Parte A-14: Duda

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Mientras estuve de viaje por unos encargos que Edward me asigno, de vez en cuando nos mensajeábamos Nate y yo. Los textos y las fotos de su día a día no eran suficientes para ahogar mis deseos de estar con él. Me dolía demasiado no poder estar a su lado. Deseaba tanto abrazarlo y llenarlo de besos.
Había días en que el miedo a morir era demasiado que irónicamente me volvía más descuidado de lo usual. Odiaba la sola idea de que, si algo llegase a pasarme, Nate creyera que me marché dejándolo solo...
A veces ideaba planes en mi cabeza para poder escapar con él y vivir tranquilos... pero los desechaba rápidamente, no quería que dejara sus sueños de lado por mi culpa. Así que solo quedaba en mí, luchar por mi vida para poder regresar con él.

Contaba los días que faltaban para terminar mis deberes hasta que finalmente concluyeron.

Eran las tres de la madrugada, pase al estacionamiento donde vivía por mi motocicleta para así llegar pronto a la casa de Nate. No eran horas para ir a visitarlo, pero quería verlo, aunque sea unos instantes. Ya con más calma podríamos pasar un día o dos juntos.

Apague la motocicleta y saque las llaves. Tome mi celular y marque su número que lo tenía en favoritos. No obtuve respuesta más que del buzón de voz. Nuevamente volví a marcar y esta vez respondió.
−Mello ¿Qué sucede? −Bostezó. Se escuchaba cansado.
−Estoy afuera−
− ¿Es enserio? −
−Si ¿puedes bajar un momento?
−Voy− Y colgó, guarde el teléfono. Me sentía ansioso. Tres semanas habían pasado desde la última vez que nos vimos. Baje de la motocicleta y espere paciente en la puerta principal.
En cuanto Nate abrió, lo tome de la cintura y aprisione sus labios en un beso desesperado. Me correspondió torpemente mientras me abrazaba por el cuello. Me sentía como si estuviera volando, era tan irreal aquel momento que temía fuese solo un sueño.

Nate termino el beso con delicadeza. Sus dulces ojos estaban acunados con ojeras. Se notaba lo poco que había dormido.

−Ya estaba a punto de dormir...
−Se que es de madrugada, pero realmente tenía muchas ganas de verte−Un leve sonrojo adorno las mejillas de mi precioso ángel.
−Yo también deseaba verte...
− ¿Estas libre al rato? – Nate desvió la mirada por unos instantes. Lucía pensativo.
−Realmente quisiera pasar el tiempo contigo. Pero no estaría al cien si acepto una cita contigo. Quisiera descansar...
-Claro. – sonreí un tanto decepcionado – Te entiendo. – mi expresión no pasó desapercibida por Nate que pareció sentirse culpable por su decisión.
− Mañana podríamos vernos. Además, es domingo y tienes clase de cocina.
−Es verdad. – Sonreí de manera coqueta−Entonces mi querido profesor, lo dejo descansar−
− ¿Profesor? −soltó una risa ahogada.
−Si eres mi maestro y yo tu alumno− Acorte la distancia poco a poco para volver a besarlo. Esta vez era un beso lento, dulce, pero poco a poco se fue cargando con lujuria. Deslice mi mano derecha por debajo de su pijama. Sentí como Nate se estremeció al sentir mi fría mano. Un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Su piel era tan suave que metí mi otra mano para llenarlo de caricias. Nate finalizo el beso con una pequeña mordida en mi labio inferior. Obligándome a detenerme por su repentina acción. Sus mejillas estaban coloreadas de un rojo intenso.
− ¿Existe la posibilidad que mi profesor me deje pasar en su casa esta noche?
−Me gustaría, pero no estoy solo...− Nate deshizo mi agarre con suavidad y se alejó un poco. −Además, no debería involucrarme con un alumno. Si se enteran me quitaran la cedula profesional. −Volví a acercarme a él. Realmente no quería alejarme de él. Hice a un lado un mechón de cabello que le cubría el rostro para colocarlo detrás de su oreja.
−Nadie se va a enterar...−Nate sonrió dulcemente. Me tomo de las mejillas y dio un pequeño beso en los labios.
−Se buen chico y ve a descansar. Mañana nos veremos en clase... y quizá... haya una sorpresa
−Está bien... Descansa Nate−
−Tú también. Me alegra que ya hayas vuelto−Se alejo de mi suavemente para después volver a entrar a su casa.

No me gustan los domingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora