omegaverse;
Un príncipe que no ha pisado el mundo exterior y un ladrón que quiere la corona real. Un omega algo asustadizo pero confiado y un alfa desconfiado que solo huye. Louis heredero al trono y Harry colándose en el castillo, encontrándose con...
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La mañana del día siguiente era soleada. El cielo estaba completamente azul, salvo por una manchas de pequeñas nubes. Harry insistía en salir a dar una vuelta. Louis, en cambio quería quedarse en la cama con él.
— Venga, Louis. El día está perfecto. — Observaba desde la ventana cerca de la cama.
— Yo quiero quedarme aquí contigo, en la cama, abrazados. — hablaba el omega mientras se abrazaba más al mayor.
— Ya estuvimos toda la noche abrazados, incluso hemos perdido parte de la mañana. — Le acariciaba su espalda por debajo de la camisa que olía al mayor y Louis por un arrebato de frío en la noche se la había puesto.
— Me dices que salgamos pero ni siquiera tú lo has hecho. — El menor alzó su cabeza para mirar a Harry a los ojos.
— Bueno porque también estoy a gusto. Sonrió picoteando los labios de menor, este sonriendo tímidamente.
— No te entiendo. ¿Quieres o no quieres salir entonces?
— No es querer o no querer. Es que debemos salir para comprar pastillas. — Harry se incorporó y se sentó al filo de la cama, Louis simplemente se tumbó ocupado el centro de esta.
El alfa se levantó a por un vaso de agua.
— ¿Pastillas para qué? — frunció algo su ceño.
Harry se apoyó en la encimera y señaló con la mano, donde tenía el vaso, la barriga del omega. — Para que no haya un mini tú en esa barriga.
Louis se puso la mano donde había señalado Harry y dijo. — ¿Un mini yo por qué? Me encantaría que fuese como tú, fuerte.
Harry le dio otro trago al agua viendo como Louis salía de la cama y se acercaba a él. — Fuerte no sería exactamente la palabra que me describiría. Yo diría más astuto.
— Pues en ese caso, también me gustaría que fuese un alfa astuto. — Louis puso sus manos en el pecho desnudo de Harry, este solo llevaba los pantalones holgados, inmediatamente soltó el vaso en la encimera y colocó sus manos en la cintura del menor. Acercándolo más. — Imagínatelo, el próximo heredero teniendo maña de ladrón.
— Todavía ni eres rey.
— Bueno pero cuando lo sea, mi primer hijo será el siguiente heredero.
— Eso pasará si vuelves al reino.
— Sí... todavía estoy pensando en eso. Me gusta estar aquí.
