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13 de Abril del 2022Monte-Carlo, Mónaco

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13 de Abril del 2022
Monte-Carlo, Mónaco

ERA UNO DE ESOS DÍAS EN LOS QUE MI HABITACIÓN ERA UN LUGAR SEGURO, no era un secreto que mi salud mental se había deteriorado cuándo mi padre me sacó de la casa en la que me crié solo por su egoísmo. Extrañaba a mi abuelo todos los días, el jamás me había fallado y sabía que nunca podría hacerme algo así. La gota que derramó el vaso fue despertar con un mensaje de mi hermana pidiéndome reunirnos con el abogado del abuelo para leer el testamento por tercera vez, al parecer les costaba aceptar que la mayoría de sus bienes y negocios estaban a mi nombre

Las lágrimas no habían dejado de correr por mis mejillas, había querido levantarme de la cama pero al intentarlo sentí que iba a caer de rodillas por la debilidad de mi cuerpo. Solo mis amigos cercanos sabían que sufría de anemia, está comenzó en mis primeros meses siéndo parte de Ferrari, mi vacío emocional me quitaba el apetito y normalmente olvidaba tomar agua, cosa que me hizo entrar en la peor etapa de mi vida. Charles, Carlos y Pierre siempre estuvieron ahí, cuándo tenían tiempo libre íbamos por un snack o me acompañaban a cenar y poco a poco me fui recuperado

Pero al lidiar con todo el estrés del trabajo, los problemas con las personas que decían ser mi familia y mis pocas ganas de seguir progresando, mi apetito se esfumó y el simple hecho de ver un plato de comida me causaba náuseas o me hacía llorar. Estaba mirando el techo cuándo la puerta se abrió dejándome ver a Charles con bolsas en sus manos

Aún no había ido a entrenar porqué su perfume era el único aroma que resaltaba en la habitación, supuse que Pierre ya se había ido porqué no escuché un saludo entre ellos. El francés había intentado convencerme de ir a desayunar juntos pero mis ánimos no me permitieron aceptar su propuesta

-Hola preciosa- una sonrisa cálida se asomó en su rostro -buenos días

-No creo que tengan algo de bueno Charlie- mis labios formaron un puchero cuándo se acercó para dejar un beso en mi frente

-Pierre me dijo que no querías ir a desayunar, así que traje el desayuno hasta aquí- tomó asiento a mi lado y dejó las bolsas en mi regazo -solo son tostadas francesas con frutas y esa limonada rosa que tanto te gusta

-No puedes usar mi limonada para tu intentó de manipulación- dije frunciendo el ceñó -pero lo tomaré solo por esta vez

-Mientras tu desayunas, yo buscaré un lindo conjunto en tu closet- yo lo miré extrañada -iremos a entrenar juntos

-Perceval- deje escapar un gruñido que lo hizo reír

-También llevaré algo de respuesto, nos daremos un pequeño baño con agua helada- yo negué mientras le daba una mordida a mi tostada -luego iremos al paddle con Arthur y Lorenzo

DAYLIGHT| Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora