IV

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Inspiración: Never be alone


Taller de marionetas | Set abandonado.
22:14 pm
















William había llegado al antiguo lugar donde su padre había logrado crear a las mejores marionetas de los años 70' , recordaba con nostalgia el lugar y su fanatismo de esa época, como adoraba su peluche en forma de Wally.
Equipado con linternas, mochilas con sus cosas y sus fieles mejores amigos, Belén, Karl y Cristina, sonrió para mirar a sus cómplices.

── No puedo creer que vamos arriesgar nuestras vidas por entrar a un taller polvoriento y feo. Contestó Belén cruzando la valla llena de musgo y mugre.

── Todo sea por una buena calificación, recuerdo que mi papá usaba una puerta trasera para entrar, nunca estaba cerrada porqué la puerta no funcionaba. Esta vez hablo William adentrándose con los demás.

La tarea de su maestra era explorar un lugar que consideren importante, con un valor simbólico, debía representar algo para el grupo, aquellos eligieron el taller abandonado donde alguna vez se grabó los episodios especiales de Welcome Home, recordaba sus años de infante donde presenciaba las marionetas y sus voces interactuando, donde recorría las habitaciones y ayudaba como podía cargando cajas o cables, a sus 18 años, era algo que sin dudas no iba a disfrutar de nuevo.

── Si tu padre se entera que estamos aquí, te cuelga de los huevos. Una risa sonora salió del grupo por el comentario, aunque razón no le faltaba, simplemente iban a echar un vistazo rápido y fugaz.

Era como lo imaginaron, se veía mas grande por dentro que por fuera, aunque había polvo, no estaba tan desordenado, al contrario parecía que el estudio había quedado atrapado en el tiempo, en una escena específica donde todo estaba en su lugar, eso los extraño, grabando y tomando fotos con esa vieja cámara, el aroma a humedad y polvo hizo que arrugara la nariz del disgusto.

El grupo se fue separando para apurarse, era tarde, bastante y Dios sabría que podía pasar si los encontraban allí.

── ¡Chicos, encontré algo y ya se como encender la luz!. Gritó Cristina, repentinamente todo se iluminó, luces naranjas y blancas, los demás fueron por el mismo pasillo donde esta se había adentrado la femina, al llegar con esta, se vio un escenario, varias vitrinas con las marionetas del Show, tenían sus etiquetas con sus nombres, al centro de todo, estaba una marioneta grande, Wally.

── Uhhhh~ alguien vio a su primer crush de infancia. Se burló Belén, William negó aquello con vergüenza, era cierto, decía amar al muñeco, era un amor inocente de niño.

── ¿Te gustaba Wally?.

── Bueno sí. . . A quien no, era muy lindo, Dios, Déjenme, era un niño. Desvío el tema con risas nerviosas.

── Vamos a seguir buscando, ¿vas a quedarte aquí?. Preguntó el otro hombre del grupo, William afirmó.

Iba a echar un vistazo rápido, nada de otro mundo, ellos parecían concentrados en conseguir las cosas, pero se sentía extraño.

── Hola amigo, veo que has estado solo mucho tiempo. El muchacho abrió la vitrina con cuidado para sacarlo de allí y cargarlo, de nuevo una sensación pesada pero esta vez, se sentía vigilado, miró al muñeco en perfecto estado, lo observaba con cuidado de pies a cabeza, se veía demasiado nuevo para ser verdad. ── ¿Cómo estás tan bonito luego de años, eh?.

De repente, el ojo de la marioneta se movió para mirarlo, provocando que gritará, soltandolo de golpe para retroceder, el muñeco seguía mirándolo.

── ¿¡Estás bien!?. Llegó Karl junto a Cristina para verlo.

── ¡Movió su puto ojo!, ¡Lo Movió!. Gritó exaltado, sus amigos simplemente trataron de calmarlo, en eso llegó Belén con varios papeles en sus manos, periódico y otras cosas.

── ¿qué sucedió?, escuché gritos. Preguntó Belén quedando a lado de estos, Karl miró al muñeco que seguía donde su amigo lo tiro, cuando iba a responder, las luces parpadearon.

── ¿qué esta pasando?. Murmuró Cristina, las luces se apagaron y prendieron, William rápidamente miró donde se supone estaría el muñeco, pero no había nadie, ni nada allí.

── ¡El muñeco no esta!. Jadeo en pánico, su corazón latía con velocidad inhumana, los demás en vez de ser escépticos, decidieron creerle sin mirar por miedosos e ir a la salida.

── Esa no es la manera de tratar a un amigo, William.

El nombrado ni siquiera quiso mirarlo, sus amigos corrieron saliendo por la puerta que los sacaba del escenario, la misma zona donde se supone estaban las vitrinas, lo separó de su grupo.

Golpeó la puerta frenéticamente para tratar de abrirla, escucha a Karl tratando de tumbar la puerta y sacarlo de allí, se giro para ver a lo que se enfrentaba, a unos metros suyos estaba alguien parado, alto, grande, intimidante, con la misma vestimenta de Wally, su rostro era imposible de ver incluso ante la luz que le chocaba, sólo era oscuridad, excepto por sus ojos que lo miraban hambrientos.

── ¡Váyanse, aprovechen!. Gritó William, el grupo iba a protestar pero el lugar comenzó a derrumbarse, la cosa esa, ni siquiera tuvo que acercarse, con ayuda de unos hilos que agarraron a su presa, lo atrajo, cual gusano en un anzuelo se retorcía en busca de libertad.

Aquellos hilos lo sujetaban como si fuera una marioneta, apretando sus extremidades para ponerlo a la altura del extraño.

── Nunca debimos separarnos, nunca.















Darwin abrió los ojos de golpe para sentarse en la cama, sintiendo la respiración agitada, miró sus manos y luego a sus costados, aquella confusión se volvió ira, su corazón se lleno de ira, incluso sin saber donde estaba o donde iba a buscar a ese maldito muñeco, lo haría.

Abrió la puerta de un tirón, para bajar las escaleras e ir donde había luz, suponiendo que estaba Wally, y no falló, allí estaba, tomando un condenado té, tan tranquilo luego de lo que hizo, iba a golpearlo pero con una simple mirada del contrario cada acción suya fue detenida.

── ¿Te resolvió tus dudas?. Preguntó con aquella voz típica, calmada.

── ¡¿Por qué lo hiciste?!, ¡Yo tenía una vida, amigos, familia!. Algo apretujo la fuerza del agarre provocando que jadeara.

── Eso era lo que me molestaba, tenias una vida perfecta sin mi, quiero y seré egoísta. Respondió sin pudor.

── ¡Quiero volver a casa!.

Wally hizo desaparecer la taza sin siquiera tomarla, una manera tan extraña de beber, Darwin, es decir William comenzó a llorar, un llanto lleno de miedo, odio, mezcla de emociones que bajaban en forma de gotas de sus ojos, ojos de marioneta.
El propietario de la casa se levantó de su lugar para caminar con calma al otro, en ningún momento apartó la vista.

── no tienes por qué llorar, yo soy todo eso e incluso más, soy tu amigo, soy tu familia, soy tu amante, soy TODO. declaró agarrandolo de las mejillas, ni siquiera necesitaba probar mas allá de su vista para probar las saladas lágrimas.

── ¿podré volver a casa?. Recordaba como el lugar se desmoronaba, quizás su única salida desapareció el mismo día que él.

── No, este es tu hogar ahora, a mi lado.




















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¡Bienvenido Vecino! | Wally × LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora