from the start

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Oh, the burning pain

Listening to you harp on 'bout some new soulmate

"She's so perfect", blah, blah, blah

Oh, how I wish you'll wake up one day

Run to me, confess your love.

From The Start -Laufey

Me sentía incómodo en esa habitación. Y no solo porque no era mi casa, sino porque escuchaba murmullos y risas del cuarto continuo que me presentaban con sentimientos encontrados. Quería formar parte de eso, quería tener ese tipo de vínculo con alguien. Por mucho tiempo añoré que pasaría con José incluso. Pero por otra parte no quería interrumpirlos, no quería intervenir en su pequeño paraíso. Sabía que esa noche ellos querrían tenerla para ellos solos y yo estaba estorbando por culpa de mi maldito coche que decidió dejar de funcionar.

Carolina me despertó la mañana siguiente. Tocó la puerta de la habitación al grito de "Joder, ¡cómo te gusta dormir!", seguido de risas y sus excusas de que era una broma. El desayuno ya estaba servido en la mesa y quería invitarme a compartirlo con ellos, cosa que claramente acepté. 

Cuando llegué a la cocina, ambos se encontraban hablando intensamente, sin discutir. Sus ojos se posaron en mí interrumpiendo su charla, y me sonrieron ofreciéndome café.

-Pep, tenemos una proposición para ti.

Mourinho dijo con cierta alegre seriedad tomando la mano de su esposa, y odié a mi mente por el primer pensamiento que ocurrió al oír esas palabras.

-¿Sí? -pregunté tomando un sorbo de mi café.

-Quería organizar un almuerzo aquí mismo con mis amigos de la ciudad -habló Carolina-, ya sabes, para reencontrarnos y que conozcan a este enojón -miró a José, quien no estaba contento por este comentario-. ¿Te gustaría venir? Nos meteremos en la piscina.

-Di que sí, hombre -agregó Mou-. No conozco a nadie de sus amigos, quiero ver una cara conocida.

-¡El punto es que los conozcas! -le regañó Caro- Pero igual nos gustaría que estés allí, Pep. Si tienes alguna chica que quieras invitar, hazlo -me guiñó el ojo.

-Este... no, no sería el caso -reí incómodo- Pero vendré, suena divertido.

Después del desayuno llamé a una grúa para que recogiera mi coche y tomé un bus hasta mi casa. Me estaba replanteando si asistir o no a su fiesta de piscina. Sabía que no me desenvolvía bien en ese tipo de eventos y que mis sentimientos hacia José eran confusos, sabía que era mejor quedarme en mi casa. Pero una vez más, el sentimiento de perderme la vida, de perderme de diversión de verano con amigos superó a todo lo demás y fui.

Era un día muy caluroso. No había ni una nube en el cielo y el sol brillaba más que nunca. Antes de salir de mi casa me apliqué protector solar, principalmente porque no quería que me vieran ponerme en la calva. Con mi traje de baño, una playera y ojotas me presenté en su casa. Mourinho abrió la puerta y suspiró aliviado al verme.

-Ya era hora de que llegaras -susurró-. No conozco a nadie aquí, y sospecho que no les agrada que sea entrenador del Madrid.

-Buen día para ti también -respondí sarcástico-. Y yo te avisé, hombre, que en Barcelona no eres exactamente un ciudadano ilustre.

-Ayúdame -dijo amenazador.

-Vale, vale, no te enfades -entré a la casa.

Al llegar a la sala vi a Carolina junto con varios de sus amigos, tal como me dijo José. Al verme, sus caras se llenaron de sorpresa. Debía haberlo previsto, una casa llena de catalanes me reconocería sin lugar a duda. Se amontonaron encima mío para saludarme, pedirme autógrafos, y en algunos casos fotografías. Me cuesta admitir que nunca supe manejar a multitudes de fans.

rosas con espinas [guardiola x mourinho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora