V

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Las palabras de la marioneta tenían un gran pensó en su cabeza, no importa cuanto tratara de pensar en otra mierda, siempre tenía la voz de Wally resonando en repetición, le generaba un malestar aquello, solo quería que acabará esa pesadilla, aunque bien consciente era de que era real, seguía sin acostumbrarse.

Ahora mismo estaba tirado en el suelo de su casa, no había salido para nada, no tenía ganas de socializar, ni ver a nadie, tenía miedo de que él les hiciera daño, se mostraba tan posesivo y molesto con la sola idea de compartir su atención que prefirió no arriesgarse, suspiró con ganas, realmente era estresante, juntando fuerzas se levantó, acomodo su cabello rojizo, para estirarse, necesitaba comer algo, su cuerpo no exigía demasiado como antes, supuso por el mundo nuevo y lo que era, camino a la cocina para buscar que comer, si es que aquel lugar tuviera algo, y para su sorpresa, había de todo, desde huevo hasta leche.

── ¿lo consiguió para mi?. Se preguntó así mismo agarrando una fruta, era real.

No era el mejor chef que existiera pero definitivamente podía hacer algo con lo que había, eso le alegro bastante, olvidándose de sus problemas, haría un pastel de banana, nada nuevo, sus manos y cachetes se había llenado de harina por rascarse el rostro, su ropa ni hablemos, al menos podía hacer algo divertido, al meter el pastel en el horno, escuchó la puerta ser golpeada con suavidad, sacudió sus manos para ir abrir.

── ¡Hola vecino!. Saludó un muchacho alto y corpulento con ropa de cartero.

── Hola, ¿tienes correo para. . . Mi?. ¿Quién le podía enviar cartas o paquetes si vivías a metros de él?.

── Podrás verlo por ti mismo. Entregó una caja de gran tamaño, sonriendo cariño para despedirse.

Cargando dicho elemento volvió a entrar, se quedó analizando la caja, era mediana, pesaba y sobre todo, el que envió aquello era Wally.

No quedaba de otra, con sumo cuidado abrió la caja para ver en su interior. . . Su mochila.

── es la mochila del recuerdo. Pensó en voz alta para agarrarla, dentro de aquella, había muchas cosas, periódico, fotos, una cámara, linterna, ¿por qué le daba todo eso?.

Examinó a detalle todo, cuando iba a mirar el contenido de la cámara, el sonido de que ya estaba el pastel le aturdio, dejo todo en la caja para correr a sacar su comida, feliz por su pastel.

Toda la tarde se la paso viendo las cosas que le enviaron, el periódico solo mostraba el cierre del taller, seguramente Wally quería dejarle el claro cuanto tiempo lo dejo abandonado, aun así tenía un mal presentimiento, sin querer una carta había caído entre sus cosas, la levantó para leer su contenido.

Querido William.

Hoy he decidido que podríamos jugar un juego divertido, solo tú y yo.

Todos los días haremos algo diferente, se que te gusta retarme, te gusta provocar mi limite en cuanto a paciencia, quisiera que juegos al escondite.

Te he dado una linterna para que puedas ver en la oscuridad y moverte, recuerda, yo busco, tú te escondes, los vecinos no estarán, no importa si buscas ayuda de ellos, mi mundo, mis reglas.

Si aguantas escondido hasta que salga el sol, ganas libertad al mundo humano por unas horas.

Si pierdes, deberás vivir conmigo eternamente.

El juego empieza una vez caiga el sol.

Al terminar la carta una desesperación se metió en su corazón, levantándose de golpe, estaba por caer la noche, ya era de tarde, ordenó como pudo, agarrando su linterna para guardar la caja en su habitación, conociendo a Wally, él solo jugaría con su cordura, con razón no lo había visto en todo el día, se mordió el labio inferior con fuerza pensando donde esconderse, era muy obvio bajo la cama o el armario, fue directamente al piso de abajo, cuando vio por la ventana, ya era oscuro.

Maldijo en sus adentros para meterse bajo la mesa, agradeciendo el mantel largo, podía salir de la casa para ocultarse en otro sitio.

La puerta principal se abrió lentamente dejando ver entre la oscuridad dos ojos brillosos, algo débil la luz de estos pero lo suficiente para poder verlos,

── Veo que si te escondiste bien, ja ja ja. Esa risa le dio demasiada mala espina, aguanto la respiración, podía ver los pies de aquel deteniéndose en la cocina, su corazón parecía chocar con su pecho, lo vio irse por el pasillo, tan pronto escucho que abrían la puerta de de dormitorio, salió gateando de su casa, la puerta estaba abierta, no lo iba a escuchar, se apego a la pared en caso de que lo viera por la ventana.

Salió disparado al bosque, había mas chance de estar a salvo allí que adentro de su casa, Wally sonrió.

Con tropezones y casi cayendo varias veces se detuvo, escondiéndose entre los arbustos, su linterna no la había usado aún, sentía que la luz iba a demostrar donde estaba.
¿Por qué esa necesidad de hacerlo temblar de miedo?, no quería mandarlo a la mierda de a gratis pero el otro no colaboraba.

Era demasiado inquietante esconderse en un bosque, se sentía presa de cualquiera, quería desaparecer, no escuchaba nada, solo su corazón que latía como maníaco, buscaba calmarse, darse paz y quizás pensar en su victoria, ir al mundo humano sonaba lo mejor, la idea de ver a sus padres le alentaba tanto, le daba determinación.

Todo aquello se fue cuando miro a su costado, estaba Wally.

── ¿de quién nos escondemos?. Esa gran sonrisa en su rostro, William gritó con vida y alma por el susto, y sin pensar, le golpeó con la linterna en la cabeza y salió corriendo.

Estaba saliendo el sol.

── Jugaste bien, estaría enojado del golpe de no ser que no siento dolor. Hablo Wally deteniendo su andar con aquella habilidad suya.

── ¡Hi-hiciste trampa!. Acusó mirándolo con enojo.

── ¿quién gano?. Preguntó con una sonrisa.

── . Se resigno, ahora no solo iba a soportarlo, sino también vivir con él.

── seré justo contigo e iremos al mundo humano si te comportas, recuerda William, este mundo me pertenece, veo donde no crees que lo haría, me perteneces como este lugar.

Había aceptado aquello con amargura, lo miró de mala manera, sería orgulloso, conociéndose a la marioneta, cumpliría al menos un capricho suyo por tener su atención.











Episodio caca ⚰

¡Bienvenido Vecino! | Wally × LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora