capítulo trece;

955 120 31
                                    

♔ ♔ ♔

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— No puede ser, Louis, estás entrando en celo.

— ¿En celo? — el pequeño estaba muy confundido, no debería estar pasando así.

— Sí, mierda, podrías haberme avisado que pronto te tocaba. — dijo disgustado el alfa.

Ninguno de los dos se movía de su sitio, estaban totalmente paralizados ante la situación.

—No, ese es el problema que no me toca hasta dentro de 3 semanas, no podía avisarte. — paniqueó el menor, abrazándose a si mismo por el dolor que estaba comenzando a sentir. Gimió en respuesta.

— Joder, principito... — bufó el rizado, también en pánico. — ¿Qué vamos a hacer?

— V-vete Harry. — empezaba a costarle hablar, el dolor solo aumentaba y su aroma también. — Deberías irte.

Antes que ser un alfa, era una persona leal que ayuda a la gente. No podía dejar a Louis así, frágil y débil.

— No puedo dejarte aquí, mira como estás. — señaló. El omega empezaba a sudar y sus pupilas totalmente dilatadas miraban a todos lados, angustiado.

— D-duele mucho, Harry. — gimió como respuesta.

El alfa sintió una punzada en su entrepierna al oír ese gemido.

— De puta madre... — balbuceó entre dientes, empezando a excitarse por el delicioso aroma que se captaba en el ambiente por parte del menor. — Te llevaré a casa, luego me iré.

—No p-puedo moverme, mi cabeza da vueltas. — colocó sus manos en el césped, intentando mantener la calma. Otro tirón en su estómago lo hizo retorcerse.

— Tranquilo, principito... — intentó acercarse con cuidado, una barrera imaginaria se lo impedía. Sentía que si se acercaba un paso más, todo se iría a la mierda. Pero es que simplemente no podía, un omega en celo necesitaba ayuda.

— No-no te acerques. — reaccionó Louis al verlo dar unos pasos hacia él. Su omega gritaba en su interior, soltó varios quejidos al notar pinchazos de dolor por diferentes partes de su cuerpo.

Harry no dudo mucho más, se acercó al omega de inmediato y lo cogió en brazos. — Estás ardiendo, Louis...

El ojiazul tampoco dudó en esconderse en su pecho y por el dolor agarrarle la camisa con fuerza, arrugándosela. No pudo evitar olfatear ese aroma a chocolate negro y menta, tan amargo pero exquisito. Fue rápido en llegar a la casa después de varios pasos largos, abrió la puerta principal de manera medio violenta y se apresuró a tumbarlo en la cama. Se había controlado todo lo que podía, intentando no olfatear ese dulce olor a chocolate con leche, no puedo evitar que sus pupilas se dilataran y que su pene palpitará.

— Ya está, principito, ahora me iré. — tragó con dificultad. — No puedo quedarme más tiempo aquí.

Louis asintió rápido varias veces, apenas si poder hablar balbuceó. — g-gracias.

príncipe omega; lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora