Capítulo 22

16 3 0
                                    



∆Palabras importantes.∆


Alexei observo su método de conversación con el rastreador y miro los mensajes que comenzaban a llegar.

“Me alejo de la montaña”

“Sin fecha de regreso”

… “cuídala por mi”

Los mensajes se detuvieron después de ese ultimo, habían pasado pocas horas desde que todos los lideres se reunieron y que aceptaron el plan de el rastreador y de Cyrus, estaba nervioso, aunque eso era quedarse corto, su mente no dejaba de idear formas de alejar a Eloise, Iris y Gregory de todo lo que vendría, pero aunque sabía que eso no era, ni seria, posible, simplemente siguió con el deseo de mandarlos a un lugar seguro.

Justo cuando dejaba el aparato oculto en su mochila fue cuando sintió el movimiento a su espalda, miro sobre su hombro y logro ver a Eloise, su cabello despeinado y la camiseta que utilizaba para dormir, que en algún momento le perteneció a él, lo hicieron sonreír, se giro y volvió a recostarse en la cama, pero dejo la pequeña vela encendida, antes de mirarla de nuevo vio hacia las camas improvisadas en donde dormían los niños, seguían profundamente dormidos.

—lamento despertarte — le susurro a Eloise, ella hizo un ruido y se acurruco debajo de su brazo, él comenzó a acariciar su espalda.

—esta bien, de todas formas no puedo dormir muy bien, estas cuevas me ponen nerviosa — él lo sabia, por supuesto que lo sabia, a ella nunca le habían gustado vivir encerrada, pero nunca habían tenido otra opción — es peor que estar en el Refugio, al menos en ese lugar podía caminar por los túneles — algo la hizo reír — al menos me escabullía contigo.

Él se rio al recordarlo, por supuesto que se escabullían, eran jóvenes y siempre se habían gustado, incluso desde antes, cuando solo eran amigos — si, recuerdo que yo te era una muy buena distracción — ella le golpeo el costado y él volvió a reír — pero tú siempre fuiste mas que eso para mi, eras el soplo de calma en los túneles, en esa vida tan restringida — él bajo la mirada y sus ojos se conectaron con los de ella — incluso desde el primer momento en el que te vi en nuestras clases, tenias esa mirada de miedo y te aferrabas a Nathan.

—fue nuestro primer día — ella recordó el como ella, Nathan y su madre habían huido de la ciudad, fue después de perder a su padre — estaba aterrada, recuerdo que te acercaste a decirme si no quería ayudarte a recoger las sillas.

—me gustaste desde entonces.

—si mal no recuerdo me jalabas del cabello — lo miro con una ceja alzada — que rara forma tenias de demostrar como me querías.

—pero he mejorado, ¿no es cierto? — se giro y la anclo a la cama, ella se rio al verlo, siempre reía al verlo — ahora te quiero de una forma distinta, de la forma correcta… De la forma que te mereces — ella lo sujeto de las mejillas y lo acaricio con la punta de sus dedos — ¿eres feliz?

Ella asintió — feliz, completamente feliz, a pesar de perder a mi madre y a Nathan — sus ojos se nublaron al recordar a su hermano — feliz porque a pesar de todo no estoy sola.

—y nunca lo estarás, terminaremos con esta guerra, te lo prometo — se inclino y la beso — vivirás tranquila, tú, los niños y yo, viviremos en el exterior y ya no tendrás que vivir encerrada.

—se que lo lograras, pero antes de que eso pase — paso sus manos por su cabello — antes de que eso pase, prométeme lo mismo que me prometes siempre que sales, prométeme que volverás con nosotros, prométeme que te mantendrás a salvo.

—lo prometo — susurro — siempre volveré, siempre volveré contigo.

———

Astrid caminaba por los pasillos, buscaba a su padre, sabia que Caleb ya estaba lejos de la montaña, él le dijo que se iría esa misma madrugada, ademas comenzaba a sentir el tirón de la separación en su pecho, así que con eso echo tenia que seguir a su próxima tarea, y esa era hablar con su padre, camino hasta que llego al comedor y logro encontrarse de frente con su padre.

—hola, papá — saludo y miro que llevaba un plato en su mano — ¿ibas a comer tu desayuno?

Él asintió, feliz de ver a su hija — si, es mi horario, ¿tu ya desayunaste? — ella negó — ¿Por qué no buscas tu tazón y desayunamos juntos? — sugirió — ¿te parece bien?

—si — asintió — me parece bien — miro al comedor y como comenzaban a llegar mas personas — ¿buscarías una mesa algo apartada?

—claro — y con eso él se alejo, Astrid fue a buscar su tazón y una vez que se lo dieron se giro y busco a su padre entre la multitud, lo encontró sentado en la única mesa que estaba justo al borde de la habitación, en donde las antorchas iluminaban de forma más débil.

Ella se sentó frente a su padre, ambos de costado a toda la multitud y a pesar del sonido que los rodeaba, Astrid se sintió como si estuviera en el despacho de su padre a punto de ser regañada por sus notas.

—me alegra pasar un tiempo contigo — la voz de su padre la saco de sus pensamientos, ella fijo su vista en él — teníamos mucho sin conversar.

—si, yo también te extrañe, papá — ella le sonrió y ambos comenzaron a comer.

El padre de Astrid, a pesar de los años que pasaron separados, conocía a su hija, la conocía de pies a cabeza y sabia cuando ella tenia algo sobre sus hombros, algo que quería decirle a él, pero no la presionaría, ella tenia que encontrar su propio valor para abrirse con su padre, era así, siempre había sido de esa forma, por eso espero y dejo que ella lo acompañara hasta su habitación y que se sentara en silencio junto a su cama por minutos, hasta que finalmente logro acomodar sus ideas.

—se que quieres que te explique — susurro, siempre mirando a sus manos, no tenia el valor de verlo a los ojos — que te cuente lo qué pasó en el Nido, lo que vi y lo que viví con mi compañero.

Su padre negó — no quiero que me lo expliques, Astrid — se acerco un poco mas, pero le dio su espacio — lo que quiero es que dejes ir el peso que cargas desde que volviste, lo veo en ti — dijo — veo el dolor en tus ojos y tus hombros encorvados, veo que guardas algo que no deberías.

—papá, ¿estas decepcionado de mi? — su voz se rompió — mi compañero… él…

—no estoy decepcionado — aseguro y vio como su hija finalmente lloraba — nunca de ti, ni de Cyrus, ¿Por qué piensas eso?

—mi compañero, él… — alzo los ojos, el dolor de su mirada lastimo a su padre — ¿esta bien que él lo sea?

—tu no tienes el control sobre que compañero te toca, sabes eso — su ceño se frunció, esto no era sobre su compañero, era algo mas — ¿Por qué te preocupa?

—durante… mientras estuve en el Nido, vi y aprendí cosas que no quería saber, cosas sobre él — comenzó a jugar con sus manos, sus nervios la llenaban — cosas que me hicieron sentir dudas, supe cosas que hizo, no lo culpo — aseguró con rapidez — nunca podría, se que no es su culpa, pero… una voz en mi cabeza no ha dejado de decirme… si es que él fue el responsable de los chips y de… de…

Él no necesito que ella terminara de hablar, lo supo en cuanto vio la duda en sus ojos, el dolor y la culpa, culpa que no era de ella — ¿piensas si él causo la muerte de tu madre? — susurro y los sollozos descontrolados de Astrid fueron respuesta suficiente —oh, cariño — se dolió de su hija, recorrió la distancia que los separaba y la sujeto entre sus brazos, ella se aferro a él, con fuerza y con temblores en todo el cuerpo — no, él no tiene la culpa de eso, estoy seguro, Vaughan fue el que inicio con la idea de los chips y fue él quien los puso en marcha entre la población, tu compañero — la alejo un poco y la sostuvo de las mejillas — él no tiene la culpa de la muerte de tu madre, él no estaba en ese entonces, al menos no de forma presente, puede ser culpable de otras cosas, pero no de la muerte de tu madre.

—cuando todo esto termine, ¿podrías conocerlo? — pregunto, su llanto había disminuido — él me mantuvo a salvo, me cuido y ahora quiere mejorar este mundo, eso cuenta, ¿no es cierto?

—claro que cuenta, lo hace por ti, estoy seguro de eso, cualquiera con un compañero haría hasta lo impensable para mantenerlo a salvo, y estoy seguro que eso es lo que él ha hecho desde que te conoció — le sonrió y alejo el cabello de su rostro — y me encantaría conocerlo, después de todo sigues siendo mi pequeña y tengo que ver quien quiere alejarla de mi.

Ella rio y asintió pero incluso asi, incluso con eso lejos de su mente y de su corazón, algo le dijo que los días que venían serian difíciles, no solo eso, sabia que cuando todo esto terminara habría cientos de personas detrás de su compañero, buscarían que alguien pagara por todos los crímenes, por toda la sangre derramada, pero ella haría lo imposible para que nadie le tocara un cabello de su cabeza, paso el horas con su padre, contándole todo lo que había vivido con su compañero mientras estuvo en el nido, y cuando llego Cyrus por su padre y por ella para una reunión, entonces ella sintió que después de esto ella se alejaría de la ciudad y de los problemas y que se llevaría a su compañero con ella.


Compañeros. Un Ultimo Intento. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora