Cap 1 Deudas

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Algunos dirían que el simple hecho de estar endeudado ya es una excusa para tomar decisiones extremas y arriesgadas pero para este joven las deudas al final de cuentas solo parecía ser una excusa.

El muelle de la ciudad siempre tan concurrido y lleno de actividad con ese olor tan característico a mar abierto así el joven avanzó entre sus pasillos más y más alejados de la muchedumbre donde era poca la afluencia y en ocasiones era fácil percibir el olor del pescado rancio, o uno que otro marinero rendido al placer de una vieja botella de ron.

Sus pasos resonaban con el crujir de la vieja madera del muelle y a su vista un viejo amigo lo estaba esperando.

— Veo que al final te decidiste — El viejo marinero miró con curiosidad al muchacho.

— No es que tuviera demasiadas opciones— El joven sacó el sobre con algunos billetes.

— Siempre es un placer servirte de aval, aún así estás seguro, hay muchos trabajos que puedes hacer menos peligrosos— El viejo marinero comentó algo preocupado.

— Si lo pensé bien, aprendí del mejor estare bien — El joven tomó su bolsa de tela con su ropa y cosas esenciales y la subió a ese viejo bote pesquero — La alcaldesa de ese pueblo fue generosa y era una oferta difícil de ignorar.

Antes de avanzar un poco el viejo marinero le sostuvo el brazo al joven — Oscar te seré y honesto ese lugar da mala espina, se dice que muchos marineros desaparecen en el área, que hay cosas que acechan bajo el agua vamos no es muy tarde para ir a ese lugar — El viejo con la mano temblorosa le regresaba el sobre al chico.

— Agradezco tu preocupación pero estoy más que preparado, equipo de comunicacion, radios, radares podre ver cualquier roca a cualquier distancia sin importar las malas condiciones, además es necesario — Óscar miró con tranquilidad al anciano — sabes que no soy muy creyente de tales supersticiones—

— cada mito tiene una pizca de verdad en ella, veo que no podré detenerte solo te pido que vuelvas, ellos deben estar orgullosos —

Así el joven se despidió y encendió el motor del viejo bote pesquero, encendió la radio y su equipo y tomó una ruta definida.

El clima era el ideal, estaba soleado, no había vientos fuertes solo la brisa provocada por el movimiento del bote, así Oscar miró nuevamente el contrato, al parecer este viejo pueblo pesquero necesitan pescadores, algo irónico aunque comprensible, quien quisiera estar atrapado en un viejo pueblo ubicado en la nada en medio del océano, un lugar lleno de peces y de diferentes especies y de todos tamaños, pero peligroso por sus escarpadas rocas que sobresalen como enormes colmillos que brotan del mar.

Oscar solo miraba el horizonte, de vez en cuando miraba los diferentes medidores y el radar y el camino estaba despejado, tranquilo podría ser casi hipnótico era casi como si lo llamaran.

Desde hace años y con sus vagas memorias siempre se sintió atraído al mar, una isla en medio de la nada llena de rostros de gente amable, pero era más una fantasía una escena familiar como si en algún momento la viera en alguna película o programa.

Muy a lo lejos de la vista del pescador una enorme sombra más grande que el bote nadaba bajo la embarcación, nadaba en una simple sincronía hasta que esta solo desaparecio en la oscuridad del fondo marino de la vista.

Oscar miró su gps estaba ya a unos cuantos kilómetros de la isla e incluso podía ver a lo lejos el faro que le daba la bienvenida.

A casi nada no muy lejos de su destino algo raro comenzó a pasar con su equipo, el bote se había apagado y los aparatos modernos habían dejado de funcionar.

— No puede ser — Oscar miró incrédulo cómo el barco quedó en silencio, solo el leve movimiento del mar era el único ruido plausible en ese momento.

Oscar intentó hacer funcionar la radio, deberían tener un barco que le prestara ayuda pero fue en vano, no está lejos así que sin pensar demasiado sacó una de las bengalas y lanzó un disparo al aire.

Para su fortuna no muy lejos se escuchó la sirena de otro barco, aunque no estaba a la vista por la enorme cantidad de rocas que sobresalen del lecho marino.

Había pasado ya más de media hora y Oscar decidió lanzar el ancla para evitar ser arrastrado por la corriente y dedicar el momento para revisar su equipo, lo cual fue extraño pues la batería tenía corriente pero aun así no encendían los aparatos y el motor se veía en buen estado pero nada.

Cuando Oscar salió de su pequeña bodega en el barco noto algo fuera de si, estaba oscuro, tanto como la noche y una gruesa neblina había rodeado el área.

lo inquietante fue el silencio, no se escuchaban nada, ni las olas, ni las aves de la costa era una paz inquietante.

demasiada paz, pero no tuvo mucho tiempo para pensar en ello pues como si fuera una mala broma el bote se encendió, así que prendió las lámparas que le daban un poco de vista, levantó el ancla y decidió continuar.

Oscar sonó la sirena ahora que volvía a funcionar, al menos serviría para que quien fuera a rescatarlo no se preocupara más.

El avance fue lento había demasiada niebla, y el mar estaba un poco más inquieto aun así decidió avanzar el pueblo costero no estaba lejos o eso decía su gps ya que la visibilidad era realmente mala y a pesar de usar lámparas tan potentes era poco lo que podía ver, sólo el tenue brillo del faro a la lejanía.

El sonido de una sirena se escucho aproximándose.

— Vaya hora para presentarse — Oscar respondió al llamado de ese otro bote, el debía hacer sonar para decirle que estaba cerca y evitar algún accidente.

En pocos segundos pudo ver la silueta de ese otro barco que avanzaba hacia él, lo seguía por el ruido de su sirena.

Era raro, pero pronto lo noto la neblina era demasiado densa y el bote venía demasiado rápido estaba a un punto de colisión casi ineludible.

Oscar no tuvo tiempo de aferrarse a nada el impacto era inminente el instintivamente cerró lo ojos esperando lo peor pero para su sorpresa no paso nada.

— ¿que? no puede ser, maldita sea — Oscar no sabia que había pasado pero antes de tomar un respiro un movimiento abrupto sono bajo el barco agitando todo y lanzando a Oscar directo al mar.

Cuando Oscar reaccionó el estaba cayendo, en las profundidades marinas así que su instinto le decía que se moviera, nado lo más rápido que pudo a la superficie esquivando escombros de su propio bote, cuando miro como este se hundía como si un juguete se tratara y se perdía en la oscuridad del océano mismo, tal vez fue su miedo o tal vez algo lo había visto desde el fondo.

Oscar nado y se mantuvo a flote con lo que podía y no entendía que había sucedido solo sabia que tenia que sobrevivir, aferrado a un viejo trozo de madera este no supo en que momento se desvaneció.

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Oscar tocio, él estaba en una camilla de un viejo y desgastado hospital y una anciana junto a él.

— Vaya forma de presentarse — La anciana se presentó — Bienvenido a Heartforde o bueno lo que queda del el —

Oscar miro por la ventana, este pueblo pesquero estaba en ruinas y sus mejores días habían sido ya hace mucho mucho tiempo.

Oscar miro por la ventana, este pueblo pesquero estaba en ruinas y sus mejores días habían sido ya hace mucho mucho tiempo

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