Capítulo XXIV.

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Su cuerpo temblaba en el sitio, sus manos se pusieron frías de inmediato, su corazón comenzó a latir con más rapidez dando paso a que su respiración comenzara a desnivelarse, sus ojos fijaron un punto en el suelo incapaz de saber cómo reaccionar y las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos.

¡Papá déjame!

¡Mamá, por favor no me dejes solo!

¡No quiero hacerme cargo de niños a los que no soporto!

¡Espero no volverlos a ver!

¡Eres un estúpido, igual de inútil que tu madre!

¡Nadie te va a soportar con esa actitud, no tienes nada de interesante!

¡Mataste a tu madre!

—¡Jeff!

El fuerte grito de su mejor amigo lo hizo regresar a la realidad sintiendo aún sus recuerdos gritar dentro de su mente, todos en la oficina lo miraban con confusión como si estuvieran esperando una respuesta, pero Ta era la única persona que lo miraba con tristeza, preocupado por sus acciones y las lágrimas que empezaban a resbalar a toda carrera.

Su cuerpo se sentía débil, cómo si en cualquier momento se desvanecería, su rostro se puso pálido al instante y sus ojos temblaban tratando de enforcar la imagen que las lágrimas desvanecían, miro a su mejor amigo por unos segundos quien tan solo en un movimiento lo abrazo dejando que se aferrara a él sin soltar sollozos para no preocupar a los demás.

Barcode los miraba confundió, no sabía quien era ese hombre aunque podía pensar en una idea, pero de inmediato la descarto porque ese hombre no tenía nada que hacer en la empresa, no tenía porque buscar a Jeff nuevamente, no tenía porque seguirle arruinando la vida.

—¿Quieres que lo mande de la empresa? — susurro Ta sin separarse del abrazo.

Jeff negó con la cabeza alejándose de él, limpio con brusquedad sus lágrimas para después dirigirse a la secretaría evitando las preguntas de sus amigos.

—Dile que pase a la sala de juntas.

—¿Lo vas a ver?

—No tengo otra opción.

Ta suspiro con fuerza siguiendo sus pasos dejando a todos atónitos con esa decisión, comentando entre sí sobre esa acción, sabían que Jeff no diría la verdad de inmediato, pero querían saber que era lo que pasaba, porque se había alterado tanto con tan solo escuchar su nombre e incluso lo vieron llorar, algo que en realidad no pasaba con él.

Jeff nunca lloraba frente a los demás, es más en algún momento llegaron a pensar que nunca lo hacía, pero ahora verlo de esa forma, como si estuviera temeroso de destruirse. De verdad les asustaba.

Los recuerdos parecían incrustarse en su corazón con mucha más fuerza que antes, con cada paso que daba su corazón más sentía pender de un hilo el cual amenazaba con romperse en cualquier momento. Escuchaba nuevamente los gritos de su madre, las peleas a cada momento del día, el llanto de su hermana al sacarlos de la casa, el frío de las gotas de lluvia, el miedo de ser lastimados en medio de la nada. Todo parecía un tornado dentro de su pecho, pero no quería que lo viera débil, no podía permitirlo.

Al entrar lo vio ahí con la mirada en la ventana y las manos hacía atrás, inhalo y exhalo tres veces seguidas tomando la valentía suficiente para poder hacerle frente a esa situación.

—¿Qué quieres?

Cuando regreso a ver se quedó completamente sorprendido por ese semblante, no se parecía en nada al hombre que lo maltrataba cuando tenía seis años, ahora era como un cadáver que caminaba, con ojeras debajo de sus parpados, sus ojos rojos gracias a las sustancias que se metía al cuerpo, sus nudillos rojos y un poco ensangrentados, su ropa completamente desarreglada, rasgada y sucia. Parecía más un indigente que una persona que decía ser la más poderosa en el mundo de los negocios.

Something in the rain│JeffCodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora