𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 | 𝟢𝟣𝟧

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Una multitud de dioses estaban presentes en aquel día con deseos de ver la competencia de carrera entre el legítimo heredero y el usurpador de la soberanía; Maat estaría por encima de todos con el objetivo de tener una vista perfecta de la entrada...

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Una multitud de dioses estaban presentes en aquel día con deseos de ver la competencia de carrera entre el legítimo heredero y el usurpador de la soberanía; Maat estaría por encima de todos con el objetivo de tener una vista perfecta de la entrada al templo de Amón y dar por ganado a aquel que pase las puertas definitivamente.

Aquella vez, Seth eh Isis estarían (obligadamente) uno al lado de otro para poder apreciar también con claridad y con mucha facilidad el lugar de victoria; ambos se sentían nerviosos por las condiciones que daría a conocer en minutos la diosa de la justicia, no solo respecto a ello, también estaban muy nerviosos con respecto a quien de aquellos dos ganaría en esta lucha por el trono de todo Egipto.

—¿Estás lista, Isis?— la voz de su hermano menor la hizo sacar de quicio; parecía no querer demostrar el estar igual de nervioso que ella respecto a todo esto. Lo que hacía Seth era jugar con su cabeza, desestabilizarla con el objetivo de también desestabilizar a Horus —Cuando mi hijo gané esto, todo el poder estará asegurado en mis manos. Ordenaré que tu bastardo sea ejecutado a más no tardar, al igual que tú.

Una amenaza. Todo esto ponía tan nerviosa a la diosa de la magia; Isis no dijo una sola palabra, prefirió quedar en silencio mientras reprimía sus casi incontrolables ganas de golpear a su contrario.

Horus. Divisó la entrada de su hijo junto con el hijo bastardo de su hermano menor. Tienes que ganas esto. Pensó tan ansiosa por captar su mirada (lo que logró) para demostrar en sus ojos la orden fácil de entender suya. No puedes perder como la última vez, gana y destruye el ego de esté maldito de Seth.

—¡Dioses de la Eneada!— Maat se levantó de su silla y en voz alta gritó para poder ser oída por todos los demás presentes en el templo de Seth —¡Hoy presenciaremos el segundo día de esta lucha por la soberanía absoluta de todo Egipto!— las ovaciones y los gritos de los más ansiados por esta contienda se podían oír muy altos, parecía ser un estadio de fútbol donde las hinchadas de cada banco gritaban por sus equipos favoritos, en este caso, aquellos dioses que estaban de lado de Horus gritaban en voz alta su nombre y aquellos que estaban de lado de Tarik gritaban en voz alta también su nombre —¡Para mantener la seguridad de los ciudadanos y también la calma a aquellos aliados, la Corte de la Eneada a decidido establecer una serie de reglas!— un papiro apareció en sus manos.

—¡Ahgg!, ¡Le quitas lo divertido a todo!— replicó la diosa solar desde su lugar. Ella hubiera preferido haber visto un poco de caos, después de todo, un poco de ello no hace mucho daño ¿No?

—Primeramente— Maat prefirió ignorar a su atolondrada madre por esta vez y proseguir a dictar las reglas también en voz alta —los competidores tienen prohibido correr entre las ciudades, evitaremos así una catástrofe eh incidentes que puedan herir a un humano.— explicó y fue una regla tomada por los semidiós como justa y perfecta —Segundo, no pueden utilizar ninguna clase de sus atributos— aunque aquello enfadó un poco a Seth —esto para mantener a salvo su seguridad. Tercero, está prohibido malograr el carruaje de su competencia. Automáticamente, quedará descalificado y de ser que halla ganado la competencia, el logró será revocado. Con estas reglas mantendremos una competencia justa para ambos. Que gane el mejor.— finalizó. Ella volvió a tomar asiento en su silla para ver la siguiente entrada y se tratan de las vigas de ambos semidioses.

𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 ────ennead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora