XI

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── ¿William?, ¿sucede algo?.

Escuchó la voz de Wally detrás suyo, cosa que le asustó, ¿tan perdido estaba en sus pensamientos?, ni se dio cuenta cuando le habló, su corazón estaba alterado aún, esas imágenes seguían pegadas con firmeza en su cráneo, como si fuera un trauma.

── Te traje las fresas que tanto te gustan, podemos hacer origami e incluso-

── Wally quiero que hablemos en serio. Fue lo primero que dijo, sus manos temblaban, acomodo sus lentes antes de mirar torpemente sus manos.

El ambiente quedó en silencio, realmente estaba silenciosa la casa, era como si home por un momento dejara de existir, esos sonidos que hacía desaparecieron, miró a Wally y su rostro estaba teñido de negro, solo visible sus ojos, pegó un salto pero al parpadear estaba viendo el rostro de este de nuevo.

── Wally... quiero la verdad, ¿cómo me volví esto?.

── Ha ha ha...── una risa sin gracia pero ── ¡HA HA HA HA @%₩#%€@%#!..................

Aquella risa, se volvió más violenta, como si saliera de una caja hasta que se apagó. William se levantó de su lugar pero aquella puerta abierta, se cerró de golpe, con violencia y con la sola mirada de Wally, no se veía cuerdo, su aura era violento, alguien psicótico a nada de tener una crisis, no tenía a donde ir, la habitación que en un momento era una preciosa habitación llena de color se volvió oscura, así que eso era lo que decía él, su mundo sus reglas.

── Eres demasiado inteligente, ¡Que me enferma!.

Su voz sonaba mecánica, como si saliera de una máquina, una vieja radio, los mechones del perfecto cabello de Wally cayeron en su rostro, volviéndolo aún más intimidante, William solo se quedó callado, no podía huir, escapar, ni protestar, la habitación parecía vacía, una caja infinitamente oscura.

── ¿¡Qué quieres que haga para que puedas aceptar que este es la vida que te toco!?.

Sintió las manos de la marioneta apretando sus hombros, llenos de ira, sin borrar esa sonrisa psicótica, apática, una luz se encendió al fondo de la habitación mostrando un gran cuadro.

── Te mostraré la verdad.

Fue empujado o mas bien arrastrado hasta dicho cuadro, sus pasos hacían eco en la habitación, no podía hablar era como si una fuerza no le permitiera, como si una mano le cubriera la boca.

En la pintura había un muchacho, hermoso, para que iba a mentir, ambos estaban mirando el cuadro, había un joven de ojos y pelo oscuro como la misma noche, piel canela y ropa casual, posando en la pintura, con una gran x en la cara de color rojo.

── Cuando llegaste al set, eras un niño... uno muy tierno que me cautivo, pero lastimosamente tenias miedo a las marionetas, para ti era un castigo ver el show... verme a mi, llorabas a tu padre que te sacará de ahí, decías una y otra vez que yo era quien provocaba tus pesadillas.

La pintura se movió, mostrando la narración de Wally, como si vieras a través de sus ojos.

── Nunca te guste... aprendiste a adorar a las otras marionetas, sin mente, vacías... simples trapos. Dijo en un tono celoso, molesto. ── Yo tenía consciencia, yo podía amarte, yo quería tenerte. Día y noche me la pasaba dibujando te con una sonrisa cuando me veías y me di cuenta, que me mirabas con la misma sonrisa de aquella pintura.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2023 ⏰

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¡Bienvenido Vecino! | Wally × LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora