Capítulo 32

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                                  ∆Dolor.∆


Caleb lo mira, Vaughan esta quieto, pero aun así se ríe.

—veo que finalmente has logrado algo por tu cuenta, rastreador — murmura, la sangre le corre por la barbilla, se lleva una mano al costado, la sangre comienza a salpicarle la mano.

—deje de ser tu rastreador hace mucho, Vaughan — Caleb esta frente a él, está encorvado, pero el arma permanece firme en su mano — deje de serlo cuando la conocí a ella.

Vaughan se rio.

—amor, seguro piensas que es eso — intento moverse, pero su pierna atorada no se lo permitió — que el amor te cambio, basura y nada mas que eso.

—no, Vaughan, no fue amor, porque yo no la amaba al principio, no fue eso — dio un paso mas cerca, un metal torcido le rozo el hombro — tú sabes lo que fue, por eso la intentaste mantener alejada de mi, ¿no es cierto? — Vaughan no le respondió — no fue amor, fue solo ella, fue el saber que se preocupaba por mi, fue el querer conocerla mas, no fue un cambio repentino, no lo fue, por eso intentaste evitarlo.

—estuve a punto de lograrlo — Caleb se rio y Vaughan se retorció al verlo alzar el arma.

—nunca estuviste a punto de lograrlo, no esta vez — le apunto el arma a la frente — no con ella, porque ella te había ganado desde un principio, ¿no es cierto?, desde el momento en que estuvo despertando por años en el crío-sueño, desde entonces ella ya tenia algo que tu no, el chip nunca funciono con ella y nunca funcionaria, porque ella es mas fuerte que eso.

—tal vez lo era, tal vez me tomo tiempo darme cuenta, pero ahora eso no importa, ¿verdad?, nadie sobrevive a tres balas en el pecho y si lo hace, si sobrevive, ¿tu crees que te perdonara? — la mano de Caleb tembló y Vaughan se rio al verlo — al compañero que le disparo, que le causo dolor — Caleb parpadeo, enojado — ¿crees que ella o su familia, podrían perdonarte?, ademas no es solo eso — se detuvo, tosió y sangre salió de su boca — ¿tú podrás perdonarte?

Caleb lo pensó, ¿podría?, la culpa seria inmensa, cargaría con ella para siempre, nunca lo dejaría, pero sabia que ella lo perdonaría, sabia que no le guardaría ningún rencor, pero él si se lo guardaría, ella no le echaría nada en cara, pero si lo haría su hermano, su padre era como ella, tampoco lo culparía, pero él tendría la culpa suficiente.

—trabajare en eso, cuando llegue el momento, pero ahora, justo ahora — alzo el arma y afianzo el agarre — ahora tú tienes que arreglar cuentas, Vaughan, te estas muriendo, los dos lo sabemos — Vaughan se rio, no le importaba morir, al menos ya no, moriría pero antes le causaría mas dolor a su rastreador.

—puede que si, pero tú compañera irá detrás de mi, la cápsula de restauración no funciona, rastreador, me encargue de ello — Caleb gruño y le piso la pierna que tenia atrapada, Vaughan grito del dolor — ¡no podrás hacer nada, ella morirá!

Alexei y los dos soldados que estaban con él se mantuvieron quietos, pero no indiferentes, podían escuchar como gritaba, como el dolor de Vaughan crecía, pero ninguno intentaría detener al rastreador, de todos modos, ninguno de ellos sería capaz.

—¡me has arrebatado todo, Vaughan! — el dolor de Caleb fue tal al imaginar que Astrid moriría, que la perdería, que ya nada pudo detenerlo — ¡asesinaste a mi familia! ¡me torturaste por años! — le torció la pierna, la sangre le mancho la mano — ¡me convertiste en la criatura de la que todos huían! ¡y ahora quieres que sufra aun mas! — le soltó la pierna y lo sujeto del cuello — ¡no dejare que ella muera! ¡Tiene que vivir! ¡me escuchas, tiene que hacerlo! — pero Vaughan ya no le respondió, ni siquiera se movía, Caleb lo había asesinado, finalmente, Caleb había destruido a su creador.

Pero eso no era suficiente, Caleb no lo sentía suficiente, alzo el arma y, viéndolo a sus ojos vacíos, carentes de vida, le disparo, una y dos veces, el cuerpo se desplomo a un lado, Caleb lo vio, vio la sangre llenar el fondo del helicóptero, sintió como el aire helado entraba por los vidrios rotos y como le revolvía el cabello,  tenia que verlo, tenia que asegurarse que ya no se levantaría, pero entonces el dolor en su pecho se intensificó, se llevo una mano al pecho y se inclino, grito, pero no por él, grito por ella.

Alexei lo vio salir del helicóptero, las manos le temblaban y estaba blanco como un papel, pero ni siquiera lo miro, solo miraba al piso, a la nieve salpicada de color, lo vieron dar un paso y después otro, entonces comenzó a correr, Alexei lo siguió y les dijo a los dos hombres que se quedaran, que vigilaran el cuerpo, cuando entro a el Nido ya no lograba ver a Caleb.

Caleb corría, corría como nunca antes había corrido, sentía como le quemaban los pulmones, como las piernas le temblaban, pero siguió adelante, el dolor en su pecho seguía, pero estaba comenzando a desaparecer, se detuvo a un costado de la puerta, de la habitación en donde había dejado a Astrid, no escuchaba nada, se afianzo de la pared y dio un paso hacia adentro, todos se giraron a verlo, la mayoría estaba de pie, solo Cyrus y Emmet estaban junto a Astrid, Cyrus le sostenía la mano, pero ella estaba quieta, demasiado quieta.

—Ca…Caleb — un susurro lo hizo levantar la cabeza, Astrid le extendía una mano, estaba pálida, sin importarle nada se acerco a ella, la tomo de la mano y la miro a los ojos, entonces lo vio, como ella estaba tan débil y fría — volviste — susurro.

—si, te dije que volvería — su voz fue baja, tenia miedo de hablar en voz alta, tenia miedo de todo en esa habitación.

—si, lo…recuerdo — las manos comenzaron a temblarle, cerro los ojos por un momento y Caleb se giro a ver a Cyrus, a Emmet, ambos respondieron a la duda de sus ojos, negaron, un nudo se formo en su garganta — mi…rame — el inclino el rostro y la vio de nuevo, le sonreía — esta…bien.

Él negó y sus ojos se nublaron.

—no lo esta, no esta bien — con su mano libre la tomo de la mejilla y la acaricio — nada esta bien, te lastime — su voz se rompió — te lastime, te prometí que no lo haría, pero…

—esta bien, Caleb — susurro, el dolor comenzaba a desaparecer, sentía las manos y los pies fríos — esta bien, estarás…bien — su voz se rompió, lloraba, pero lloraba mas por dejar a su compañero atrás, que por ella — estarás bien, lo se — Caleb negó, una lágrima cayó sobre la mejilla de Astrid — te amo, lo… hago, ahora y siempre, mi… Caleb — entonces ambos rompieron a llorar.

Alexei los miraba desde la entrada, Cyrus estaba a los pies de su hermana, nunca lo había visto llorar, Emmet se había puesto de pie y también los miraba, no era posible, no podía serlo.

—lo siento, Vaughan rompió la cápsula de restauración, no puedo hacer nada, no puedo… — lloro, lagrimas y gemidos salían de él, Astrid lloro con él, ambos lo sabían, esa era la ultima vez que se verían — Astrid, ¿dime que hacer?

—nada, Caleb — murmuro, le costaba respirar — ya no hay nada… por hacer, solo… te pido algo — el la miro — cuídate por mi, cuida a mi… hermano, a mi… padre — tosió de nuevo, Caleb la sostuvo — ya me perdieron una vez, y lo harán de nuevo, pero… te tienen a ti.

—yo no soy a quien quieren — la miro entre las lagrimas, sentía como las manos le temblaban y como la sangre de ella le llenaba el pantalón — te quieren a ti, yo te quiero a ti, te amo, Astrid, por favor, por favor.

—te amo Caleb, yo solo… hubiera querido… mas tiempo… contigo — intento respirar hondo, pero no puedo, con sus ultimas fuerzas le pidió una ultima cosa a su compañero — Caleb… sostenme, por… favor — Caleb la miro, sentía como si corazón comenzaba a detenerse — abrázame, una… ultima… vez.

Él se inclino y la tomo, la sostuvo detrás de las rodillas y detrás de sus hombros, la alzo lo mas suave que pudo, el se sentó en el piso y la coloco sobre sus rodillas, la sostuvo con fuerza entre sus brazos, junto su frente con la de ella y comenzó a susurrarle.

—te amo, Astrid, te amare siempre — ella le sonrío y sus ojos comenzaron a cerrarse — te veré de nuevo, Astrid, viviré lo suficiente por ti y entonces te veré de nuevo, te buscare y te encontrare, no importa en donde, no importa cuando, tú siempre serás mi compañera.

Dejo que sus lagrimas callaran sobre ella, dejo que lo vieran llorar, que lo vieran roto y vulnerable, eso ya no le importaba, ya nada le importaba, había luchado toda su vida, había encontrado un propósito para vivir y ahora, cuando podía ver una vida futura con su compañera, se le arrebataba de las manos.

La sostuvo durante minutos, durante horas, nada lo detuvo, ni siquiera cuando se dio cuenta de que ella había dejado de respirar y que su corazón había dejado de latir.

Compañeros. Un Ultimo Intento. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora