Capítulo 8

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                                   Emmet. 2.
                       Nota: Capítulo laaargo.

Astrid respiro hondo, necesitaba aire, pero también necesitaba respuestas, respuestas que solo Caleb, y ahora Emmet, podían darle, parpadeo un par de veces y miro de nuevo al hombre sentado a su lado, Emmet esperaba por ella con paciencia, no quería apresurarla, sabia que era necesario que ella supiera una parte de toda la verdad, pero incluso para él que estaba en medio de todo era difícil poner toda esa información en orden.

—¿Qué tanto mas puede haber? — Astrid pregunto y Emmet supo que la respuesta a eso era difícil.

—ni siquiera yo estoy seguro de eso, tenia casi veinte años cuando Vaughan se dio cuenta de que yo no le servia, Caleb solo tenia nueve años, era un niño, pero Vaughan se encargo de corromperlo, cuando nos recogió después de un bombardeó yo solo tenia doce años y Caleb tenia apenas uno — susurro — nuestros padres y hermana habían muerto justo minutos antes de que nos vieran, yo corrí con Caleb entre el caos, fue entonces cuando choque de golpe con Vaughan, ahora que lo recuerdo él parecía que nos esperaba — se rio, pero en su rostro solo había enojo y dolor — supongo que eso era lo que quería , se mostró amable con nosotros, yo solo era un niño, había visto morir a mis padres y a mi hermana y no tenia idea de que hacer con mi hermano pequeño, así que él me pareció la mejor opción para que ambos sobreviviéramos.

—te dio una oportunidad de vivir — dijo, él asintió, Astrid comprendió, era lo mismo que le había echo ha ella.

—me dio mas que solo una oportunidad — finalmente dejo de mirar el suelo y la miro a ella — me dio la opción de vivir, aun cuando yo no pudiera elegir, pero solo quería lo mejor para mi hermano, así que la tome y acepte su ayuda, nos llevo con él, al principio parecía ser lo mejor para los dos, teníamos comida, refugio y salud, era mucho mas de lo que la gente tenia en ese punto, las persecuciones ya eran cosa de todos los días, se traicionaban amigos y familia por un bocado de pan, pero yo no tenia que hacerlo — se quedo en silencio por un par de segundo — cuando él se dio cuenta de que tenia mi confianza y que le confiaba mi hermano fue cuando cambió la forma en la que era con nosotros… Aun recuerdo como fue esa primer mañana, ya llevábamos cerca de un año con él, Caleb era cuidado por una mujer que mantenía oculta, nunca supe quien era ella, pero mantenía a mi hermano y eso era lo único que me importaba, recuerdo que yo estaba desayunando, acababa de cumplir trece años y Vaughan se dio cuenta de que los números en mi muñeca comenzaban a moverse, Caleb y yo habíamos nacido con números, pero los números de Caleb… Parpadeaban — la miro y ella se sintió pequeña — no entendía lo que significaba, pero mis números eran firmes, estaban a doce años en el futuro, así que no les hacia mucho caso, pero Vaughan si.

Se detuvo, parecía que luchaba consigo mismo, pero encontró fuerza y valor y siguió hablando.

—me llamo esa mañana y me dijo que necesitaba entrenar, en ese momento me pareció raro, durante todo un año no me había pedido nada, pero de repente me pedía que entrenara, que me preparar, le pregunte porque y lo único que me respondió fue que era para sobrevivir — paso saliva — no pregunte nada mas y acepte a su petición, me hizo entrar a un cuarto, era grande, estaba lleno de maquinas y utensilios, yo no conocía ninguno de ellos, un hombre estaba en el centro, vestía todo de negro, me llamo y yo fui, Vaughan se sentó y nos observo, desde su lugar dijo que un soldado necesitaba entrenarse para sobrevivir — frunció el ceño — fue cuando pensé que yo ya no seria un niño, recordaba poco de mi padre pero lo que mas recordaba era que me decía que  los niños no son soldados, pero de repente yo era un niño y era un soldado — Astrid miro como cerraba su mano en un puño — un segundo después comenzó a decirme posiciones y movimientos, era lento y la persona frente a mi me alcanzó varias veces, pero yo no me rendí, de alguna forma quería que Vaughan aceptara mi entrenamiento, que supiera que me estaba esforzando, pero eso no fue suficiente, me entreno por días, meses y años, mientras tanto Caleb comenzó a hablar a caminar y después a correr — una sonrisa se deslizo por su boca al recordar a su hermano — era un niño delgado, siempre recluido en su habitación, pero al menos podía verlo un par de horas durante la noche, pero Vaughan un día se centro en él — su sonrisa desapareció — él solo tenia seis años, yo ya tenia quince y mi entrenamiento era avanzado, creía que era bueno, perfecto incluso, pero Vaughan creía lo contrario, durante un entrenamiento me dijo que para ser un soldado de nivel se tenia que empezar a entrenar desde pequeños.

—como Caleb — afirmo Astrid.

—como Caleb — susurro Emmet — me dijo que mi hermano comenzaría su entrenamiento de inmediato, que no podía perder el tiempo como lo perdieron conmigo, me negué, pero a Vaughan no le gusta que le lleven la contraria, esa fue la primera vez que recibí uno de sus castigos — paso saliva, el recuerdo era pesado, pero ya era parte de él, alzo la manga de su brazo derecho y le enseño la piel a Astrid, ella perdió el aliento al ver la piel llena de cicatrices y quemaduras — me castigo durante horas, el dolor fue horrible, pero no grite, a Vaughan no le gusta la debilidad y si gritaba yo era débil — alzo los hombros, como si no le importara — cuando termino me mando a la cápsula — Astrid alzo la mirada — pero les pidió dejarme la piel de esta forma — agito su brazo dando énfasis en sus palabras — era la forma de recordarme mis errores, entonces comenzó a entrenar a Caleb — se giro y la miro, vio que ella sujetaba su muñeca con la marca de su compañero, tomo un largo respiro — ¿quieres que siga? — pregunto.

—no — dio Astrid y usó cuando Emmet iba a ponerse de pie he irse ella alargo su mano y lo sujeto del brazo — no quiero que sigas, pero necesito saber.

—no creo que lo necesites — le dijo mientras pensaba que la peor parte de la historia apenas estaba por venir — lo que yo viví no es nada comparado con lo que vivió mi hermano, Astrid, es tu compañero y no será fácil de escuchar — dijo con firmeza, pero Astrid no daría un paso atrás.

—por favor, por favor, por él, para que él no tenga que decirlo, para que cuando sea libre, sea libre al completo — Emmet asintió, lo entendía, sabia lo que se hacia por un compañero, así pues tomo aire y siguió relatando.

—mi hermano ya tenia un par de meses entrenando, era bueno, mucho para su propio bien, pero eso era justo lo que Vaughan quería, perfección y Caleb se la estaba dando, durante un año lo entreno cuerpo a cuerpo, él siempre estuvo presente en sus entrenamientos, lo aprobaba y mi hermano sentía que estaba haciendo lo correcto, pero para Vaughan nada era suficiente, fue cuando me ordeno entrenar con él, nuestros entrenadores nos enseñaban al mismo tiempo y con la misma eficacia, pero un día me equivoque en un ejercicio que estaba haciendo y Vaughan lo vio — paso saliva, el simple recuerdo lo llevaba de regreso al dolor de ese día — detuvo mi entrenamiento y el de Caleb, nos hizo enfrentarnos, yo contra mi hermano de seis años, yo tenia diecisiete y Vaughan no había logrado lavarme el cerebro, pero veía que era lo que quería, luche con Caleb, pero no como Vaughan hubiera querido, esquivaba los golpes y yo no lanzaba los golpes correctos, nos detuvimos después de un rato, Caleb no entendía bien lo que pasaba, pero yo estaba seguro de que aun no había terminado, se acerco a nosotros y despidió a los soldados que nos entrenaban, cuando nos quedamos solos con él fue su turno de entrenarnos, nunca había recibido un entrenamiento tan duro, cuando termino conmigo me ordeno irme, mire a Caleb, es lo que mas recuerdo, vi miedo en sus ojos, pero no me quede — paso saliva intentando aliviar el nudo de culpa que se había formado en su garganta, pero el nudo solo se hizo mas grande — me fui y lo deje con Vaughan, Caleb era su favorita y creí que no le haría ningún daño, pero…

—…Si le hizo daño, ¿verdad? — pregunto, Astrid sabia la respuesta de eso, pero algo le decía que necesitaba escucharlo.

—le hizo daño, un daño que nunca se pudo reparar, al día siguiente que vi a Caleb lo vi bien, no tenia ningún rasguño, caminaba bien, pero aun así vi el cambio en él, ya no me miraba he intentaba estar lejos de mi, parecía que me tenía rencor, intente hablar con él, pero cada intento que hacia lo alejaba mas de mi, así que finalmente lo deje de lado y comencé a cuidarlo sin que él se diera cuenta, pasaron mas años y fue cuando ocurrió lo peor de todo — susurro lo ultimo — yo ya casi tenia veinte años, era durante la noche, yo estaba preparándome para dormir, todo en el Nido estaba en silencio y de repente escuche un golpe seco en el pasillo, creí que no era nada he intente volver a dormir, pero entonces el golpe volvió ha sonar, me acerque en silencio al pasillo y mire a los lados, pero no había nada, entonces se escucho el golpe de nuevo y después escuche que alguien grito, me tomo un segundo saber que era Caleb, no lo pensé y corrí a buscarlo, no estaba en su habitación, seguí buscándolo, pero no lograba encontrarlo — se paso la mano por el pelo — los gritos siguieron durante minutos y después simplemente se detuvieron — Emmet se quedo en silencio un momento, intentando recordar que paso después — estaba en pánico, no sabia donde estaba mi hermano, no sabia que le estaba pasando, seguí buscándolo y finalmente lo encontré, estaba con Vaughan, pero nunca pensé encontrarlo de esa forma — Astrid paso saliva, su corazón bombeando con fuerza, sus números le ardían — Vaughan estaba sobre mi hermano, lo había golpeado, estaba lleno de sangre y no se movía.

—espera — Astrid pidió, no podía seguir, necesitaba respirar, necesitaba prepararse — solo… dame un momento, por favor,

—debería detenerme — Emmet murmuro cuando vio como temblaba y como sujetaba su muñeca, pero Astrid negó.

—no te atrevas, no ahora, solo dame un momento — tomo profundas respiraciones, intento acomodar todo lo que sentía y justo en ese momento sintió una ola de calma que no venia de ella, sabia que era Caleb y eso fue suficiente como para calmarla — bien, puedes continuar.

—Astrid, no estoy seguro…

—continua — lo interrumpió — puede seguir, estoy bien.

La miro por un momento y la vio mas tranquila, vio que acariciaba sus números y suspiro — de acuerdo — acepto y siguió — me lance sobre él, lo golpe en el rostro, no había nadie que me detuviera y yo no hice nada por detenerme, lo golpe hasta que vi que estaba inconsciente, en ese entonces jure que lo había matado, Fue entonces que me enfoque en Caleb, no se movía y no sabia como ayudarle, fue entonces que recordé la cámara de regeneración, tome a Caleb en brazos y corrí hasta la cámara, Vaughan ya la había utilizado conmigo varias veces, sabia como utilizarla, así que lo coloque dentro y la hice funcionar, por un momento pensé que era demasiado tarde, que Caleb ya no tenia ninguna oportunidad, pero entonces movió su pierna — Astrid pudo imaginarlo y eso le rompió el corazón — después fue el brazo y entonces comenzó a moverse entero — se giro y miro a Astrid — mi hermano había muerto, Astrid, pero yo hice que volviera y lo haría de nuevo, pero ahora que lo pienso tal vez tú también tuviste algo que ver con su regreso, tu y mi hermano, sus números son raros, nunca se habían visto números tan largos y su conexión, se que un compañero puede calmar a otro si están leos, pero esa distancia tiene que ser corta, en cambio he visto cómo estás asustada, alterada y de repente estas tranquila, justo como ahora — apunto a su muñeca, mi hermano y tu se envían olas de calma a pesar de la distancia, y eso era algo imposible, incluso en compañeros que llevaban años juntos.

—¿y eso es algo malo? — se cuestionó — al menos de esta forma se que el sigue vivo y él sabe que yo sigo viva.

—tal vez no sea algo malo, pero Vaughan puede usarlo para su propio beneficio y no se si eso sea lo mejor — Astrid saboreo sus palabras, sabia de lo que Vaughan era capaz, pero aun así temió por ella por Caleb, y por todos aquellos que tuvieran números en sus muñecas — cuando Caleb despertó lo lleve a su habitación — continuo — estaba inconsciente pero vivo, lo deje allí y fue a ver a Vaughan, cuando entre él ya esta bien, estaba de pie y un grupo de soldados estaban a sus espaldas, alguien debió de encontrarlo y lo llevo a la cámara, sabia que pasaría a continuación, lo supe en el momento en el que la puerta se cerro a mis espaldas, lo que había echo no se resolvía con un castigo, no uno común, Vaughan ordeno mi eliminación — Astrid pasos saliva — yo ya no lo obedecía y como tal yo ya no le servia, me golpearon por horas, tal vez fueron días, peor entraba y salía de la inconsciencia, me torturaron eso si lo recuerdo, Vaughan quería demostrar que el me tenia entre sus dedos y que podía hacerme desaparecer en cualquier segundo, entonces, la ultima noche que pase en las celdas del Nido, Vaughan volvió a verme, me dijo que ya había recibido lo que merecía, que yo ya no le era necesario, me dijo… Que aun tenia a mi hermano para completar sus planes — se giro y miro a Astrid — intente moverme Astrid, juro que intente luchar y buscar a mi hermano y sacarlo de ese lugar, pero no pude hacer nada, estaba lastimado, demasiado, casi al punto de la muerte, esas últimas horas son borrosas, pero lo poco que recuerdo es que me arrastraron por los túneles y me subieron a una de sus naves, hablaban a mi alrededor, tal vez creían que yo ya estaba muerto, al menos lo parecía, entonces me lanzaron a la nieve y me dejaron allí, supongo que esperaban que la nieve me cubriera y que con eso todo lo que Vaughan me había echo se desaparecería, no se cuanto tiempo pase en la nieve, pero el sol estaba ocultándose de nuevo cuando alguien me encontró, me llevaron a un lugar seguro y curaron mis heridas, dure días saliendo y entrando de la inconsciencia, pero cuando finalmente fue consciente de lo que había a mi alrededor, pude ver al hombre que me salvo y a su familia— se quedo en silencio, parecía que volvía a sus recuerdos y que se perdía en ellos — me quede con ellos, al principio no les dije quien era, claro que no confiaban en mi, pero me dejaron quedarme, les dije que los salvajes me habían atacado, sabia que no me creyeron, pero no me dijeron nada, cuando Vaughan comenzó a expandirse decidimos irnos, caminamos por meses, sus hijos pequeños comenzaron a verme como un hermano mayor y yo veía a Caleb en ellos, muchas veces quise volver, volver por él, pero nunca pude, yo tenia algo de ventaja, Vaughan no sabia que yo seguía con vida, finalmente llegamos a los bosques y encontré a mi compañera — miro sus números borrados y Astrid sabia lo que eso significaba — viví con ella por años, nos casamos — se rio, Astrid supo que la historia ya no se la contaba a ella — vivimos juntos y entonces ella se embarazó, era todo lo que queríamos, una familia, fue entonces cuando yo le conté mi pasado, no había tenido el valor para decírselo antes, pero ella lo acepto, así era ella, nunca te juzgaba por tu pasada, ella miraba tus acciones presentes, no las pasadas, creía que tendría una larga vida con ella, pero entonces nos atacaron — Astrid lo miro, sus ojos estaban llenos de lagrimas y sus manos temblaban — bombardearon una parte de nuestro refugio, muchos murieron, ella también y nuestro hijo — susurro — los perdí a ambos en un segundo, sentí el dolor de ella en mi pecho y el ardor de mi muñeca me dijo que ya no podía hacer nada, cuando corrí a buscarla me di cuenta de quien había lanzado las bombas que acabaron con mi familia y con mi hogar, habían pasado años pero aun así sabia reconocerlo, pude ver a Caleb a solo metros de mi, ya no era un niño, ahora era un arma — Astrid sintió lagrimas en sus ojos — ese hombre ya no era mi hermano, durante años Vaughan lo había entrenado y moldeado a su gusto, ese hombre era el Rastreador de Vaughan, era un arma.

Compañeros. Un Ultimo Intento. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora