Capítulo XIV.

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La primera vez que había sucedido, estaba siendo bastante extraña para su corazón.

Caminaba por el puente con un poco de inestabilidad mientras la botella de licor se aferraba a su mano derecha y en la otra descansaba un cigarrillo, el cual poco a poco se iba apagando gracias al fuerte frío que azotaba la ciudad, las lágrimas que corrían por sus mejillas lo hacía sentirse patético, pero tampoco podía evitar el hecho que todos sus esfuerzos nuevamente fueron en vano, que simplemente no valía para nadie.

Ni siquiera para la persona que creía amarlo.

Apoyo sus manos al barandal dejando que su cabeza bajara un poco buscando mirar con un poco más de lucidez, su auto estaba estacionado al final del puente, pero él simplemente no quería ir a casa. Estar solo, sumiéndose en el dolor de nuevamente haber sido engañado por una persona a quien creía entregarle todo su corazón, era algo que ya no podía soportar.

¿Cómo hacerlo? Barcode era su ángel, esa persona que podría amar durante el resto que le quedaba de días, entonces la realidad lo alcanzó volviendo a mostrarle que sus esfuerzos nunca serían suficientes y que tampoco era merecedor de algo perfecto.

Y no hablar de la traición de su mejor amigo, que bien no podría ser considerado una traición porque nunca le habló con sinceridad, tal vez si desde el principio, en lugar de mostrarse celoso, hubiera hablado con Ta para decirle lo que estaba sintiendo, este se habría hecho a un lado. Pero de que servía en esos momentos, sí Barcode fue quien permitió que ese beso ocurriera, Barcode fue quien más lo lastimo porque simplemente no podía hacer nada para impedirlo.

Con pasos lentos y algunos intentos de caídas llegó hasta su auto para poder ir a casa, sabía que en ese estado nadie podría pedirle explicaciones, mucho menos hacerle reclamos sobre la irresponsabilidad al tomar mientras manejaba.

No tenía ningún lugar a donde huir de sus propios pensamientos, aun cuando su mente estaba cargada de licor, su cerebro todavía recordaba la noche donde lo conoció, su sincera sonrisa que ahora parecía tan lejana como las nubes, su sonrisa que durante muchos días pensó que sería solo para él, pero ahora se daba cuenta de que en realidad nunca podría llegar a serlo.

Otra vez se encontraba ahí, dentro de un poso que aprisionaba su corazón repitiéndole lo ridículo que fue al mostrar sus sentimientos tal y como eran, al volver a acercarse a una persona que solo consiguió lastimar las estúpidas imaginaciones de un futuro junto a él. Ahora se encontraba arrepentido de sus elecciones. Pero ya era demasiado tarde porque se encontraba ahí, fuera de su casa, con los ojos un poco perdidos y sus manos heladas, al igual que su rostro.

—Hijo, no te esperaba tan tarde — agrego la mujer mientras abría la puerta y apenas observo el estado de su hijo, lo tomo en sus brazos para ayudarlo a entrar.

—Jeff, ¿Te encuentras bien?

Su padre lo llevó hasta la sala para tratar de hablar con él mientras su madre preparaba un poco de café y hacer que la claridad regresara a su cabeza. Desde hace mucho tiempo que no lo habían visto de esa forma, es más, pensaron que la presencia de Barcode en su vida había sido el motivo para que dejara de lado todas esas malas costumbres.

—¿Qué sucedió, hijo? — preguntó el hombre con delicadeza mientras lo tomaba de las manos.

—Soy un imbécil, papá. Es lo único que sé.

—¿Por qué dices eso?

—Porque deje mi corazón a merced de los demás y como siempre termine destrozado.

—Cariño... — menciono la mujer entregándole la taza de café.

—No, mamá — interrumpió con fuerza en su voz — Ahora no, solo quiero irme a dormir.

Something in the rain│JeffCodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora