capítulo doce;

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— ¡¿Cómo que se os ha escapado?!

El rey de Zenttokya estaba muy enfadado con sus soldados y más con aquel pobre soldado que era el único que se estaba llevando la regañina del siglo.

— No sé, señor. — contó temeroso. — Yo casi lo pillaba pero se me puso su amigo el ladrón, iba acompañado de él. Ese alfa fue el que me hizo esto. — señaló su nariz hinchada. — y luego los perdí de vista.

— ¡¿Pero cómo se os pueden perder de vista esos mocosos?!

— Lo siento, señor.

— No, no lo sientas, deberías haber hecho tu trabajo bien. — gruñó.

— Mark — la reina interrumpió en la sala. — El rey de Nutnia está aquí con su hijo.

— ¡¿Rey?! — dijo sorprendido con los ojos totalmente abiertos.

— Sí, Mark. ¿Qué hacemos?

El rey de Nutnia podía llegar a ser lo peor.

— Tú retírate, ya tengo suficiente contigo. — le dijo a su soldado. — Dile que entren a la sala, tenemos que ver como arreglamos esto. No podemos perder esta oportunidad. — se dirigió a Johanna quien asintió para irse a buscar a los huéspedes.

Unos segundos después aparecieron padre e hijo de Nutnia por la puerta de la sala.

— Mark, Johanna. — nombró el rey de Nutnia con una reverencia como saludo, seguido de su hijo George.

George no aguantó más. — ¿Novedades de mi omega?

— ¿Tú omega? — casi saltó Johanna con el ceño medio fruncido si no fuera por que Mark la paró con la mano para calmarla.

Mark carraspeó antes de hablar. — Se ve que ayer por la noche el príncipe se encontraba por una aldea de la zona. Mis hombres intentaron cogerle pero no pudieron. No va solo, lo acompaña ese ladrón, Harry Styles es buscado en nuestro reino por múltiples robos.

— ¿Y te crees que eso me tranquiliza? — saltó George, su alfa un poco alterado, empezaba a gesticular mucho con las manos. — Sabiendo que Louis está con ese maldito alfa que a saber que le ha hecho.

— No tenemos la culpa de todo esto, no hace falta que te enfades con nosotros. — contestó Johanna, harta del príncipe George.

— Esto me parece una falta de respeto. — comentó el rey de Nutnia. — Venimos con la esperanza de que haya buenas noticias y resulta que las hay peores. Vamos hijo, esto es pésimo.

— ¡No! Necesito que lo encuentren. — se resistió su hijo.

— Por favor, danos más tiempo. Necesitamos refuerzos. — suplicó la omega de la sala.

príncipe omega; lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora