Capítulo XVI.

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Tener el corazón roto puede ser la presión más difícil de soportar, mucho más cuando los sentimientos se mesclaban con las razones que tenía la mente para no confiar en nadie más. Sentía que todos los decepcionaban, pero entonces ahí estaba esa pequeña esperanza que era reflejada en la mirada de un chico al que nunca pensó conocer.

Mucho menos, enamorarse de él.

Pero había sucedido y ahora se encontraba con el corazón lastimado recordando como los labios que siempre deseo besar eran tocados por otra persona, estaba cansado de seguir recordando lo mismo a cada momento, pero parecía algo inevitable.

Sus ojos se abrían con lentitud reconociendo el techo que definitivamente no era de su departamento, sus brazos se estiraron hacia la mesita de noche buscando tomar su celular y observar que hora era, pero este no se encendía gracias a la batería. Se había apagado durante la madrugada.

Subió sus manos hasta su cabeza sintiendo como si en algún momento fuera a reventar, incorporándose en la cama dejo que su mirada buscara al dueño del departamento. Había estado con Barcode eso lo recordaba, pero ahora no sabía si aún se encontraba ahí.

Mientras la lucidez regresaba a su cabeza, llegaba las palabras que el chico había dicho mirándolo a los ojos, esa sensación suave de un beso con el que solía soñar desde que sus sentimientos fueron descubiertos, la delicadeza de sus manos correr por sus mejillas buscando que sus rostros se acercarán mucho más.

Con cuidado una de sus manos se guio hasta el borde de sus labios recordando nuevamente esa sensación que nunca antes había tenido. Durante sus veintiséis años había besado a muchas personas, pero nunca había tenido contacto con un ángel o al menos a sí lo sentía su corazón, respiro con fuerza para después levantarse de la cama e ir a trabajar, no quería que sus padres se preocuparan por su extraña desaparición.

Sintió como el olor a licor y cigarrillo emanaba de su camiseta, lo que le hizo recordar las palabras del chico en la noche anterior, una sonrisa se poso en su rostro al saber que le gustaba su perfume, por lo menos algo le gustaba de él. Sus ojos se guiaron hasta la mesa donde había una bandeja color amarillo con el desayuno preparado y una nota sobre ella.

Espero que hayas amanecido mejor, anoche te encontrabas mal. Te preparé el desayuno, nos vemos en la oficina. Te quiero.

Jeff soltó una risa nuevamente por el detalle mientras sentía que la vergüenza llegaba hasta sus mejillas.

Nunca nadie lo había visto de esa forma, consideraba que era una fase muy destructora como para dejar que los demás se deleitaran al ver su desastre, pero Barcode había sido diferente, en lugar de regañar por su exageración al momento de beber, quiso ayudarlo para que eso pasará y se quedó con él durante toda la noche.

Eso no lo había vivido antes.

Después de haber desayunado fue hasta su departamento para bañarse y cambiar su ropa, de otra forma los empleados se enterarían de lo que ocurrió o al menos lo supondrían. Al llegar a la empresa emitió una pequeña sonrisa a su secretaria en forma de saludo dejándola sorprendida por sus buenos ánimos, hasta que vio una escena que en realidad le estaba cansando.

Barcode estaba con Ta hablando en el pasillo de la forma más animada posible, su sonrisa parecía sincera, pero los ojos de Ta solo se centraban en los del menor con un extraño brillo en sus pupilas que Jeff deseaba tanto apagar.

Odiaba verlos juntos.

—Entonces, por fin todo se solucionó ¿Verdad?

La conversación era completamente diferente a lo que Jeff imaginaba. Barcode llegó emocionado por lo que había pasado la noche anterior, su situación con Jeff por fin se había resuelto y seguramente su relación podría dar inicio, después de ese beso tan único que compartieron, era la conclusión que podían sacar.

Something in the rain│JeffCodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora