Capítulo XXVII.

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Ta había entrado a su oficina por entregarle los últimos papeles, pero al notarlo ansioso y un poco exaltado optó por quedarse junto a él esperando que en algún momento le contará lo que estaba ocurriendo, en realidad temía que Jeff pudiera hacer cualquier cosa de la que después de haya a arrepentir.

—¿Me dirás que es lo que pasa? Has estado extraño todo el día.

—Tiene a mi hermana — respondió fijando su mirada en Ta mientras esperaba que sus amigos fueran a su oficina.

Después de la llamada había estado pensando en una manera para poder rescatarla y lo único que se le ocurrió fue ir hasta su casa y exigir que la liberara. Tenía que funcionar porque no pensaba dejar más tiempo a su hermana junto a esa persona que podría lastimarla en cualquier momento.

—¿De qué hablas?

—Ihan, tiene a mi hermana y a cambio de entregármela sana y salva quiere tres veces más de lo que me pidió.

—¡Ese hombre de verdad que está loco!

—¡Baja la voz! — regaño ante ese fuerte grito de su amigo.

—Lo siento, pero de verdad que no tiene un poco de sentido común ¿Cómo es capaz de lastimar a una chica de diecisiete años.

—Sí mato a mi madre ¿Crees que no pueda hacerle daño?

—¿Qué?

Ta se quedó estático escuchando la naturalidad con la que Jeff hablaba, parecía que la tristeza y el dolor lo habían consumido por dentro, era como una persona que en realidad no tenía sentimientos, pero que en su mente pasaban muchas cosas que lo lastimaban. Las lágrimas se habían desvanecido de su rostro, sus labios estaban lastimados y rotos, sus parpados un poco raspados por la fuerza que utilizaba al secar sus lágrimas y sus manos seguían frías, pero habían dejado de temblar.

—No sé cómo paso, no me lo preguntes, pero tengo un plan para rescatarla y de paso librarme de él.

Su amigo se sentó frente a él pidiendo explicaciones, definitivamente no reconocía al chico que tenía junto a él, la frialdad en sus palabras era algo natural, pero ahora parecía que se mesclaba con un extraño deseo de venganza. Cómo si su plan requiriera de algo de lo que después iba arrepentirse. El dolor estaba cambiándolo por completo.

—¿Dé que estás hablando? ¡Sí piensas en hacer alguna tontería, olvídate de eso porque no lo permitiré!

—¿Y entonces él si tiene permitido secuestrar a mi hermana e impedir que pueda despedirme de mi madre? ¿Crees que eso es justo?

—Jeff, escucha — le retiro el vaso de whisky de sus manos colocando en una distancia prudente, si eso seguía seguramente su amigo terminaría emborrachándose — No fue tu culpa las decisiones que tu madre y tu padre tomaron, el amor entre ellos no existía, era más una costumbre, pero eso no quiere decir que te el derecho a ti de arruinarte la vida.

—¡Digas lo que digas no me harás cambiar de opinión!

—Hazlo por Barcode, mira que él te ama y sí te encierran en una prisión él no lo va a soportar.

—¿Amar? — preguntó con una carcajada tomando de regreso su vaso — ¿De verdad crees que me ama?

—¿Por qué preguntas esas cosas a estas alturas? ¿Acaso no te lo ha demostrado?

—Pues no creo que besarse con otra persona sea una demostración — soltó con sarcasmo mientras lo miraba.

—¡Otra vez con lo mismo! — se levantó del asiento un poco desesperado por la conversación — ¡Barcode no tuvo la culpa, pensé que ya te lo había quedado claro! ¿Cuántas veces tengo que repetirlo?

Something in the rain│JeffCodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora