Capítulo 10:

112 12 0
                                    

Tanjiro miro a Kyojuro entrar apresurado a la casa, un ligero aroma a alfa lo seguía, entonces sus ojos bermellón observaron hacia el patio trasero.

Sus ojos se volvieron rojos de rabia al comprender lo que hacia otro alfa completamente desconocido en la propiedad de sus padres, ¡Era uno de los alfa que pretendía quitarle a su omega! Y si había llegado hasta ahí, quería decir que venía por Senjuro.

No supo en qué momento olvido por completo su inconveniente, pero camino como energúmeno hacia el otro alfa.

— ¡Tu! — rugió.

El alfa lo miro confundido, pero fue veloz al momento de tomar sus muñecas, Tanjiro lo había tomado por las solapas de su camisa, aunque el otro alfa era más grande y voluptuoso, Tanjiro logro someterlo por su enfado e ira.

— No me quitaras a Senjuro ¡Es mío! — vocifero el alfa, su voz sonaba gruesa y a muerte.

Tanjiro escucho su nombre a través de la bruma de sed de sangre que se había formado, Kyojuro estaba a su lado, tratando desesperadamente de que soltara al infeliz que quería quitarle a su omega.

— Tanjiro suéltalo, ¡Es mi compañero! — apuradamente las ultimas palabras penetraron en su subconsciente.

Tanjiro observo el rostro cada vez más morado del otro alfa y a Kyojuro que parecía genuinamente preocupado, Tanjiro lo soltó, y Tengen tosió y froto su garganta.

— ¿Es tu compañero? — pregunto más que confundido Tanjiro.

No es que no supiera que había compañeros alfas, pero eran demasiado raros y eran contados, si, si eran compañeros como el hermano de su omega le juraba, su familia había sido bendecida con fuerza y virtud o eso se decían las leyendas.

Kyojuro lo observo avergonzado y asintió para sorpresa de toda la familia Kamado, habían salido al escuchar todo el alboroto.

— Esto es para celebrarse, que dos alfas se unas como compañeros, es una gran bendición — argumento feliz Kie.

— Adelante, adelante — la férrea mujer los empujo a todos hacia el interior, de verdad pensaba celebrar algo que no le debería incumbir.

Cuando Senjuro despertó, parpadeo confundido, no sabía dónde estaba, pero su instinto se sentía seguro y resguardado, todo ese aroma a Tanjiro lo tenía embotado, entonces recordó todo como un rayo, la huida de los guardias que su padre muy convenientemente había "colocado" para su seguridad, una vil y gastada escusa de querer tenerlo monitoreado en su vida, su ardua carrera hasta llegar a los brazos de su alfa y su llanto infinito, su lloriqueo por saber que su padre no quería su felicidad sobre su linaje y poder, se avergonzaba de saber que Tanjiro lo había visto en su peor momento.

Las risas, burlas y escandalo llamo su atención, se estaban divirtiendo afuera, Senjuro sonrió, por lo menos su hermano estaba teniendo un poco de esa felicidad que tanto necesitaban.

Estaba oscureciendo afuera, los tonos negros, azules y naranjas eran prominentes en el horizonte, ¿Tanto había dormido? A decir verdad, era demasiado relajante dormir envuelto en el aroma de su alfa, se sentía cómodo y seguro, como si nada ni nadie pudiera lastimarlo y así se supone debió sentirse siempre.

Un bostezo perezoso salió de su boca sin llegar a quererlo y sus brazos y espalda se estiraron para relajarse, si este era su lugar si lo hacía sentir tan relajado y en paz.

Pretendía quitar la funda del futón, cuando la puerta corrediza se deslizo revelando un Tanjiro algo avergonzado por los gritos de afuera, Senjuro lo miro confundido.

— ¡Ah! Senjuro estas despierto, deberías venir a cenar, debes tener hambre — la afable y amable sonrisa de Tanjiro le dijo que era algo habitual para el invitar a comer a alguien que no llegaba a conocer muy bien y mucho más a Senjuro que era su omega, su instinto gritaba que alimentara a su compañero.

Tiempo de Promesas⌠TanjiSen⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora