Capítulo 5

22 5 0
                                    


                                    ∆Lucha.∆

—tu próxima tarea es algo fácil, rastreador — la voz de Vaughan se escucho en su despacho, era lo único que podía escucharse en ese lugar — solo necesitas decirme la dirección en la que se fue tu compañera — se giro y lo miro, una sonrisa tiro de sus labios — algo realmente sencillo.

Caleb no se movió, ni siquiera dio señal de que había escuchado las instrucciones que Vaughan le acababa de dar, sabía que si le decía a Vaughan hacia donde había enviado a Astrid y a los demás sobrevivientes entonces nada podría salvarlos, llevaba días luchando contra el chip que tenia incrustado en el interior de su cráneo, pero a pesar de toda lucha el chip se imponía sobre él y lo obligaba a seguir las desiciones de Vaughan.

Vaughan dio un paso mas cerca de él — ¿sin ninguna palabra? — se burlo — me sorprende ver que mi rastreador ha vuelto a ser lo que era antes de que conociera a su compañera, sin duda algo excepcional — se giro y movió una mano en el aire — ahora veo que tu compañera fue la que arruino todo el orden que habíamos construido, pero no te preocupes, ella muy pronto dejará de molestarnos.

La mención de su compañera lo llevo a luchar con todas sus fuerzas contra el chip — no… no… — tartamudeó, Vaughan se quedó quieto y se giro a mirarlo, su ceño estaba fruncido — no…

—¿no que? — su mirada cambio de inmediato, era la mirada de un asesino, de alguien que no se molestaba en mancharse las manos — ¿intentas… Contradecirme? — pregunto, sus manos estaban sujetas en su espalda, su mirada oscurecida estaba en Caleb, pero el deseo de proteger a su compañera lo llevo a pelear contra las ordenes de Vaughan.

—no… La… Toques — Vaughan respiro hondo, apretó la mandíbula, el chip no funcionaba como espero.

—veo que necesitas mas castigos, ser… Doblegado — trono los dedos de su mano y volvió a su escritorio — haré volver a mi rastreador y me desharé de la persona que echo a perder mi trabajo — se quedo de pie dandole la espalda a Caleb, miro a las pantallas que le mostraban el interior de el Nido, vio a Alizah en su habitación, a Aharon entrenando en uno de los salones, respiro hondo, su rastreador le estaba dando problemas, pero no podía deshacerse de él, no podía perder los años de entrenamiento que gasto en él — si te tengo que desarmar y armar a mi gusto, rastreador — se giro y miro su postura, derecho, preparado para obedecer una orden, cualquiera que fuera, pero, había algo fuera de lugar, algo en sus ojos que no debía estar — entonces eso es justo lo que haré — presionó un botón y un par de segundos después las puertas a la espalda de Caleb se abrieron, tres soldados entraron por ellas, uno se acerco a Vaughan y los otros dos tomaron a su rastreador de los brazos — llévenlo a las celdas, me encargare después de él.

Caleb dejo que lo llevaran por los pasillos de el Nido hasta las celdas, lo arrojaron en una de las ultimas y lo dejaron en ese lugar, se puso de pie y comenzó a caminar por el estrecho espacio, no podía decirle a Vaughan así donde había mandado a Astrid y a los otros sobrevivientes, sabia que en cuanto lo hiciera él enviaría por ellos, quizás lo mandara a él también, y al hacerlo vería que había ayudado a salvar a mas personas de el Refugio, no sabía que pasaría con él si eso llegaba a pasar, pero no seria nada bueno, el dolor de cabeza solo aumentaba con cada pensamiento que cruzaba por su mente, sabia que ese dolor seguiría hasta que dejara de luchar con el chip, pero eso era algo casi imposible, no podía dejar de luchar, no si sabia que eso le costaría la vida a su compañera y a un centenar mas de personas inocentes, no lo permitiría, él mismo había arrebatado las vidas de cientos, si no de miles, de sobrevivientes, pero ahora era diferente, Astrid le había traído de regreso la humanidad que creía perdida y ahora que volvía a tenerla, no quería perderla, no quería volver a ser un rastreador, un asesino, no podría, por Astrid, pero sobre todo por él mismo.

Paso en esa celda los siguientes dos días, sin comida ni agua, intentando encontrar una forma de advertir a Astrid, pero no encontró ninguna, con cada hora que pasaba sentía más debilitado su vinculo con Astrid, sabia que era con el tiempo que llevaban separados, pero justo ahora lo necesitaba fuerte, mas fuerte que nunca, tal vez lograra enviarle a Astrid alguna señal de alarma desde su lado del vinculo, pero con cada que lo intentaba se sentía mas cansado y el dolor de cabeza y de pecho aumentaba.

Finalmente al anochecer del segundo día un soldado apareció en la puerta de su celda, él se puso de pie y lo miro, pero el soldado frente a él solo le abrió la puerta y se hizo a un lado, clara señal de que saliera, le tomo un segundo y después siguió su orden silenciosa, no había dado dos pasos fuera de la celda, cuando recibió un golpe en la mejilla que lo envió al suelo de rodillas, escupió la sangre que le llenó la boca y miro hacia arriba, Aharon lo miraba con diversión en el rostro, estaba en posición defensiva y Vaughan estaba de pie a un par de pasos por detrás de él.

—estas distraído, antes nadie hubiera alcanzado a tocarte — no hablo en voz alta, pero su voz fue casi igual de sorpresiva que el golpe que Aharon le había dado momentos antes — dos días en una celda fueron suficientes, espero, ahora es el turno de Aharon — camino hasta que estuvo justo sobre él — entrenamiento, eso es lo que necesitas, al menos de esa forma yo no me ensuciare las manos — miro a su rastreador desde arriba — espero recuperar a mi rastreador — miro al soldado que había abierto la celda — llévenlos al salón 3, tendrán espacio suficiente — el soldado solo asintió, miro de nuevo a Caleb, se gozo al ver que le daba la mirada que él mismo había puesto en su rastreador, hacia tantos años — volverán a entrenarte de la misma forma en la que yo te entrene cuando te acogí, espero que eso te devuelva a los caminos correctos — se giro y comenzó a caminar hacia afuera — no lo lastimes demasiado, lo necesitare después.

Aharon sonrió al escucharlo, pero Caleb supo que eso no era para Aharon, era la misma frase que Vaughan le había dicho incontables veces mientras interrogaban a alguien, Vaughan sabia que su rastreador solo necesitaba un motivo para despertar y acababa de dárselo.

—levántate, rastreador — Aharon se burlo mientras lo miraba ponerse de pie y limpiar la sangre de su boca — ¿Qué se siente estar de nuevo en la tierra? — se burlo de él todo el camino hacia el salón 3, Caleb lo ignoro lo mejor que pudo, él ya tendría su oportunidad de burlarse.

Cuando finalmente llegaron al salón 3, el soldado los dejo dentro y él salió, cerrando la puerta a su espalda, Caleb se quito la camiseta dejando su torso desnudo, Aharon se sorprendió por un segundo al ver todo su pecho y espalda lleno de cicatrices, pero lo ignoro y también se quito la camiseta, caminaron hasta el centro de la habitación en donde había un cuadro grande en medio, designado para las peleas,  ambos se miraron, estudiándose, Caleb no daría el primer golpe, el nunca empezaba las peleas, pero si las terminaba, espero hasta que Aharon se atreviera a dar el primer golpe, pero este solo se movía frente a él, pavoneándose, fue un momento después que lanzo el primer golpe, pero Caleb lo esquivo con facilidad.

—yo creí que pelearías mejor — le dijo al ver como se giraba, listo para lanzar el segundo golpe — pero ahora veo que tu boca es mas grande que tu capacidad de pelea.

Sus palabras dieron en el blanco, Aharon se molesto, lanzo un segundo golpe con mas fuerza, pero Caleb lo esquivo de nuevo y, esta vez, lanzo un golpe, su puño choco con certeza contra el costado de Aharon, él no estaba listo para ese golpe y para la fuerza de el rastreador, perdió el equilibrio y trastabilló hacia atrás, se llevo la mano a la zona del golpe, nadie lo había golpeado nunca con tanta fuerza, sacudió su mano y se lanzo de nuevo, Caleb se dio cuenta de inmediato de que sus golpes eran descuidados, sin ningún punto fijo, Aharon solo estaba lanzando golpes para demostrar que era mejor que Caleb, pero eso era mentira, nadie era mejor que Caleb, solo Vaughan lo superaba, él había sido entrenado por años y años, décadas de entrenamiento militar avanzado, y ahora mostraría su entrenamiento.
Dio un paso a un costado y giro con velocidad, alzo su puño y lo bao con una gran fuerza y velocidad, su puño choco contra la espalda baja de Aharon, este soltó un grito al sentir el golpe, trastabillo hacia adelante, le falto el aire, se giro con furia en sus ojos.

—se suponía que el castigo era para mi, Aharon — Caleb se burlo — no para ti.

Aharon grito y se lanzo de nuevo contra él, lanzo golpes a diestra y siniestra, pero ninguno de ellos logro tocar a Caleb, se movía con agilidad y sin pensarlo, era una maquina, pero sabia que necesitaba terminar con eso de inmediato, se giro y fue su turno de lanzar los golpes, Aharon no tuvo oportunidad contra él, uno, dos, tres golpes, después de eso Aharon ya no pudo seguir la corriente, solo sentía el puño, los codos, los pies y piernas de Caleb golpearlo sin descanso, fue finalmente minutos después que Caleb se detuvo, Aharon estaba en sus manos y rodillas en el piso, respiraba con dificultad, la sangre manchaba el piso debajo de él, no había parte de su cuerpo sin un golpe o sin un moretón, Caleb le había demostrado lo que era ser un verdadero soldado de Vaughan.

—¿supongo que con eso tienes suficiente? — Caleb giro su muñeca, Aharon alzo la cabeza y lo miro a través de lo inflamado de sus ojos, lo que vio le molesto, lucia como si nunca hubiera luchado con él, lo único que daba ese indicio era su propia sangre en sus manos — entiende esto Aharon — le hablo mientras giraba y comenzaba a alejarse — para Vaughan no eres mas que un saco de carne que es enteramente reemplazable, no tienes el entrenamiento para igualarme, mucho menos para reemplazarme — se coloco su camiseta de nuevo, no le dio ni siquiera una mirada — cuando yo vuelva a ser su rastreador — se giro y lo miro sobre su hombro — tú desaparecerás de sus planes.

Abrió la puerta y salió, la puerta se cerro con un golpe sordo a su espalda, Aharon resoplo y se tendió en el suelo, Caleb no le dio la importancia necesaria, pero no se dio cuenta de que había humillado a Aharon, lo había rebajado y eso era lo que llevo a Aharon a traicionar a su propia gente, Caleb acaba de darle las fuerzas para levantarse y asegurarse de ocupar su lugar, no dejaría que lo desecharan, no de nuevo, su camino acababa de comenzar, muy pronto tendría el lugar que siempre mereció tener.

Compañeros. Un Ultimo Intento. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora