Parte A-10: Promesas

80 8 5
                                    

Había llevado a Nate a un lugar que ni siquiera Matt conocía. Desde hace dos años se había convertido en mi refugio. siempre iba a esa pequeña cabaña cuando estaba demasiado abrumado o si necesitaba alejarme de todo.
Encontré el lugar en una noche lluviosa. Acababa de terminar un encargo de Edward. Recuerdo que particularmente esa noche me sentía devastado. Tenía en mente terminar con mi vida y ese lugar me pareció perfecto para hacerlo. Sin embargo no tuve el valor de darme un tiro en la cabeza y solo termine con un ataque de ira, lastimandome en el acto.
Desde esa vez  considere el lugar como un pedacito de cielo, porque podía tener un poco de paz en todo ese caos llamado vida.

Ayude a Nate entrar por una de las ventanas que no estaba sellada con tablas de madera. No había mucha luz dentro por qué que tuve que sacar una linterna para alumbrar el sitio. Una vez encendida nos era posible ver, Nate se sentó en el sillón viejo y empolvado.  Me senté en el suelo frente a él. El albino lucía bastante incómodo.
—¿Qué ocurre?—Nate tomó un mechón de su cabello y comenzó a retorcelo. Sentí mucha nostalgia al verlo hacer aquello. Sin duda no había cambiado. Seguía siendo el mismo Near que conocí.
—No es correcto que haya faltado a clases…—Sonrei de lado, aun después de tres años seguía siendo el mismo ñoño de siempre.
—Solo es un día Nate. No va a pasar nada.—No hubo respuesta de su parte. Agache la mirada. El ambiente era incómodo. Necesitaba sacar conversación para aligerar la situación— Entonces ¿Quieres ser médico?
—Psiquiatra… Mi meta es ser psiquiatra—Alce la mirada
—Por qué?—
—No es algo... que deba importarte—Dijo cortante. A decir verdad me sorprendió su respuesta, no  esperaba esa actitud.
—¿Quieres ser psiquiatra para ayudar a tu hermano?—Pareció sorprenderse ante mi pregunta pero su expresión se tornó rápidamente.
—¿Cómo sabes sobre él?
—Matt me contó que tu hermano esta loco…
—¿Jeevas? Nunca le conté sobre mi hermano...—Lucia confundido — Te pido no vuelvas a decir que está loco, solo está enfermo. Eso es todo.
—¿Nunca le contaste?
—Asi es, jamás cruzamos palabra desde que nos distanciamos.— ¿Entonces me mintió? Matt me mintió aquella tarde pero ¿Cómo es que sabía que aquel sujeto era hermano de Near? Tenía que preguntarle...pero si lo hago deinmediato Sabrá que me encontré con Near.
—¿Por qué no me dijiste que era tu hermano?—Nate desvío la mirada. Sus ojos expresaban tristeza. Jamás había visto esa mirada en él-¿Por qué no confiaste en mi?—
—Basta Mello, no quiero hablar de eso.
—¡Yo si quiero! ¡Merezco una explicación!—Me levanté rápidamente, con una mano lo tome del mentón con fuerza para que me mirara. Había explotado, espere tres largos años para saber su respuesta como para no obtenerla ahora que estaba frente a mí.
—No tengo porque hablar de eso contigo—Con fuerte manotazo Nate deshizo me agarre, se levanto y yo le seguí. Para evitar que se marchara   me coloqué frente a él. No iba permitir que se marchara. —Dejame pasar…
—No te voy a dejar ir, hasta que me des una respuesta—Me hizo a un lado con un empujón  y comenzó a caminar en dirección a la ventana. Lo tome del brazo.
—¡Suéltame!—Comenzó a forcejear para deshacer mi agarre pero le fue inútil ya que lo termine jalando devuelta al sillón. Nate termino acostado y para que no escapara me coloque sobre él. Ambos nos miramos directamente a los ojos. El gran silencio que nos cobijo me permitió observar como sus mejillas comenzaron a colorearse de un rojo intenso. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y un cosquilleo molestó a mi estómago. Poco a poco me fui acercando a su rostro y le di un tímido beso cerca de los labios. Nate ladeó la cabeza en un intento de esquivar el beso.
—Dejame ir Mello…
—No te obligue a venir… ¿Por qué me dejaste?—Sentí mi voz quebrarse. Me era difícil contener los sentimientos que había ahogado durante estos tres años.
—¿En verdad lo preguntas? Me golpeaste…
—¡Fue tu culpa! No me dijiste nada! ¡Solo me apartaste! ¡No confiaste en mi! ¡Necesitaba que estuvieras conmigo!—Guarde silencio por unos instantes, sentía como si estuviera apunto de explotar. No de ira, si no de tristeza. Quería llorar pero no me lo podía permitir—La noche anterior mi madre se fue, me dejo con mi padre… ¿y sabes lo que él hizo? Me saco a la calle como si fuera un maldito perro. Me sentía solo… Y ¡tu…! ¡Tú solo decidiste hacerme a un lado e irte!
—¿Cómo iba a saber eso? nunca me lo dijiste.
—No quería causar lástima… solo deseaba que estuvieras conmigo.
—Mello, Lo siento mucho…

No me gustan los domingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora