Le clavé el cuchillo al último demonio que quedaba en pie.
- Ese era el último -dije- Menos mal que aparecisteis.
- Dale las gracias a Cass, sino hubiese sido por él, no hubiesemos llegado tan rápido.
- Por cierto, ¿dónde está Dean?
- Estaba cansado, si hubiese venido, probablemente le hubiesen matado.
- Si tú lo dices -miré a Cass que estaba enbobado mirando al cielo- Oye, Cass, ¿te encuentras bien?
- Es Dean -se me hizo un nudo en el estómago- Creo que le ha pasado algo.
- ¿El qué?
- No estoy del todo seguro -Cass desapareció y luego se volvió a materializar entre Sam y yo- Vamonos.
La habitación del motel estaba destrozada. Dana estaba a un lado de la cama, me acerqué a ella y le tomé el pulso.
- Está muerta -murmuré.
- ¿Qué ha pasado aqui, Cass?
Cass se acercó a la cama.
- ¿Eso es sangre? -pregunté.
- Sí, y creo que es de Dean -dijo Cass.
- Cahol -susurré.
- Cahol, ¿de qué lo conoces? -me preguntó alarmado Cass.
- Los que me secuestraron lo invocaron, él se metió dentro de Dana -miré el cadáver- Y dijo que iba a por Sam y Dean.
- Si él está aqui, tenemos un gran problema.
- ¿Por qué? ¿Qué sabes de él? -preguntó Sam.
- Cahol es un demonio muy antiguo y poderoso. Él estuvo durante las guerras griegas, en las cuales consiguió tomar un gran poder en esa zona. Más tarde, Cahol emprendió una especie de revolución contra Lucifer, muchos demonios le siguieron, pero por supuesto, Lucifer tenían sus propios demonios. Fue una de las batallas más sangrientas que hubo. Cahol era bueno. Él y Lucifer no llegaron a tener un enfrentamiento directo, pero si lo hubiesen tenido, no sé con seguridad quién hubiese ganado. Los ángeles, que observabamos esa guerra desde arriba, decidimos encerrar a Cahol por si en algún momento decidía atacarnos. Él fue encerrado por ángeles muy poderosos en una carcel cerrada con 3 llaves de sangre.
- ¿Llaves de sangre? -pregunté confundida.
- Así es, llaves de sangre. Las 3 cerraduras que abrían la puerta de la jaula de Cahol eran la sangre de 3 familias diferentes.
- ¿Las 3 chicas muertas por esa secta? -Cass asintió- ¿Cómo las elegisteis? A las familias digo
- En esos momentos sus familias eran cazadores muy experimentados, creímos que ese legado perduraría en esas familias, y nunca llegamos a pensar que las 3 cerraduras acabarían coincidiendo en la misma ciudad.
- O sea, que esos tíos engañados por Cahol matan a 3 chicas descendientas de esas "cerraduras" luego, cogen su sangre y la jaula está abierta, ¿así sin más?
- Sí, creímos que era suficiente.
- Pues ya hemos comprobado que no.
- ¿Y qué ha pasado con Dean? -Sam se metió en la conversación.
- Si estoy en lo cierto, Cahol lo abra poseído, y dudo bastante que lo suelte con facilidad.
- Bien -tapé el cadáver de Dana con una sábana- ¿Se puede exorcizar?
- Creo que sí, pero es listo, dudo mucho que nos de tiempo suficiente para exorcizarlo.
Sam miró por la ventana.
- Se ha llevado el impala, le seguiremos.
- Cass, ¿cómo podemos matar a Cahol?
- ¿Qué? ¿¡Estás loca!? ¿¡Vas a matar a mi hermano!? -me medio gritó Sam
- Si es necesario sí -dije tranquila- No voy a dejar que Cahol ande por ahí, y mucho menos que empiece una guerra y destroce medio planeta.
- ¡Es mi hermano!
- Lo sé, y no le guardo ningún rencor, pero él no querría que un demonio utilizase su cuerpo -Sam resopló- Ahora vamonos, hay que conseguir un transporte.
Narrador en 3º persona.
Cahol se despertó. Miró a la chica que tenía a su lado en la cama y luego se levantó. Pasó por encima de sus bóxers y fue hasta el baño. Se miró en el espejo con detenimiento.
- He ganado la lotería con este cuerpo -sonrió- Fuerte, apuesto y cazador -se dió media vuelta y se miró la espalda- ¿Qué más se puede pedir?
- Ya estás despierto, ¿eh? -él se giró y miró a la chica arrodillada en la cama- ¿Te apetece otro asalto? -preguntó traviesa.
Cahol se acercó a la cama.
- Me encantaría, pero tengo cosas que hacer -levantó la mano y la chica explotó, haciendo que toda la habitación quedase teñida de sangre.
Cahol se quitó la sangre del torso con una ducha y luego se fue del motel.
****
El moreno corrió por la calle mirando cada tres pasos hacia atrás para observar dónde estaba su perseguidor. Entonces Cahol apareció delante suya, lo agarró por la cabeza y lo lanzó contra la pared del callejón.
- ¿En serio me vas a matar a plena luz del día? -preguntó el chico.
- Este es un barrio bastante marginal, no creo que nadie venga a socorrerte.
Los ojos del tío se volvieron negros, y al momento se lanzó contra Cahol, pero éste esbozó una sonrisa y luego le pegó una patada en el estómago.
- Tú me causastes muchos problemas en la guerra, querido Breda.
- ¿Cómo ha escapado? Los ángeles te encerraron.
- Sí, y ahora he vuelto, y pienso acabar lo que empecé -él levantó la mano y lanzó a Breda contra la pared- Tú serás el primero de muchos -y él reventó. Cahol sonrió y sacó una agenda- Te toca, Loip.
Narra Claire ("tú")
Entramos en la habitación del motel, la sangre ya casi estaba seca del todo.
- ¿Qué coño ha pasado aqui? -murmuré.
- Parece obra de Cahol -dijo Cass.
- ¿Era alguien importante? -preguntó Sam refiriendose al cadáver.
- No, solo un chica del montón -Cass se quedó mirando al techo.
- Oh no, otra vez ese sónar de ángel no, por favor.
- Ha habido otro asesinato, y éste sí es importante.
Cuando nadie nos miró, Cass nos teletransportó. Un callejón lleno de sangre.
- ¿Quién era? -pregunté.
- Era Breda -dijo Cass.
- ¿Quién? -pronunció Sam.
- Era uno de los 3 demonios que lideraba el ejército contra el que luchaba Cahol durante la revolución.
- ¿Quién son los otros 2?
- Loip y Saghs.
- ¿Breda? ¿Loip? ¿Saghs? ¿No hay nombres más raros?
- No nos lo tomemos en broma -dijo Sam.
- Castiel, veo que te has enterado de lo ocurrido.
Nos giramos.