabras e invocaba un vórtice que luego se volvió cristal y como eso era transportado a otro plano. Ella estaba fascinada al haber visto esa clase de habilidades.

Luego pudo ver que el guerrero regresaba a sus tierras, siendo un héroe, esas imágenes ya las había visto en algún lugar y recordó los vitrales cuando habían ido a la capilla.

El guerrero regreso a sus tierras y fue condecorado como un héroe, fundando la sagrada orden de Canvike. Los monjes entrenados en la orden, se dedicaron a perseguir al resto de los muertos vivientes y purgarlos. Pero también a separar y custodiar los artefactos del Liche.

—Que gran historia.

—Eso es todo lo que sucedió, veo que eres usuaria de artes arcanas, puedo ayudarte y cargar tu energía, pero solo de manera limitada, eres la única esperanza que tenemos.

—No me voy a rendir, pero voy a luchar por mí y mis compañeros, no le debo nada a esa orden, es la primera vez que oigo hablar de ellos, creo que se extinguieron hace tiempo.

La voz de la entidad se cargó de tristeza. —No puede ser, entonces quien va a detenerlo ahora, donde están los hombres de fe.

Delphiane, pudo sentir que la entidad le daba un abrazo que la llenaba de energía, pero pronto ese plano se empezaba a volver inestable.

—Lo siento, no puedo soportar más, creo que  gane mi libertad.

Ella vio como todo a su alredor parecía colapsar y abrió los ojos repentinamente.

Lo primero que sintió fue un pestilente aroma a sangre. Podía oír como los fantasmas se reían, aparte del sonido metálico de la daga de Warren golpeando el macizo cuerpo de esa espantosa rata gigante.

—No puede ser. — Recordando las palabras de Nato. —Ese es el famoso rey de las ratas.

Ella se puso de pie, acercándose con valentía hacia Warren.

—Tomate un respiro, ahora me encargo yo.

Warren estaba jadeando, todo su cuerpo estaba manchado de sangre y sudor. Al ver a su compañera, solo sonrió, mirándola con alivio.

—Bienvenida de nuevo.

El extraño pasatiempo del abueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora