Regresaba a casa decepcionando con los sentimientos encontrados en su pecho, en verdad deseaba la alcaldía, no solo por el simple hecho de poder, si no por la sensación de poder ayudar sin perjudicar a los demás héroes por la falta de fuerza en las misiones.
Pero Luzu...
Adoraba a Luzu era eso mas que obvio, habían pasado mucho tiempo juntos en misiones y aventuras, aparte el chico castaño era alguien al que había podido leer de a poco, se enamoro de ese Luzu simpático e inteligente alguien que era una mano amiga para poder ayudarlo.
No a la persona que había visto en la tarde, quería creer que solo era preocupación de su parte, pero ¿el no podría entender que ya no era un niño? Se sentía destrozado. El embarazo era una bomba horrible de sentimientos cambiantes y demás cosas, aparte se le antojaba un pan tostado con lechera y el no poder tenerlo en ese momento le hacia llorar.
Y si estaba llorando como un tonto mientras subía las escaleras a su casa, deseaba ese pan y aparte quería hacer un nido y dejar de lado las malas sensaciones.
Quería el pan.
Bajo la palanca de la puerta después de haber colocado el código de acceso, se adentro a su casa viendo la luz prendida, ignorando aquel hecho e ir directo a su habitación, deseaba el maldito pan pero primero una ducha y su pijama.
...
Sentían sus corazones infartados al ver como el pelinegro se visualizaba en la puerta principal.
Se veía hermoso con aquel traje de color lila, pensaban que los iban a atrapar pero el chico solo dio vuelta a las escaleras saltando la reja que protegía estas, perdiéndose escaleras arriba.
Wilbur miro a los demás que estaban hechos bola, negándose al momento de hablar con el pelinegro de alas.
Era un golpe de realidad muy grande, ya estaban con el.
El sonido de la ducha les saco de sus pensamientos a todos.
— Sigue siendo estúpidamente descuidado.
Susurro el de mascara, el de cuernos asintió volviendo a sentarse en uno de los sofás individuales.
— Hay cosas que nunca cambian, como su descuido y esos feos trapos que están en la cocina — apunto a la barra de desayuno que quedaba a la vista, donde varios manteles bordados estaban colocados de forma descuidada, como si los fueran a guardar y ahí se quedaron.
El carnero mas pequeño, solo supo suspirar.
Los pasos sonaron escaleras abajo y ahora si todos estaban preparados para enfrentar el pato.
Vieron como los paso de largo, yendo directo a la cocina, abriendo el refrigerador de paso, sacando pan y un frasco de algo que en verdad no podían ver bien.
Estaban petrificados y ofendidos. ¿Porque no se daba cuenta que estaban ahí?
Veían con desdicha como el pato devoraba aquel pan dulce, se sentían celosos por un maldito pan.
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¿Alguna vez te han traicionado?
Fiksi Penggemar¿Como seria ser el gris o el cafe de la historia donde no hiciste ni la mitad de cosas buenas pero tampoco completaste las malas? Simplemente un joven de vida destrozada que busca de sus errores y se reanima a seguir en el nuevo lugar que la vida lo...