Capítulo 16

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                      ∆Un momento de paz.∆

Caleb caminaba por entre la nieve con Astrid bajo el brazo, siempre cuidando alrededor, podía sentir como Astrid temblaba, tenia frió, no le gustaba que lo tuviera, pero al menos la tenia con él, finalmente llegaron al costado de la montaña, la guió hacia dentro de una cueva, todo estaba oscuro pero el frío ya no los golpeaba, ambos caminaron hasta a que Caleb se detuvo, la dejo de pie y Astrid lo escucho moverse por un par de minutos, entonces vio un rayo de luz que comenzaba a crecer, una fogata.

—ven, acércate — ella lo obedeció de inmediato, el tibio calor del fuego comenzó a recorrerla.

—se siente bien — Caleb asintió y se puso de pie, ella lo observo acercarse a unas mochilas que estaban recargadas en la pared de piedra, rebusco entre ellas y le vio sacar una botella de agua, estaba congelada.

—estará descongelada en un momento — aseguro y la dejo a una distancia del fuego, tomo dos mantas, una la tendió en el piso y la otra la sostuvo en su mano — ven, siéntate — ella camino y se sentó a sus pies, de inmediato sintió la otra cobija sobre sus hombros — te mantendrá caliente.

—gracias — él asintió y se sentó a un lado de ella, Astrid se giro, quería verlo, no solo sentirlo — te he extrañado — susurro.

Caleb giro el rostro y la miro con atención — yo también te he extrañado — se giro al completo y la atrajo hasta sentarla en medio de sus piernas, sus brazos la apretaron contra su pecho y la presión que ambos habían sentido en sus corazón desde que se habían separado hacia semanas, desapareció — te he extrañado.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutaban de la presencia del otro, pero tenían cosas de las que hablar.

—¿desde cuando te comunicas con Alexei? — Caleb bajo la mirada al escucharla, pero Astrid seguía mirando al fuego.

—varios días, supusimos que era necesario — la miro asentir, paso saliva y respiro profundo — Vaughan me coloco tu chip cuando te fuiste — dijo y Astrid giro el rostro de inmediato — fue días después de que los deje ir, era parte de mi castigo por desobedecer a sus ordenes, cuando despertó después de que le disparaste — Astrid se sonrojo al ver la sonrisa orgullosa en el rostro de su compañero, pero esta se borro de inmediato — quería ver si funcionaria conmigo, por unos días si funciono, pero entonces se rompió — alejo su mirada de Astrid al recordar lo que había echo con ese grupo de sobrevivientes — fue después de una pelea con Alizah, estaba tan… Enojado, furioso y supongo que los sentimientos fueron muchos como para que el chip lo soportara y se rompió.

—¿tú… estas bien? — ella se atrevió a preguntar, sabia que Vaughan castigaba y que ella no podía ni imaginarse el nivel de castigo que Caleb tuvo que soportar, pero necesitaba saberlo.

—algo, supongo que el dolor fue momentáneo, pero tu me ayudaste a que se desvaneciera por completo — aseguro y Astrid se sintió feliz al saber que lo ayudo —tus oleadas de calma fueron un alivio.

—al igual que las tuyas, llegaban en los momentos precisos — Astrid se quedo en silencio por un momento, pensando en que podría decirle, habían pasado tantas cosas desde que se alejaron que no lograba acomodarlas — encontramos a dos muchachos — fue lo primero que entro en su mente, el encuentro de los dos jóvenes que hasta ahora permanecían dormidos — estaban lastimados, cansados, no sabíamos si sobrevivirían — sintió a Caleb tensarse a su espalda y el. Sentimiento que había tenido antes volvió a ella —¿tu sabes algo? — pregunto en un susurro, no segura si quería saber la respuesta.

Caleb no dijo nada y Astrid creyó que no le diría nada, pero entonces lo sintió respirar profundo y soltar el aire con mucha fuerza — si, si se algo, pero no tengo el valor de decírtelo — sentía dentro de él que cuando Astrid lo supiera lo odiaría.

—puedes decírmelo — se giro entre sus brazos y lo enfrento — siempre puedes decírmelo todo, nunca dudes de decírmelo.

Caleb respiro y espero, podían pasar demasiadas cosas si es que llegaba a decirle lo que había ocurrido con el grupo de sobrevivientes, podía aceptarlo y apoyarlo, podría no juzgarlo, y lo peor que le podría pasar sería todo lo contrario, que ella lo juzgará y lo tachara de monstruo.

—hace algunos días ocurrió algo, encontré a un grupo de sobrevivientes en las montañas — su voz sonó forzada — yo… estaba bajo las órdenes de Vaughan,  el chip dentro de mi cabeza era el que me mandaba — dijo con velocidad, intentando que Astrid no lo viera como el monstruo que sabía que era — los mire y entonces… entonces — su voz disminuyó, la vergüenza lo llenaba — los asesine — el silencio los lleno y el pecho de Caleb se oprimió — me di cuenta de lo que había echo demasiado tarde, ya no podía detenerme, fue como si algo me tomara de las manos y me cerrará los ojos y los oídos, no era yo, pero aún así yo fui el que disparó el gatillo — sentía la mirada de Astrid sobre él, pero no levantó los ojos.

Astrid paso saliva, había sospechado que Caleb había sido aquel que había dañado a esos jóvenes, pero algo dentro de ella rogaba porque estuviera equivocada.

—esta bien — susurro y se acercó aún más a Caleb, miro lo dolió y decepcionado que se sentía de si mismo y ella quería alejar ese sentimiento de él — estará bien, tal vez no ahora — ella se puso de rodilla y su altura le permitió rodear a Caleb desde los hombros y dejar que apoyará su cabeza en su pecho — pero en algún momento, en algún momento.

Caleb no sabía si estaba seguro de eso, pero una promesa de los labios de Astrid era mil veces mejor que vivir con el peso de la culpa dentro de él, cerró los ojos y dejó que Astrid lo sostuviera, alzó los brazos y los rodeo en su cintura, sintió que volvía a ser un niño pequeño, el niño pequeño que durante muchas noches lloro bajo las cobija de la cama en su habitación, el niño que lloro por el amor de su madre y de la familia que había perdido, el mismo niño que ahora estaba mejor.

Él se separó un poco y alzó la cabeza para mirarla, estaba delgada y pálida, pero eso a él no le importo, se inclinó y la besó, ella dejó que la sujetará y que la ayudará a sentarse sobre su regazo, ella dejó que la besara en los labios y en el resto de su piel, si este era el momento que tenían, un momento prestado gracias a Alexei, entonces ambos lo tomarían y lo aprovecharían durante cada segundo que pasara.

•••

Cuando ambos salieron de la cueva horas después iban de las manos y mucho más tranquilos, esas horas juntos habían sido el mejor regalo para sus corazones cansados y deseosos de su compañero, el cielo seguía oscuro, pero el frío comenzaba a desaparecer, la ayudó a subir y ambos se detuvieron cuando llegaron al lugar acordado con Alexei, Caleb la llevo detrás de un grueso árbol y ambos se ocultaron bajos sus gruesas ramas, Astrid lo vio sacar el mismo aparato de antes y apretar algunos botones, pero algo lo detuvo, los dedos quedaron suspendidos y su aspecto tranquilo se desvaneció, Astrid frunció el ceño al ver ese cambio tan brusco en su expresión, ella abrió la boca pero Caleb se la cubrió con la palma de la mano y la empujó con precisión contra el tronco, él estaba frente a ella, cubriéndola.

Él se llevó el dedo a los labios y ella entendió, silencio, quería que guardara silencio, ambos permanecieron de esa forma por un momento, Caleb quieto en silencio, como si esperara algo, Astrid lo miraba a él, no estaba segura de lo que ocurría, pero un segundo después lo entendió, se escuchaba a su derecha, era algo como una corriente de aire, pero la nieve a su alrededor no se movía, entonces Caleb miro a su derecha, Astrid lo imitó, ella no alcanzaba a mirar, no sabía que había llamado la atención de Caleb.

O eso creyó hasta que lo alcanzó a distinguir, era una nave pequeña, sobrevolando casi al nivel del piso, era una nave de reconocimiento, ambos la observaron en silencio, atentos a sus movimientos, parecía rondar la línea de árboles en donde ellos estaban escondidos, volaba en silencio, vigilando o buscando algo, buscando a alguien, ninguno de ellos se movió, pero cuando ambos se miraron de nuevo supieron la razón de que esa nave estaba tan cerca de ellos, los estaban buscando.

Buscaba su refugio, los buscaban a ellos, a los humanos.

Compañeros. Un Ultimo Intento. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora