Narrador en 3º persona.
Dean y Cass aparecieron en la habitacción del motel de Sam. Él estaba sentado en una silla dandose puntos en la herida.
- Sam, ¿qué ha pasado? -preguntó Dean alarmado.
- Ellos la cogieron -dijo Sam sin mirar a Dean a la cara.
- ¿"Ellos"?
- Sí, son varios -Castiel se acercó a Sam y le curó la herida- Gracias, Cass.
- ¿Cómo la cogieron? ¿Qué hacía ella allí?
- Ella quiso hacer de señuelo.
- ¿¡Qué!? ¿¡Y la dejaste!?
- No teníamos ninguna pista sobre ellos, y ella me lo pidió.
- Ha sido muy irresponsable por tu parte y por la de Claire.
- Lo sé.
- Pero ahora centrémonos en encontrarla -Dean se giró y miró a Castiel- ¿Puedes localizarla?
Castiel cerro los ojos por unos segundos. Luego los volvió a abrir.
- Algo me lo impide.
- Cojonudo -murmuró Dean- ¿Y ahora qué?
- No lo sé -dijo Sam.
Narra Claire ("tú")
El cuello me dolía, todo me daba vueltas. Solo me acuerdo hablar con ese chico y de repente un dolor en el cuello horrible. Una vez mi visión se recuperó, miré a todos lados. Estaba atada. Tenía una chica al lado también atada.
- Eh, eh -intenté llamar su atención- Despierta, despierta.
La chica abrió los ojos.
- ¿Qú-quién eres? -me preguntó asustada.
- Soy Claire, ¿tú?
- Dana.
- Bien, Dana, ¿cuánto tiempo llevas aqui?
- No lo sé. Pero había más chicas conmigo.
- ¿Qué les pasó?
- Dana pronto lo averiguará -nos giramos ante esa voz. Era un chico con una túnica negra- Pero haremos una excepción por esta vez y te dejaremos ver todo el proceso.
- Qué majo -dije con sarcasmo.
Otros dos encapuchados aparecieron.
- Llevadlas a la sala ritual.
- No me gusta como ha sonado eso -dijo Dana.
- Ni a mi tampoco.
Los dos encapuchados nos cogieron y nos hicieron caminar a través de varios pasillos y escaleras hasta llegar a una habitación gigantesca con ladrillos totalmente negros con una especie de camilla de piedra en el centro. Un montó de encapuchados hacían un círculo rodeando esa camilla.
- ¿Qué es esto? -preguntó Dana.
- Perfecto, una secta satánica -dije- ¿Algo más, dios? -dije mirando al cielo.
- No te atrevas a mencionar a ése aqui -me aviso un encapuchado.
- Mencionaré a quién me salga de las narices, ¿vale? -me encaré.
- ¿Osas enfrentarte a mí?
- Sí.
Uno de ello me empujó hacia delante.