capítulo veintiseis;

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Llegar de nuevo a donde había comenzado a parecer un hogar había sido algo duro. Desde que salieron hace apenas unos días en los que intentaron no pararse, solo un par de paradas para que Harry pudiese descansar, habían estado bastante callados.

Quizás analizando todo lo que les había pasado en el castillo, casi les pillaba, casi eran atrapados por los guardias del reino vecino, sus vidas podrían haber cambiado en ese momento, sus caminos podrían haberse separados solo por un dichoso capricho. Y Harry lo sabía, sabía que se habían arriesgado demasiado por una simple tontería que no deberían haber hecho. ¿Pero qué iba a hace, si su alfa solo buscaba complacer a su pequeño omega?

Y en todo el camino solo se habían dirigido la palabra un par de veces, cada uno sumergido en sus pensamientos. Pensando si de verdad había valido la pena lo que había hecho. Cuando en realidad solo le había hecho ponerse en el punto de mira, apunto de ser disparados. Por suerte la bala solo les rozó.

Para ellos llegar a la pequeña cabaña en la que habían estado conviviendo era un respiro, era sentirse de nuevo aliviados, lejos de todos, rodeados de nada y sin llamar la atención. Les parecía extraño no haber hablado en todo el viaje, siempre hablaban y les gustaba conversar con el otro de lo que sea, era el pasatiempo favorito de ambos, les encantaba escuchar a su pareja y abrazarse mientras lo habían. Olfateándose entre ellos y disfrutando de la única compañía que les hacía bien y adoraban con su alma en este estúpido mundo. Un mundo en el que parecía no quererlos juntos.

Harry ayudo a su omega a bajar del caballo, como siempre. Ambos se veían totalmente cansados, las orejas violáceas eran claras, apenas pudieron dormir y si lo hicieron, les pareció incómodo. Dejando a Louis en el suelo y sin apartar sus manos de la cintura del menor, el alfa fue el primero en hablar durante horas, analizando la mirada triste de Louis.

— ¿Estás bien, principito?

El omega asintió sin mucho entusiasmo, evitando mirarle a los ojos. Harry notó aquello y frunció el ceño ante su comportamiento.

Por instinto, una de las manos que tenía en la estrecha cintura, la utilizó para sujetarle el mentón al menor y hacer que este lo mirase.  Le costó un poco que esos iris azules cayeran sobre los suyos, y cuando lo hicieron volvió a respirar de nuevo, porque le encantaba que Louis lo mirase a los ojos.

— No lo estás. — Afirmó, sin ni siquiera volver a preguntar. Porque algo dentro de él le decía que el menor no decía la verdad. — Porque ni siquiera yo lo estoy.

Louis no dijo ni una sola palabra. Lo miraba expectante y con el semblante algo entristecido, realmente le dolía la imagen.

— Di algo, por favor. — Harry animó desesperado, acariciándole la barbilla con su pulgar.

— Nos he puesto en peligro. — Los párpados del contrario bajaron con una respiración pesada, prohibiéndole ver sus ojos azules.

— ¿Qué? — Su mirada recorrió todos los lugares de la cara del menor, esperando así ver un ápice de expresión.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2023 ⏰

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