Polos Opuestos [Eddie Munson] ↔️ Completa

Capítulo 12

[Tn Carver]

Deje a los chicos en una mesa de beerpong, ya que Kath me llamo para presentarme a unos amigos de sus universidades e invitarme a otra fiesta ya que ellos se irían en pocos minutos. Tenía ganas, pero no podía dejarlos aquí, así que tuve que rechazar su invitación.

En cuanto me uní a ellos, note que Eddie no estaba ahí, le busque con la mirada, pero no le encontré; fue Dustin quien me dijo que Munson había salido a tomar un poco de aire y no tarde en encontrar una excusa para ir tras él. Eddie me atraía a él, como magnetos y no sabía el por qué. Odiaba sentirme así, ni con Hargrove me había pasado

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—Me dijeron que estarías aquí, ¿Tan rápido te aburriste? —exclamé al verlo sentado en el sofá cercano a la piscina de Kath. Me senté a su lado

—Me aburrí desde el minuto dos— respondió, esbozando una sonrisa ladina

—Eso es verdad, aunque me sorprende que aún estés aquí, por un momento pensé que te habías ido. ¿Qué te hizo cambiar de opinión y quedarte? — cuestioné jugueteando con mis manos

—Simple, porque fuiste a la campaña de esta noche, así que te debía una, Barbie — ladeo la cabeza para mirarme

—En ese caso, ya no me debes nada

Nos quedamos en silencio por unos minutos, mirándonos fijamente y pude sentir como mis mejillas comenzaban a hervir y, sobre todo, noté que Eddie poseía unos ojos preciosos

—¿Por qué fuiste al club? — cuestionó Eddie sin dejar de mirarme

—Emm, no lo sé. Creo que por curiosidad— respondí acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja

—¿Te dio curiosidad un juego de niños?

—Así es, cuando Dustin y Mike me hablaron del juego, fue como si describieran el mundo de Tolkien— Eddie abrió los ojos como platos, como si le hubiese hablado en japonés o algún otro idioma. —¿Qué?

—No puedo creer que tú, estés hablando de Tolkien— me miraba con asombro —Enserio, ¿Has leído algo de él?

El cómo preguntó, me ofendió un poco. Si, tal vez tenía la apariencia de una niña mimada y lo era de cierta manera, pero no era tonta.

—Si, los leí hace tiempo, fue un regalo de mi abuelo. ¿Por qué esa expresión?

—No pareces alguien que le guste leer, la verdad — confesó

Estaba en lo cierto, Munson creí que era una ignorante, abrí la boca con sorpresa, tratando de no poner los ojos en blanco. Si tan solo supiera que tuve que comprar un libro para su grandiosa campaña de esta noche, se cae de espaldas.

—Aprendí a leer desde los 5 años. Soy más de novelas románticas, pero la saga del señor de los anillos, no está mal. Fantasiosa, pero entretenida— dije con una sonrisa de suficiencia —me gustó, de hecho y he de confesar que me enamore de un elfo, Legolas.

—Legolas es muy de tu estilo, eso no me sorprende— respondió entre risas —Te confieso que esto que me acabas de decir, no lo esperaba

Eddie y yo continuamos hablando, debatiendo sobre el libro. Él me observaba con sorpresa cada que mencionaba algo sobre la comarca o algún personaje del libro.

La platica se tornó diferente, comenzamos a debatir sobre música, decía que lo escuchaba era basura y yo no dejaba de decirle que la suya era como melodías invocadoras de demonios. Posteriormente, hablamos de la escuela y cuando me di cuenta, ya le había contado lo que le hice a Jason. Eddie soltó una carcajada, no podía creerlo

—Todo lo dices en tono de sorpresa— exclamé

—Es difícil de creer— dijo entre risas —Jamás pensaría que tú, su hermana y melliza, arruinarías su gran partido

—Si hace algo para molestarme, paga las consecuencias. Así ha sido siempre — dije, encogiéndome de hombros

—Tn Carver, eres el diablo

— No lo creo, yo tengo más estilo— dije en tono bromista y ambos reímos

—Como me hubiese estado ahí y ver su cara— Eddie no paraba de reír, incluso hasta se tocaba el estómago

Aún no entendí porque mi hermano odiaba a Eddie y viceversa y aunque deseaba pregúntale, decidí callar. Algo me decía que, si lo cuestionaba, la cordialidad entre ambos se acabaría.

—Yo no, ya me cansé de ver su tonto rostro a diario

—En definitiva, eres el diablo

—Se lo merecía, alguien debía bajarlo de su nube y que mejor que su melliza

—Increíble, sí que estas molesta

—Mucho, como no tienes una idea

—Me dijiste que tuviste que utilizar a su amigo para llevar a cabo tu plan, ¿Vas a salir con él? — Eddie me miraba de una manera difícil de descifrar

—Iughhh no, ¿por qué lo preguntas?

—Solo me dio curiosidad

—Ok..

No creía que solo le diera curiosa, pero lo deje pasar y otra vez, hubo silencio

—Debo confesar que eres muy diferente a lo que pensaba— dijo Eddie, titubeando un poco

—Debo admitir que tú tampoco eres lo que pensé, es la primera vez mantenemos una charla normal, sin tus comentarios sarcásticos y tu humor negro

—Oye, eso es cierto, Barbie malvada

—Ya te habías tardado, Munson

Eddie siempre solía llamarme Barbie, agregándole algún extra dependiendo de la situación, pero la más usual era "Barbie porrista"

—Para que no te acostumbres— dijo Eddie con una sonrisa

Otra vez, hubo silencio. No era de esos silencios incómodos, al contrario, había una energía cósmica entre nosotros. Poco a poco nos íbamos acercando hasta que nuestros rostros quedaron a escasos centímetros. Nuestros ojos nos delataban, ya que mirábamos nuestros labios. Está a nada de besar a Eddie Munson y no tenía la intención de alejarme...

Las risas de personas acercándose, nos hizo volver a la realidad, tanto Eddie como yo, nos hicimos para atrás con brusquedad.

Eddie pasaba si mano por su larga cabellera, sin dejar de mirarme

—Ehhh, creo que debemos irnos, los chicos deben preguntarse en donde estamos —Eddie titubeó

—Mmm, sí. Ya demoramos mucho— dije con nerviosismo, moviendo mis manos

Eddie se puso de pie, me extendió la mano para ayudar a levantarme y la tome. Al hacerlo, una corriente de electricidad recorrido todo mi cuerpo.

—Oye Barbie, ¿cómo te irás a casa?

—No lo sé, llegué taxi ya que, según mis padres, estoy en cama porque me sentía mal— respondí, encogiéndome de hombros. Tanto Eddie como yo, manteníamos la cercanía de nuestras manos

—Puedo llevarte si quieres

—claro que si

—Bien, espero no te moleste ir con los chicos, yo los traje

—No, para nada— mentí. No porque me cayeran mal, sino que deseaba pasar más tiempo con Eddie. ¿Qué rayos me estaba pasando?

—Vámonos— ordenó Eddie, soltando mi mano, aunque cuando lo hizo, dudo un poco o tal vez solo fue mi imaginación.