Capítulo 9;

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Tanjiro seco el sudor de su frente, había trabajado toda la mañana sin descanso, era lo que necesitaba para poder gastar su cuerpo lleno de euforia y energía para poder dormir por las noches, era lo que le pasaba cada vez que veía a su omega, su vitalidad, vigor y entusiasmo lo llenaban a rebosar por los días posteriores, y no solo eran las horas de trabajo en su casa, no, también por las tardes tenía clases de aviación para el ejército y preparación excautiva, terminando muerto por las noche y sabía que si no hacia eso, terminaría importándole un cuerno su cortejo y finalmente acabaría en casa de Senjuro para márcalo.

Decidió que lo mejor sería seguir con el trabajo o comenzaría a tener pensamientos estúpidos, tal y como aquel que había tenido hace unos instantes, follarse hasta el olvido a su omega y marcarlo con sus dolorosos dientes.

Tanjiro suspira y sigue trabajando, este año fue bueno para la cosecha y esperaba que lo siguiera siendo por eñ bien de su familia.

Algo tomo su atención de repente, un punto rubio en la distancia, dejando sus herramientas en el suelo olvidadas, Tanjiro se adelantó, los puntos rubios se hacían cada vez más cercanos ¿Senjuro? Logro distinguir una figura delgada y curvilínea y luego su nombre en un susurro lejano.

— ¡Tanjiro! — el alfa achicó sus ojos inútilmente tratando de ver mejor a la distancia.

¡Era Senjuro! Pero ¿Por qué? Era demasiado pronto para verse, su menuda figura corría con rapidez en su dirección entre los sembradíos, no importaba porque Senjuro había ido hasta su casa y, sobre todo, por una ruta poco convencional, no importaba que fuera demasiado pronto para su siguiente encuentro, su omega parecía necesitarlo y el acudiría sin importar que.

Tanjiro corrió para alcanzarlo y logro tomarlo en brazos antes de que Senjuro cayera de bruces por tropezar, cayendo los dos juntos al suelo de tierra.

Senjuro lo observo un segundo con sus grandes ojos claros de cervatillo asustado, antes de sollozar y echarse a llorar sobre su pecho, poco le importo que su omega se limpiara las lágrimas y mocos en su camiseta al frotar su rostro en su pecho, simplemente lo abrazo fuerte contra su cuerpo.

— ¿Qué fue lo que paso? — cuestiono preocupado, acariciando su cabello rubio con adoracion.

Senjuro era un mar de lágrimas incapaz de pronunciar palabra, ahogándose en hipidos desesperados trato de hablar, rindiéndose después de un momento por su extrema firma de llorar.

— ¿Qué fue lo que sucedió? — busco iluminación en el hermano mayor, comenzaba a desesperarse por el estado de su omega y su instinto solo quería calmarlo con lo que fuera necesario, cariño, amor, mimos y hasta arrancarle la garganta algún idiota estaba dispuesto.

— Hay que esperar a que se calme, fue contigo con quien se rompió, no durmió en toda la noche, necesita desahogarse — palmeo amistosamente su hombro.

Era más sencillo decirlo que hacerlo, su instinto cada vez estaba más alterado de ver tan vulnerable a su omega, no sabía qué hacer o decir para calmarlo, no fue hasta que Senjuro redujo su llanto histérico ha lamentos hipidos ocasionales, que logro hacer retroceder el instinto asesino que comenzado a crecer.

Y cuando no escucharon nada, se dieron cuenta que el omega se había quedado dormido, por supuesto aferrado a Tanjiro, su aroma debió hacer el trabajo.

Cuando ambos alfas estuvieron seguros que Senjuro estaba profundamente dormido, decidieron llevarlo aún lugar más cómodo y también para hablar con un poco más de libertad, Tanjiro estaba ansioso de saber qué fue lo que ocasiono ese tipo de reacción en Senjuro.

Después de recostarlo en su futón, en su habitación, logro ver que el cuerpo del omega perdía tensión, suspirando lleno de alivio, todo el lugar olía a él después de todo, mientras se abrazaba inconscientemente a la almohada del alfa y hundía la nariz ente los suaves pliegues, ronroneaba lleno de gusto, Tanjiro sonrió y acaricio los rubios cabellos.

Tiempo de Promesas⌠TanjiSen⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora