Cap 41: El perdón

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A Lan Huan le tiemblan las piernas mientras aprieta la base de su miembro para evitar correrse. Su esposo ha tenido la amabilidad de sujetar ambos muslos para apartarlos de su camino, uno a cada lado de su cuerpo, mientras presiona profunda e indolentemente contra sus entrañas, apretando y estimulando cada nervio dentro de él. Lan Huan gime en voz alta. Sabe lo mucho que le gusta a Jiang Cheng escucharlo, así que le da el placer de vocalizar cada acierto que tiene su esposo al tocarlo. Allí, sobre la mesa de madera, sujetandose con un brazo en la dura piedra tras de él, Lan Huan se pierde en las sensaciones después de suplicarle a Jiang Cheng que le hiciera el amor antes de salir de la habitación.

Sus ropas están sudadas y húmedas, su pecho caliente y sensible, su cuello y sus hombros llenos de mordeduras de su esposo que a veces juguetea con sus dientes allí donde alcanza. Ahora Jiang Cheng muerde el lóbulo de su oreja y Lan Huan aprieta duro su erección para no eyacular. Tiembla, tiembla deliciosamente con la cabeza hecha una gelatina, una masa caliente y palpitante. Su boca se abre para volver a gemir.

—Lan Huan. —Jiang Cheng le toma la cara con firmeza antes de buscar besarlo. Lan Huan se pierde en el beso, toma sus brazos para amarrar a Jiang Cheng más cerca suyo y se queja cuando siente los dientes sobre sus labios hinchados. Suave, no para romper, pero sí para enloquecerlo—. Lan Huan, no voy a soportarlo más.

—Espera... quiero que me muerdas. —Y cada vez que lo dice, que lo pide, puede sentir a Jiang Cheng temblar más fuerte dentro de su interior. Lan Huan saborea eso—. Sal... déjame voltearme.

Jiang Cheng vuelve a besarlo fuerte y duro antes de hacer lo que le pide. Por unos momentos, Lan Huan se detiene para respirar y recuperar su atención al tiempo y al espacio. Cuando vuelve a abrir los ojos, encuentra el cuerpo de su esposo desnudo, solo la túnica superior colgando de sus hombros, su cuerpo húmedo y su miembro endurecido y de pie, con la curva ligera que tanto le encanta mirar que apunta a su izquierda. Alarga una mano para tocarlo ligeramente y sentir como palpita entre sus dedos.

—Joder, Lan Huan... no podré contenerme si me tocas.

—Está bien, está bien.

—Voltéate pronto antes de que me corra.

—Oh, A-Cheng, lo que daría por poder pintarte así... pero si lo hago los demás sabrán quien es Sandu Shengshou dentro de sus ropas y no soporto esa idea.

—Voltéate, maldita sea, ¡me quiero correr!

Lan Huan ríe, ríe ronco mientras se baja de la mesa y se gira para darle la espalda. Con una mano aparta su cabello y lo deja reposar sobre su hombro derecho, para así descubrir su nuca. Su esposo jadea, lo escucha fuerte y duro cuando se pega contra su cuerpo. Lan Huan cierra los ojos perdido en el placer de sentirlo entrar una vez más. Se queda quieto y Jiang Cheng tampoco se mueve mientras extiende su tortura: besa su nuca, acaricia su costado desde sus oblicuos hasta sus axilas, cruza por sus pectorales, baja por su abdomen y luego pasa alrededor de su miembro para acariciar su escroto endurecido. Lan Huan gime alto una vez más.

Entonces, de nuevo. Se sumerge, se sumerge, se sumerge. Jiang Cheng empuja incesante dentro de él y Lan Huan debe sujetarse con sus manos contra la pared de piedra mientras su esposo juega con él con sus dedos, con su cuerpo, con su aroma viciado de canela y madera mojada, con su fuerza, con su poder con la conjunción de ambos núcleos que crea el cultivo dual, con sus yemas jugando con piel, con su boca... sus dientes...Muerde, Lan Huan gime y se viene cuando la mordida se concreta. Su alfa gruñe y él jadea fascinado y mancha por completo la pared. Dentro se siente la corrida de su esposo que se escurre por su agujero cuando sale de él, mancha sus muslos temblorosos y cae al suelo chispeando como la cera de una vela derretida. Su esposo sigue tras él, abrazándolo mientras tiembla con sus dientes aún puestos en el lugar.

(No) Nos amamos (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora