III

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Entrar a la casa tampoco fue algo muy gratificante, fue una bofetada de la realidad que le hizo volver a sus problemas primordiales, una pequeña parte suya culpaba seriamente al hombre de pelo azul, ¡Era obvio!, parecía el líder de ese grupo de marionetas, parecía el menos Cuerdo, Darwin se ánimo a explorar la casa con cuidado, aunque había estado allí un pequeño lapso de tiempo, definitivamente, algo estaba mal, a paso silenciosos, como si se tratara de esconder en la penumbra del silencio, camino por el lugar, las luces encendidas dejaban ver las cosas con mayor detalle, sentía nostalgia a pesar de no recordar el porqué, sus ojos miraban el pasillo llena de fotos, se detuvo frente de una donde había un niño pequeño, un hombre mayor. . . Y Wally, completamente confundido apartó la mirada para pensar, ¿qué era eso?, no comprendía, ¿por qué tenía una foto de gente extraña?, negó ante eso, solo agarró la foto y la metió en un gabinete por la incomodidad que le provocaba, siguió caminando para ver mas, ignoró las fotos, no quería realmente averiguar de quien era el dueño y que le sucedió, podía llegar a disgustarle la respuesta que obtuviera, prefirió mantener eso en ignorancia.

Todo se sentía extrañamente familiar, acogedor pero ¿por qué?, su cabeza le dolía al querer una respuesta, era mucha presión que ponerse por la carencia de información, se apoyo por el umbral de la puerta de la cocina para mirarla, bien decorada con tonalidades azul y celeste, ordenada y limpia, lo normal en una cocina cliché y clásica que saldría en un programa.

── ¿Programa?. Murmuró confundido, ¿su cerebro le dio y no a la vez una pista?, parecía ser un buen comienzo.

── son marionetas, tiene sentido. Hablo solo al viento, le agrado eso, podría tener respuesta de al menos que era ese lugar.

Nuevamente emprendió su caminata a la habitación donde había despertado en un comienzo de esta extraña y nueva vida, paso por el pasillo frente a un espejo, ¿un espejo?, detuvo su andar y retrocedio rápidamente para ver su cara.

── No, no no no no, ¡No!. Gritó agarrándose el rostro, ¡No era humano!, aunque parecía, no lo era, su piel dejó de tener la tonalidad tostada de siempre, era blanca, una tela blanca pura, su cabello rojizo con corte pixie, y sus ojos iguales a las demás marionetas, era extraño, demasiado extraño, esto lo alarmó bastante.

Podía jurar que bajo su propia "tela" había carne, huesos quizás, no entendía, ¿era una marioneta?, ¿no?, quería llorar pero sus ojos no permitieron eso, apretó ligeramente sus puños antes de irse a golpear a alguien, Nadie parecía tener una respuesta, nadie parecía que iba ayudarlo, repentinamente, un suave golpeteo en la puerta lo sacó de su pánico, camino en silencio para ir a la puerta y mirando por el ovillo de la puerta, vio a Wally sosteniendo algo en sus manos.

No era mejor de los consuelos, pero estaba tan asustado y perdido que sus sentidos no ayudaban a mantener una imagen fuerte, abrió la puerta con timidez, solo asomando un poco de su rostro, ¿podía pedirle ayuda?, No, definitivamente no, su sexto sentido gritaba miedo.

── Buenas Noches, Darwin, Julie me dijo que te olvidaste tu abrigo y quería devolvertelo pronto.

¿Por qué cuando decía el nombre de Julie parecía molesto?, sacudió sus pensamientos para abrir mas la puerta, dejando verse mejor, esquivo todo contacto visual con su contrario mirando exclusivamente la chaqueta, ni siquiera se dio cuenta que no la tenía. Iba a poner aprueba una suposición suya.

── ¡Muchas gracias!, soy muy tonto, lo olvide por completo. Río fingiendo gracia. ── Julie realmente es mi favorita.

De esa mirada suave y tranquila que mostraba el contrario, sintió como dagas presionando su cuerpo sin ser tocado, lo alarmó bastante, e hizo lo que no debía hacer, mirarlo a los ojos.

── Yo podría ser tu favorito también. Declaró en un tono diferente al normal, parecía una competencia de miradas, donde Darwin no saldría ganador, trago saliva con miedo.

── No lo sé, ¿podrías?. Lo retó, cosa que encanto al otro, le gustaba los retos.

── Por supuesto que puedo. Repentinamente el cuerpo del piel blanca dejo de moverse, juraba que trataba pero no podía, no había posibilidad de moverse, de pies a cabeza, nada respondía. ── ¿seguirás retandome, Darwin?.

No respondió, no podía hacerlo, la mano libre del otro agarró ambas mejillas suyas apretando ligeramente para que lo siguiera viviendo, ya le ardía los ojos por mantener la mirada.

El aire entró de golpe por sus pulmones jadeando de aire, agarrando una bocanada para recomponerse, sintió los brazos del otro rodearlo con firmeza, quiso zafarse pero no parecía ganar a la fuerza ajena por lo que se rindió de luchar.

── Todo será como antes, tú y yo jamás nos debimos separar. Ese tono de nuevo, había recelo en sus palabras, un agridulce sabor de boca. ── Yo solo quiero tu bienestar, déjame ayudarte a olvidar.

── ¿olvidar, separar?. Preguntó con duda, ¿olvidar cuando no recordaba nada?.

── Olvidar esas dudas, buenas noches, William.

Fue lo último que escucho antes de caer inconsciente en brazos del otro.





¡Bienvenido Vecino! | Wally × LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora