Capítulo 6:

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Tanjiro se observó por lo que parecía la quinta vez en la noche, no había querido utilizar su uniforme esta vez, quería que Senjuro lo viera como era, sin trajes, sin pantallas, simplemente su ser denudo y a su merced, Senjuro lo quería por quien era, no por lo que le podía llegar a dar, por eso le daría su propio yo, la simple camiseta y los pantalones gastados le podía llegar a decir que era un alfa trabajador y leal, que daría todo por hacerlo feliz y era lo único que importaba.

La cabellera rubia se divisó entre la multitud de gente, ese festival era demasiado concurrido y le gustaba, tenían la oportunidad de conocer otras gentes, comer cosas deliciosas y jugar juegos de niños y al final los preciosos juegos artificiales.

Habían acordado encontrarse cerca del templo y Tanjiro comenzaba a pensar que no fue una de sus grandes ideas, la gente comenzaba a aglomerarse y para Senjuro sería casi imposible encontrarlo, demasiados aromas.

Cuando sus ojos cristalinos se posaron en el omega más hermoso de la existencia, su mandíbula tuvo que caer suelta, Senjuro estaba precioso, su kimono era exquisito, se amoldaba a su elegante y refinada figura omega definiendo todo lo que se debía definir, su cabello rubio recogido en un moño bajo con algunos mechones sueltos, dando la apariencia de no haberse esforzado mucho al peinarse, sus ojos delicadamente maquillados con una simple línea negra que solo hacían resaltar sus ojos ambarinos y claros, sus pómulos resaltados con un suave tono rosáceo y sus labios carnosos esculpidos con un brillo maravilloso.

Era una aparición, un ángel caído del cielo, un tipo de diosa jamás vista, solo Tanjiro podía tener su gracia y su bendición.

De repente se sintió pequeño, pequeño e insignificante parado ahí, con su humilde regalo en sus manos temblorosas, Senjuro era demasiado para su pobre y desgraciada existencia.

Senjuro sonrió al verlo, iluminando el lugar oscuro, por mucho el omega más hermoso del lugar.

— ¡Tanjiro! — llamo emocionado, tratando de inútilmente de correr, el kimono se lo impedía a cada paso.

Kyojuro dio una advertencia silenciosa que freno al omega, Tanjiro casi le gruño al otro alfa, no le gustaba que apagaran el espíritu de Senjuro de esa manera.

— Senjuro — prefirió caminar a su encuentro, se notaba lo difícil que era caminar las getas.

Tanjiro observo por un momento el bulto en sus manos, tratando de decidirse si valía la pena entregárselo o no, Senjuro lo observo confundido, su lindo rostro hacia un lado con la pregunta en sus facciones.

— ¿Qué es eso? — pregunto por fin el omega.

Tanjiro salto sobresaltado, no se había dado cuenta que se había ensimismado tanto tiempo, Senjuro se veía adorable con su pequeño mohín entre sus cejas.

— Te... te traje un regalo — contesto sin aun estar del todo convencido, pero cuando observo el rostro de Senjuro iluminarse supo que valdría la pena su pequeño regalo.

— Me comentaste que te gustaba dibujar, pero que no habías podido refinarlo, porque tu padre te lo prohibió y... — le temblaban las manos cuando le entrego el libro en las manos de Senjuro.

Los ojos de Senjuro se agradaron en sorpresa para después iluminarse y casi llorar ante su regalo, era un simple libro de historia del arte, aunque si le había costado algunos meses de su arduo trabajo y sueldo, casi un ojo de la cara, pero Senjuro lo valía.

— ¡Gracias! — Senjuro salto a sus brazos, sorprendiendo a más de uno.

Kyojuor lo miro incrédulo, era un simple libro, ¿Por qué su hermano pequeño se podía así de feliz por un simple libro? Tenía suficientes en casa.

Tiempo de Promesas⌠TanjiSen⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora